Elisa Loncon, doctora en lingüística y profesora de inglés de origen mapuche, presidió la Convención Constitucional. Llegó allí a través de los escaños reservados para representantes de pueblos indígenas, en mayo de 2021. Durante el año que duró la redacción de aquel primer borrador, siempre defendió sus tradiciones originarias: vistió su característico traje negro con joyas de plata orginarias; y en el texto abogó por un Estado “plurinacional e intercultural”.
Cuatro años después, desde su oficina en el Departamento de Educación de la Universidad de Santiago, donde hace clases desde mediados de los ‘90, Loncon reflexiona sobre el día en el que la propuesta constitucional fue rechazada.
“El resultado fue sorpresivo para nosotros”, admite. “No tuvimos tiempo de pensar que el Rechazo fuera una posibilidad real aunque sí existieran indicadores: las encuestas, los bots y la desinformación que circuló. Estaba todo configurado para que se rechazara, pero quienes estuvimos en el proceso no tuvimos tiempo ni de descanso ni para reflexionar sobre lo que estaba pasando”, dice.
- ¿Qué considera que se podría haber hecho mejor dentro de la Convención, para que no recibiera ese rechazo de 62%?
- Nosotros hicimos todo lo que pudimos. Abordamos todo lo que pudimos. Trabajamos como nunca. Y nos encontramos con obstáculos que no pudimos abordar por falta de tiempo, por falta de capacidad, en el sentido de que no dimos abasto para cubrir el trabajo de terreno y para darle atención a las encuestas. No teníamos ese oído que nos dijera: “Ojo con esto”. Porque si el movimiento político social hubiera estado más organizado, hubiéramos tenido expertos analizando y reorientándonos a nosotros. Eso faltó. Y también a nivel de las cuestiones políticas, porque estábamos solos ahí adentro haciendo lo que estaba a nuestro alcance. Entonces faltaron oídos técnicos y comunicacionales que pudieran orientar nuestro discurso, el lenguaje con precisión y educar a las personas en torno a lo que implicaba esta nueva Constitución.
El día de los resultados, prosigue Loncon, fue triste. “Pero me superé al llanto. En mi historia he tenido muchas tristezas (...). Nosotros -los pueblos indígenas- nunca la hemos tenido fácil. Yo misma estudié en una comunidad en la que tuve mucho rechazo, desde lo cultural, lo lingüístico y mi condición de pobre, entonces siempre tuve esos muros que tuve que romper”, asegura. “El proceso Constitucional fue una batalla que perdimos, pero yo tenía que seguir adelante: tenía una familia y un pueblo que me estaba mirando”.
“Todas esas mentiras tienen que ver con el racismo”
Entre julio de 2022 y julio de 2023 -en el contexto de un año sabático en la Usach- Elisa Loncon cuenta que cumplió una extensa agenda internacional y académica, en que visitó 12 países. Ese año, cuenta, escribió diversos artículos y tres libros. Ahora, adelanta, a los tres cursos que dicta este semestre suma el trabajo en dos libros más sobre la lengua y el conocimiento de la filosofía mapuche.
Su trabajo durante su año sabático -que coincidió temporalmente con dos meses de campaña por el Apruebo- fue cuestionado y a mediados de 2024 llegó hasta la Corte de Apelaciones de Santiago, que pidió a la Usach los antecedentes que validaran la entrega del permiso. Sobre dichas dudas, Loncon reflexiona: “Todas esas mentiras que se instalaron tienen que ver con el racismo. A nadie en la historia de académicas de las universidades chilenas le han instalado una campaña en contra de sus logros académicos o por irse de año sabático y a mí me la instalaron por ser Loncon Antileo. Es el mejor ejemplo del racismo académico”.
Yo soy respetuosa de la institucionalidad, y mantengo mi crítica al Senado en cuanto a representar intereses de un sector de la elite política donde los sectores marginados y postergados no llegamos
Cuando se refiere a logros académicos, Loncon alude a las dudas que circularon en redes sociales sobre la veracidad de sus títulos obtenidos -varios de ellos enmarcados en su oficina-, como un magíster en Lingüística en México; un postítulo en La Haya y Canadá; un PhD en Humanidades en Holanda; y un doctorado en Literatura en la PUC. “Yo he sido académica y para llegar acá hay que tener los grados y la formación… y eso todo el mundo lo sabe. Aquí no hay mentiras”.
A tres años del término del proceso, Loncon asegura que aún recibe comentarios negativos -de bots, cree- en redes sociales sobre su participación en la Convención. Sin embargo, dice que los elimina. “Dentro del mundo mapuche existe la visión de que la energía que te enferma existe y hay que sacarla”, reflexiona.
- A propósito, ¿cuál fue la reacción del mundo mapuche por el rechazo de la propuesta constitucional? ¿nunca le pasaron alguna cuenta?
- Muy dura tu pregunta (...). Soy un referente en mi pueblo, siempre he tenido mucha admiración, he servido como un sujeto donde se mira mucha gente.
La candidatura al Senado
Actualmente Loncon ejerce como miembro de la Consejería Universitaria en la Usach. “La gente todavía me ve como alguien que puede movilizar y responder con seriedad a los desafíos que requiere este país”, dice. Además, sigue asistiendo como invitada a espacios de conversación en Chile y el extranjero. “Me transformé en una persona muy demandada y yo no he dicho ‘no’. Siempre he sido alguien que comunica lo que hace y lo que estudia”, afirma.
Esta semana anunció su candidatura al Senado por la Araucanía con un cupo independiente en el Partido Comunista.
- En redes sociales se ha comentado que durante el proceso constitucional estuvo a favor de eliminar al Senado y, sin embargo, hoy es candidata…
- Son dos contextos distintos. Anteriormente yo fui la presidenta de la Convención Constitucional y ahí representé intereses colectivos. En ese espacio de debate acordamos la eliminación del Senado desde una mirada crítica de lo que es ese espacio de poder político, y esto se sustentó con expertos. Yo soy respetuosa de la institucionalidad, y mantengo mi crítica al Senado en cuanto a representar intereses de un sector de la elite política donde los sectores marginados y postergados no llegamos. Entonces no veo ninguna contradicción en presentarme ahora como candidata al Senado por la Región de La Araucanía, porque se necesita cambiar y es necesario que allí estén los pueblos y las mujeres. Para mí es la continuación de una lucha para democratizar este país y convocar a la representación amplia de los sectores que lo integramos.