Patricia Arancibia Clavel, historiadora: “Jeannette Jara es simpática, como era la Michelle, pero sinceramente no le creo”
Ha escrito alrededor de 60 libros: biografías de personajes públicos e historias de empresas. Hoy trabaja dos nuevos volúmenes sobre empresarios: Francisco Javier Errázuriz y Javier Vial Castillo. Si mira a Chile, dice que ve a un país deprimido. Quiere que gane Matthei, pero está segura de que se impondrá Kast. Es crítica con la derecha, su sector: “Desde 1810 para adelante no ha cambiado ni un ápice, no ha aprendido nada, no sabe lo que es la unidad”.
Por: Patricio De la Paz
Publicado: Sábado 18 de octubre de 2025 a las 21:00 hrs.

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Una o dos veces al mes, la historiadora Patricia Arancibia Clavel (72) hace cenas en su casa. Lo que más le importa es que los invitados sean personajes variados, que piensen distinto, para enriquecer el debate de esas noches. En la última comida, por ejemplo, estuvieron el académico y exembajador David Gallagher; el economista DC y ex presidente del BancoEstado, Guillermo Larraín; el abogado y artista Gonzalo Sánchez Serrano; James Rider -consejero para asuntos políticos y económicos de la embajada de EEUU- y la gestora cultural Drina Rendic.
En jornadas anteriores, cuenta, se han sentado en su comedor Leonidas Montes, del CEP; Luis Larraín, de Libertad y Desarrollo; el economista Sebastián Edwards; el columnista Cristián Warnken; y hasta el nuevamente candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami. “Me gusta compartir con gente diversa; me da lata, me aburre, conversar sólo con gente que piensa igual que yo”, explica.
Al final de esas comidas conversadas -que quedan inmortalizadas en sus redes sociales-, la anfitriona siempre hace la misma dinámica. Le pide a cada invitado que elija una palabra que lo represente y la diga en voz alta. Dice que se ha sorprendido de las que han surgido: plaza, transparencia, amistad, buhardilla. La suya es siempre la misma: misterio. Cuando están todas las palabras sobre la mesa, la historiadora improvisa un relato que incluye a cada una.
Patricia Arancibia Clavel -doctorada en Historia en la Universidad Complutense de Madrid, reservista del Ejército en grado de teniente- tiene una carrera larga. Fue entrevistadora en radio y televisión de personajes claves en distintas épocas; y sobre todo ha sido una prolífica escritora de libros. Alrededor de 60. Básicamente, son biografías de personajes públicos, historias familiares y de empresas, las que desde hace dos décadas trabaja al alero de una pequeña empresa -junto a un par de investigadores y asistentes- que ella creó con el nombre de Clio: en la mitología griega, así se llama la musa de la Historia. Funciona en el tercer piso de su casa en Ñuñoa.
A su trabajo le dedica, dice, 14 horas diarias. Lejos de cansarse, es allí donde está su motor vital. “La Historia a mí me ayuda a entender lo que es el hoy y lo que puede ser el futuro”, explica, mientras fuma un cigarro tras otro, toma café, come sin apuros un queque de limón.
Por su investigación y escritura han pasado Sergio de Castro, Carlos Cáceres, Pablo Baraona, Carmen Aldunate, Fernando Matthei, Ricardo Núñez, Sergio Onofre Jarpa, Federico Santa María y Mario Góngora, entre otros. Desde hace años, todos los libros que trabaja son por encargo, aunque ella mantiene la libertad de rechazar personajes que no le convencen o que la petición “sea un lavado de imagen, en eso no he cedido nunca”, precisa. Señala que le ha pasado, pero no quiere dar nombres.
"El mundo político y cultural actual no me atrae, lo encuentro plano. Transversalmente. Ningún personaje me atrae, como en su momento lo hizo Sergio de Castro, por ejemplo".
