Atún, pádel y el primer vino de Rapa Nui: La vida de Matías Platovsky
El nieto de Milan Platovsky e hijo de Daniel Platovsky lleva casi dos décadas radicado en la isla. Un día decidió seguir su propio camino, renunció a Mellafe y Salas y tras ser guía de turismo e instructor de buceo, armó su vida con una isleña y emprendió diversos negocios, como una tienda de ropa outdoor y una distribuidora horeca. ¿Uno de los últimos? “Estamos haciendo el primer vino de la Isla de Pascua: Manutahi”, revela.
Por: Azucena González desde Rapa Nui
Publicado: Sábado 1 de junio de 2024 a las 21:00 hrs.

“Estamos haciendo el primer vino de la Isla de Pascua: Manutahi”, revela Matías Platovsky. Claro que para llegar a esta iniciativa, tuvo que pasar un camino de negocios, algunos fallidos y otros que aún perduran.
El computador, el Excel, “no es lo que estoy buscando, renuncio”
El abuelo fue, a su vez, el ya fallecido Milan Platovsky, nacido en Praga y quien fue uno de los dos sobrevivientes de su familia en el Holocausto, tras haber pasado tres años y medio en campos de concentración, lo que tiempo después lo inspiró a escribir su autobiografía Sobrevivir; Memorias de un resiliente, lanzada en 1997.
“A él le gustó mucho, se hizo amigo de gente local, y en los veranos empezamos a venir. Vinimos la primera vez una semana, la segunda vez dos semanas, y después un mes. De mis cinco hermanos, yo fui al que más le gustó. Cada vez que mi papá nos invitaba, yo venía”, cuenta.
“Me quedé como vacío”, cuenta. A continuación, partió a trabajar con su padre, en Mellafe y Salas, en la época en que esta compañía aún representaba e importaba varias marcas de televisores y lavadoras, como Panasonic o LG, para ayudarlo con un proyecto relacionado con las impresoras de la marca Sharp.
También habló con su padre, quien tras preguntarle si estaba seguro de la decisión, aceptó la renuncia, pero le dijo que tras pagarle el finiquito, ahora tendría que velar por sí mismo en asuntos de dinero. “De aquí en adelante no me pidas ningún peso”, le dijo.
Tras varias entrevistas, en tres meses Platovsky estaba trabajando como guía. Allí conoció a un inglés, quien luego se iba de viaje a Rapa Nui, por lo que Platovsky le aconsejó que buscara a Uri Avaka como su guía turística. Y en una época aún sin las comunicaciones fluidas de los smartphone o WhatsApp, por medio de los turistas Platovsky y Avaka retomaron contacto, vía correo.
La isla, los atunes, la deuda, el pádel
Pero el destino diría otra cosa: “Me vine a la isla y no me fui nunca más”, cuenta.
Y tras un mes de estadía, buscó trabajo para mantenerse por más tiempo, en una época -2007- en que no había las restricciones que hoy existen para viajar a Rapa Nui, que obligan a dar fecha de regreso al continente. Trabajó de garzón y luego como instructor de buceo en el centro de Mike Rapu. Y luego de eso, vendría un primer emprendimiento en isla, con la señora de José Tuki, Sara Roe: exportación de atún de Isla de Pascua.
Tanto, que planearon ampliarse hacia una sala de proceso propia, postularon a un capital semilla de Corfo, ganaron unos $ 50 millones y empezaron a construir el complejo, incluso comprando modernas máquinas para congelar la carne.
“Íbamos como avión y de repente desaparece el atún, por dos años”, relata. Este fue un hecho marcado por la llegada de los barcos pesqueros de factorías extranjeras. “El atún no entraba, el proyecto quebró, teníamos que pagar las deudas al banco y empecé a vender las máquinas para poder pagar”, cuenta.
“Vi que había una oportunidad, y como teníamos la construcción de lo que había hecho para la procesadora de atún, partí”, dice. El negocio lo hizo con un ex Mellafe y Salas, Roberto Sepúlveda, y la compañía la bautizaron Rarama, que aún existe.
“Es la principal distribuidora de horeca de Isla de Pascua. Partimos muy chiquititos, trayendo vinos premium para los restaurantes, y en muy corto plazo fuimos dándonos cuenta de que necesitaban de todo, desde aseo industrial, carnes, lácteos, todo lo que te puedas imaginar. Fuimos transformándonos en una empresa de logística”, cuenta, pues se ampliaron también a abastecer a los minimarket y a todos los que no importan directo y no tienen capacidad de negociación con el continente, abasteciendo por barco y vía aérea. Para la pandemia, incluso abrieron dos locales propios, Rarama Express.
Primer vino, Manutahi

Y agrega: “Para la próxima cosecha nos estamos preparando muy bien, ya sea que haya sequía o acceso al agua, y van a venir los técnicos más seguido. Es un proyecto al que se le ha metido mucho esfuerzo, mucho cariño, mucho trabajo y recursos. Es a largo plazo y todos los que estamos ahí lo sabemos. Es un proyecto que tiene mucho de sueño y magia. Es un proyecto comercial, va hacia allá, va a perseverar, no tiene cómo no perseverar”, dice.
El vino, de nombre Manutahi, proviene de la zona Pu o Hiro. Abajo en la misma viña están José Tuki, Sara Roe, José Mingo, Matías Platovsky, Uri Avaka Teao, Iana Platovsky Avaka y Mila Platovsky Avaka.
Hoy los cinco hijos de Daniel Platovsky están dedicados a diversas actividades. El mayor, Tomás Platovsky, es gerente en Falabella; Caterina vive en Colombia, pues está casada con un ejecutivo de CMPC que trabaja en ese país. Después viene Matías; luego Nicolás, un actor que vive en Londres; y luego Daniel, el menor, quien es el gerente general de Plusmedical, el negocio en el que participa la familia y cuyo giro es la comercialización de equipos, insumos y soporte técnico para el área de la salud. El padre, Daniel Platovsky Turek, es director de la firma.

