Hay una confabulación secreta en contra nuestra en plena ejecución. Frente a la pregunta de quiénes somos nosotros -una duda legítima-, la respuesta es: los ciudadanos. ¿Quiénes son los perpetradores de tamaña operación? Nada menos que los principales candidatos presidenciales. Esta vez no es un tema de derechas e izquierdas, en esta trastada andan todos juntos: Kaiser, JAK, Evelyn y Jara, y el resto también andaría si tuviesen votos. No necesitan juntarse secretamente a nuestras espaldas para organizar su plan malévolo pues les sale natural. Como los grandes equipos, en este aspecto, juegan de memoria.
Si se trata de reducir el déficit público, todos los villanos quieren hacerlo excepto Jara, no hay ningún problema para ejecutarlo. Cortamos empleados públicos que sobran -operadores políticos, asesoras de géneros, asesores de imagen de la imagen-, reducimos licencias truchas, arreglamos la evasión del Transantiago y quedamos listeilor. Es grasa, o son parásitos, o programas largamente mal evaluados, dígalo como quiera, total es papa. Incluso podemos bajar la tasa corporativa de impuestos en forma importante y con estos ahorros y crecimiento más que compensamos. De tener que eliminar programas sociales valorados por las personas o al menos reducirlos no hay ni que hablar, total no hay de qué preocuparse: esto es sin dolor.
¿Le preocupa a usted la violencia y el narcotráfico? Claro, a todos nos preocupa, pero mire la suerte que tenemos: nuestros candidatos tienen la solución. Vamos a poner un cóctel de mucha voluntad, drones, tecnología biométrica y unos planes con nombres bombásticos y todo arreglado. No hay más impuestos que pagar, no hay libertades que perder, no hay inocentes que pagarán cuentas ajenas, esto se trata de pura gestión. Le ponemos ganas y mano firme -después tendremos que averiguar de qué se trata esto- y ya los delincuentes no chocarán drogados en su frenético escape causando dolorosas muertes. No hay costos que pagar, ahora se hace mal y mañana se hará bien. Esos nos dicen nuestros candidatos, sin dolor de por medio volveremos al Chile taza de leche que conocimos.
Muchos chilenos viven más que apretados y llegan con dificultad a fin de mes. Pero tenemos la fortuna de tener elecciones en un mes, por lo que de marzo en adelante podremos subir los sueldos por decreto. Un poco de paciencia, y buena parte de los problemas económicos quedarán resueltos. Puede que haya cuestionamientos técnicos al respecto -qué lata los técnicos, por diosito santo-, pero la solución la tenemos a la mano, es cosa de ponerle un adjetivo: ético. ¿Quién puede estar en contra de un jugoso sueldo si es ético además? El aumento de la informalidad, el desempleo de los vulnerables, la quiebra de las pymes, puras patrañas de aquellos que nos atemorizan con el dolor. Aquí se trata, como en el resto de las cosas, de voluntad y decisión.
En esto andan los candidatos y candidatas, se reparten las áreas y maquinan para contarnos cuentos de hadas, muy probablemente sin mala intención, pero con efectos nefastos en la población que termina creyendo pues necesita creer. La desilusión está a la vuelta de la esquina. En este Chile lleno de problemas serios si hay una sola certeza es que de ésta se puede salir, pero no se sale sin dolor.