El último partner creativo

Caballo de feria fue la última obra que Héctor Noguera llevó a las tablas. La presentó en mayo y junio pasados en el Teatro Camino, su espacio cultural en Peñalolén. No lo hizo solo: compartió su escritura, la dirección y la actuación con el actor Ignacio Massa (35). Se habían conocido años atrás y, a esas alturas -pese a la diferencia de edad-, ya se consideraban amigos cercanos.
Cuenta Massa: “Yo soy del sur, de Los Ángeles. Y un verano, en cuarto medio, vine a hacer un taller en Teatro Camino. Después, hice un preuniversitario teatral que allí daban. A Tito lo veía, pero yo tenía contacto más frecuente con otros profesores. Cuando terminé Actuación en la Universidad de Chile, desde Teatro Camino me ofrecieron hacer clases y acepté”. 
Fue ahí cuando la relación con Noguera empezó a estrecharse: lo comenzó a acompañar como asistente en los talleres que él dictaba, que pasaron a ser online durante el Covid 19. “Empezó primero una amistad en el plano creativo, pero en pandemia nos acercamos mucho en lo personal. Ahí se nos ocurrió escribir una obra juntos, Hola papá, ¿cómo estás?, que al final fue una trilogía por Zoom. Una cuarta obra, Hola papá, ¡sorpresa!, ya la hicimos presencial en Teatro Camino”.
El paso siguiente fue Caballo de feria, que nació a partir de un unipersonal que Noguera hacía con pasajes del Quijote de la Mancha. Le propuso a Massa que desde ahí escribieran juntos una obra que hablara de la convivencia intergeneracional, del ejercicio creativo, del poder de la ficción. Partieron en octubre del año pasado. Por Zoom, ya que Massa se había ido a vivir al Valle del Elqui. 
“Nos conectábamos todos los días, por tres o cuatro horas. Además, hablábamos largo por teléfono. Fue harto trabajo, pero sin apuros. Tito me decía: ‘Ignacio, no vamos a terminar nunca’. Cambiamos la obra un montón de veces, actualizábamos las escenas. Él siempre fue muy generoso, daba espacio para escuchar. Eran reuniones entretenidas, nos reíamos mucho”.
Cuando la obra estuvo lista, Massa se vino un mes y medio a Santiago para afinar la dirección mutua y los ensayos. En su auto pasaba todos los días a buscar a Noguera a su casa en La Reina y se iban juntos al Teatro Camino. Lo pasaba a dejar de vuelta en las tardes. Recuerda que siempre le pedía que prendiera la calefacción y que conversaban largo. Estrenaron el 23 de mayo.
Massa dice que en ese tiempo a Noguera lo cuidaban mucho: que los ensayos no se extendieran, que tuviera tiempo de descansar. “Él a veces se enojaba con tanta sobreprotección”, dice Massa. Pero Noguera en ese tiempo jamás le dijo a su joven partner que tenía cáncer. “Igual yo lo veía delgado, frágil, más cansado, un poco mañosito”, agrega. 
Sólo lo supo en agosto, cuando debieron suspender la segunda temporada de la obra para septiembre y octubre. Hablaron por teléfono. “Fue la primera vez que Tito me dijo que estaba enfermo. Le dije que no importaba que no hubiera más funciones, que la próxima función era él, que iba a vivir la función más importante de su vida”.

Massa lo llamaba con frecuencia. La última vez fue el miércoles de la semana pasada. “Lo llamé para saludarlo y decirle que estaba en Santiago. Me hubiera gustado ir a verlo, pero ya no recibía visitas. Él ya hablaba muy poco, con monosílabos. Para mí fue un llamado muy difícil, sabía que era la despedida”, cuenta. “Le dije: ‘Tito, estás acompañado, pero cualquier cosa aquí estoy, pensando en ti’”.
Piensa un momento. Y comenta: “Fue tan contradictorio y extraño despedirme de él, saber que ahí estaba la muerte cuando con Tito siempre conversábamos de la vida, de las ilusiones, de la creación, de la magia de vivir. Nos quedaron cosas pendientes, me había pedido que lo llevara a conocer el templo Baha’i, habíamos conversado llevar Caballo de feria al cine…”. 