- ¿Cómo ha sido vivir en la isla?
- La isla ha sido increíble. Me gustó del primer día que vine, cuando tenía 15 años, en 1998. Me mostró un mundo distinto, una isla donde no existen las clases sociales. Mis niños van al mismo colegio al que van los hijos de los reponedores de mis locales. Eso es increíble. Todos jugamos en la misma cancha. Hay gente a la que le va mejor y que tiene más plata que otra, pero todos convivimos en los mismos ambientes. No existen los barrios. Acá no hay barrio alto. Eso hace que uno pueda vivir de una forma más integrada y tranquila, y no me gustaría que cambie.
Una de las razones que me llamó a quedarme es lo simple que es la vida, se valora a las personas por lo que son y no por lo que tienen. No hay colegios privados, y ojalá que no esté la necesidad y que, al revés, se mejoren los colegios que hay. Mis hijos van al liceo, que necesita mucho apoyo, el liceo Lorenzo Baeza Vega, que es hasta sexto básico, y luego se cambian a la Aldea Educativa, donde parte el técnico.
- ¿Cuáles son las falencias?
- En el liceo no hay sala de computación. No tienen ningún curso con un computador. A mi hija la primera vez que le pidieron hacer una tarea en computador fue en sexto básico, y en el computador de la casa. Entonces si me preguntas cuál es el desafío, es la educación. Y es complicado porque cuando el colegio es público no se pueden hacer aportes. A Guillermo Luksic le gustaba mucho venir para acá, y una vez trató de hacer un aporte al liceo y no lo dejaron, tuvo que hacerlo al católico, que es una fundación. Hizo un gimnasio, pero no pudo ser en el liceo. Y el liceo necesita mucho apoyo.
- ¿Se ha planteado volver al continente?
- No tengo idea qué puede pasar. Si tengo que volver al continente, vuelvo. Vengo de un ejemplo de Milan Platosvksy, que es la resiliencia máxima. Siento que tengo la capacidad. Mi primer negocio que hacía, el atún, quebró y tuve que partir de nuevo. No le tengo susto a volver si es necesario. Pero no tengo ninguna intención de volver al continente. Tendría que ser por una razón muy especial, como la educación de mis hijas.
Pero hoy está mi familia, no sólo mis hijos, sino la familia de mi señora, todos isleños, y la familia que tengo con José Tuki. Él y Sara Roe me adoptaron como un hijo más cuando partí viviendo acá. Y estoy siempre en contacto con mi familia y trato de que mis hijas vayan por lo menos dos veces al año a ver a sus primos y tíos.
- ¿Qué otro desafío ve en la isla?
- Hoy día se necesita capacitar y dar oportunidad a los jóvenes locales sin que tengan que salir de la isla, porque no todos tienen la oportunidad de hacerlo. Y para el rapa nui es difícil enfrentarse a una cultura totalmente distinta solo. Hay carretes, hay gente que no los entiende, no son las mismas conversaciones, es difícil sobrevivir allá (en el continente).
Entonces, un desafío en el corto plazo importante es capacitar técnicamente a los jóvenes, más allá de lo que hace el liceo, que hace una capacitación súper básica de turismo y agricultura. Se necesitan recepcionistas, mucamas, choferes de distinto tipo de maquinaria, cajeros, y que hablen idiomas. Hoy hay un desafío porque está súper restringido traer gente de fuera, y se necesita gente de adentro preparada.
- ¿Acá no hay alternativas para seguir estudiando post cuarto medio?
- Nada, no existe.
- ¿Son muchos los que se van al continente?
- Lo hacen los que pueden, pero llegan allá y se encuentran con algo muy distinto. Y si no tienen una red de apoyo, es muy difícil que se mantengan los cinco años de estudio. Muchos vuelven, no terminan. Sería mucho más eficiente si un instituto técnico pudiera estar acá. Por ejemplo, necesitamos electricistas. Toda la vida hemos tenido problemas con las maquinarias de frío. Y hay una persona en toda la isla que arregla máquina de frío, y nunca tiene tiempo. Si hubieran técnicos locales, podrían armar empresas que le dieran servicios a los hoteles, restaurantes, comercios.
- ¿Qué pasa con el idioma?
- Es súper importante que se mantenga el idioma rapa nui. Nuestros hijos hablan rapa nui, y queremos hacer todo lo posible para que nuestros nietos también lo hablen.

Te recomendamos
ARTICULOS RELACIONADOS
LO MÁS LEÍDO
Newsletters

Tasa de desempleo se ubica en 8,9% a junio y personas con educación superior empujan al alza el indicador
En 12 meses, la tasa de desocupación registró una variación de 0,6 puntos porcentuales (pp.), debido al alza de la fuerza de trabajo (0,6%) y la nula variación de las personas ocupadas, informó el INE.

Alaya crea spin off de soluciones basadas en IA con foco en Ley de Protección de Datos
Según el CEO Luis Sepúlveda, muchas compañías están recurriendo únicamente a abogados para enfrentar la regulación, sin incorporar aún la capa tecnológica necesaria para cumplir en su totalidad con la regulación que entra en vigencia en 2026.