Massa se consuela pensado en aquellas frases del epitafio del Quijote que cierran esa última obra que escribieron juntos, y qué el debió defender ante un Noguera que dudada si agregarlas o no. Hoy, tras la muerte del amigo, le parece que toman un significado especial: “Yace aquí el hidalgo fuerte que a tal extremo llegó de valiente, que se advierte que la muerte no venció a su vida con su muerte”.
Los recuerdos de un macho cercano
Los actores que interpretaron a los hermanos Mercader, cuyo patriarca, Ángel, fue uno de los roles televisivos más icónicos de Noguera en la recordada teleserie Machos, comparten un grupo de WhatsApp. Ahí se mantienen en contacto y van comentando en que está cada uno, cuenta Felipe Braun. Viene saliendo del funeral de Tito Noguera y está a punto de emprender vuelo al sur de Chile, donde vive hace ya varios años. 
A través de ese grupo se enteraron de su enfermedad y de las decisiones paliativas que tomó y que le permitieron trabajar casi hasta el final y partir sin dolor. La noche del miércoles algunos de los “machos” se reunieron en el bar Estación Tropera de Vitacura para compartir las anécdotas y recuerdos. “Tito es muy importante para nosotros, como un padre, literal”, dice Braun.
 
 
Él y Noguera compartieron directamente en tres producciones memorables: en Machos, como padre e hijo, tenían escenas muy álgidas por el rechazo del patriarca a la homosexualidad de su hijo; en la telenovela Tentación, donde fueron personajes antagonistas; y en el monólogo teatral Novecento con Braun como asistente de dirección. 
“Además fue mi suegro durante harto tiempo (el actor fue pareja de Amparo Noguera) y también muy amigo. Una persona con la que me relacionaba mucho. Cuando dejé de actuar nos dejamos de ver un poco, sin embargo, me invitaba a sus cumpleaños. Vine a su cumpleaños 80. Fui parte de su familia y pasé muchos domingos con él”, dice.
Recuerda a Héctor en dos niveles. “Como profesional era muy amable, lo queríamos mucho. Era muy poco conflictivo. Le preocupaba que la escena estuviera bien hecha, pero jamás criticaba o se metía en el trabajo de otro. Era muy respetuoso. A pesar de que ya había hecho varios trabajos en mi vida, cuando nos tocaban escenas complejas en Machos, estaba lejos de poder enfrentarlas así no más. Tito siempre confió mucho en mí, estuvo muy cerca, me trató de aportar, repasaba el guion conmigo, fue muy cariñoso”.

“Era muy volado y nos acordamos mucho de eso. Es divertido porque en la vida concreta no conectaba mucho, pero en el escenario era absolutamente lúcido. Tenía esa habilidad que tienen algunos genios. Mientras nosotros hacíamos chistes, él siempre tenía en la cabeza una o dos obras de teatro que estaba repasando. Hay miles de historias de lo distraído que era, perdía el auto… Pero hay una anécdota que lo refleja y que cuentan sus hijas, una vez se tomó la pastilla para el distemper que tenía que darle al perro. Yo me mataba de la risa. Sin embargo, en el escenario era de una lucidez impactante, no se le iba nada, estaba pendiente de todo”, rememora el actor. 
Braun cuenta que cuando lo conoció tenía sólo 23 años y le enseñó la importancia de la cultura para un país, “el rol que juegan los actores siendo la voz de todos y cómo la cultura se construye desde las emociones y no desde opiniones políticas. Eso era casi sagrado respetarlo: la cultura como un bien nacional de primera necesidad. Lo transmitía todo el tiempo. Es el gran legado que me dejó. Profesionalmente fue maravilloso pero inalcanzable porque su capacidad de trabajo y de amor, lo demuestran hoy sus hijos, era infinito. Me siento profundamente orgulloso de haber sido parte de su vida y de haberlo gozado”.
Su papel más marcador: El Lear de Parra
 Rey Lear de William Shakespeare. Adaptación de Nicanor Parra. En escena: Hector Noguera. Dirección: Alfredo Castro. Teatro de la Universidad Católica de Chile. Autor de la fotografía: Ramón López. Año: 1992. Fuente: Archivo de la Facultad de Artes UC.
Rey Lear de William Shakespeare. Adaptación de Nicanor Parra. En escena: Hector Noguera. Dirección: Alfredo Castro. Teatro de la Universidad Católica de Chile. Autor de la fotografía: Ramón López. Año: 1992. Fuente: Archivo de la Facultad de Artes UC.
“Para cualquier actor, no sólo para mí, hacer una obra como el Rey Lear, es un acontecimiento que te marca, porque es una obra tremenda, poderosa, de una exigencia actoral muy grande, entonces claramente se transforma en un hito importante de tu vida. Además, es de las obras más famosas de la literatura teatral de todas las épocas: es Shakespeare”, le dijo Héctor Noguera a la periodista María José López, exeditora jefa de DF MAS. 
La conversación tuvo lugar el 14 de noviembre de 2024 a propósito de una tesis académica para el Magíster de Artes Liberales de la UAI sobre Lear, Rey & Mendigo de Nicanor Parra: Traducción creativa, obra teatral y libro de antipoesía. Se trata de un análisis de la obra a partir de diversas voces, una de las cuales es Noguera, quién interpretó al Lear de Parra bajo la dirección de Alfredo Castro y quien anteriormente no se había referido públicamente a este trabajo. 
El elenco lo completaron Gabriela Hernández, Schlomit Baytelman, Claudia Di Girólamo, como Goneril, Regan y Cordelia, las hijas del rey de Gran Bretaña. También actúan Roberto Navarrete, Alberto Vega, Mauricio Pesutic y Ramón Núñez como el bufón.
En mayo de 1992 se estrenó El rey Lear en el Teatro UC. Fue un éxito rotundo, con una audiencia que se acercó a los 40 mil espectadores. Además, marcó un hito por lo que significó el trabajo de traducción de Nicanor Parra para traspasar el inglés de Shakespeare a un libreto escrito en chileno. 
“Interpretar la versión de Parra fue fácil porque Nicanor, de una manera genial, hizo que el Rey Lear de Shakespeare, sin dejar de ser una obra de Shakespeare, pareciera un poema de Parra. Él hizo una fusión genial, Shakespeare se leía como un poema. Y eso fue muy facilitador, porque el lenguaje de Nicanor es el lenguaje chileno”, dijo Héctor Noguera sobre el rol que le permitió personificar a uno de los mayores personajes de la dramaturgia mundial. Un trabajo que quedó inscrito en los anales del teatro chileno y que incluso su hijo Damián mencionó en la misa del funeral como uno de sus papeles más trascendentales.
“Todos los personajes tienen este rasgo, de pronto antipoético, muy chileno, y al mismo tiempo, muy shakespeariano. Nicanor Parra logró esa cosa genial, ¿no? Y creo que lo creó más allá de su propia voluntad, surgió algo muy dentro de él con mucha fuerza”, agregó el actor durante la conversación con la periodista. Destacó además las actuaciones de Alberto Vega como Edgar y de Claudia di Girolamo, como Cordelia, la menor de las hijas que intenta escapar del chantaje emocional de su padre para caer luego en un trágico desenlace. Las escenas finales que comparten Noguera y Di Girolamo resultan sobrecogedoras.
En comparación con Hamlet, otro de los grandes personajes de Shakespeare que Noguera tuvo oportunidad de interpretar durante su nutrida carrera teatral, el actor realizó las siguientes distinciones: “Hamlet es un personaje para mí, más cercano. Lear es un personaje mucho más caótico. Hamlet tiene un objetivo noble, que es hacer justicia en su reino. El rey Lear no tiene ninguna bandera de lucha. El rey Lear es un egoísta enorme. Una persona que está hundida en sí, condenada a la desgracia y a la tragedia por su propia locura, por su forma de ver el mundo. Es un personaje muy duro de hacer porque no existe nobleza en él, existe sólo autotortura, la más deplorable”.
 Rey Lear de William Shakespeare. Adaptación de Nicanor Parra. En escena: Gabriela Hernandez, Claudia Di Girolamo, Hector Noguera, Shlomit Baytelman. Dirección: Alfredo Castro. Teatro de la Universidad Católica de Chile. Autor de la fotografía: Ramón López. Año: 1992. Fuente: Archivo de la Facultad de Artes UC.
Rey Lear de William Shakespeare. Adaptación de Nicanor Parra. En escena: Gabriela Hernandez, Claudia Di Girolamo, Hector Noguera, Shlomit Baytelman. Dirección: Alfredo Castro. Teatro de la Universidad Católica de Chile. Autor de la fotografía: Ramón López. Año: 1992. Fuente: Archivo de la Facultad de Artes UC.