Hoy está trabajando en los libros de dos empresarios, que fueron solicitados por sus respectivas familias: Francisco Javier Errázuriz y Javier Vial Castillo. Estarán listos el próximo año. “Javier Vial Castillo es un personaje fabuloso que ya en la década de los ‘60 se adelanta a su época. Es de los empresarios que tiene alma de riesgo, porque un empresario que no arriesga no es empresario. Ven oportunidades donde los seres comunes y corriente no las vemos. Las toman, fracasan, se vuelven a levantar”.
- ¿Qué personajes públicos le interesan hoy para escribir un libro?
- El mundo político y cultural actual no me atrae, lo encuentro plano. Transversalmente. Ningún personaje me atrae, como en su momento lo hizo Sergio de Castro, por ejemplo. No veo personajes que realmente tengan una base cultural sólida que permita tener una conversación inteligente. Busco y busco y no encuentro.
- Y si mira al pasado, ¿encuentra alguno?
- Me hubiera gustado hacer una verdadera autobiografía de Pinochet, un ejercicio más psicológico, navegar qué hay detrás del poder. Le hice entrevistas a él, daba para mucho. También me hubiera interesado hacer algo con Pablo Neruda, porque me habría llevado al mundo de la poesía; me atrae lo que no conozco.
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“Me encantaría escribir un libro sobre Pablo Longueira”
- Llama la atención que en sus libros hay muy pocos sobre mujeres. ¿No le interesan? ¿no encuentra protagonistas?
- Me interesan, pero diría que recién en estos últimos 10 años las mujeres están teniendo un rol cada vez más fuerte. Estoy en varias organizaciones, en el Museo de la Mujer, en el International Women Forum, donde me toca codearme con lo mejor de la mujer en el ámbito de la cultura, las finanzas. Creo que Evelyn Matthei es un gran personaje para biografiar. Pero pasa que como es política, las biografías que salen son rápidas y yo no hago nada rápido. No hago nada que no dure año y medio o dos.
- ¿La contingencia no es buena compañera para sus libros?
- Nada. Ahí las cosas no trascienden, y yo me preocupo de historias o personajes que trascienden. No se me ocurre hacer la historia de un diputado, algún senador que no trascienda en el tiempo. Sí me encantaría escribir un libro sobre Pablo Longueira. Empecé algo con eso, pero después no se me dio y se lo pasé a una amiga. Yo necesito tiempo; porque de alguna manera me convierto en la psiquiatra de todos mis personajes, soy la oreja de ellos.
- Pero hablábamos de libros con protagonistas mujeres. ¿Alguna en la mira?
- Me gustaría, porque la admiro mucho y está en el mundo mío, el de las humanidades, la historia, hacer algo con la Lucía Santa Cruz. Tremenda, diversa, inteligente, pionera abriendo camino en los directorios de empresas con una mirada liberal que me identifica. Es mi amiga, pero también me encantaría hacer la historia de la Drina Rendic, por su capacidad de tender puentes, de unir, de tener la sociabilidad como parte esencial de la vida.
"Me gustaría, porque la admiro mucho y está en el mundo mío, el de las humanidades, la historia, hacer algo con la Lucía Santa Cruz. Tremenda, diversa, inteligente".
- Excepto el del exsenador PS Ricardo Núñez, ha escrito libros con personajes de la derecha. ¿No hay material en el mundo de la izquierda?
- No olvides que también hice el libro sobre el senador radical Jonás Gómez Gallo, maravilloso personaje. A mí el mundo de la izquierda me interesa mucho, te diría que más que el otro, pero lo que pasa es que yo no elijo sino que a mí me llaman para estos trabajos…
- ¿La llaman menos desde esa orilla, entonces?
- (Se ríe) Claro…. pero yo no tengo problema con ellos.
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“Hay un pesimismo extremo”
La historiadora explica que cuando investiga y escribe sobre un personaje, también lo hace sobre la sociedad que lo rodea. Es, de esa manera, también el retrato de una época. “Mi trabajo me hace tener una visión súper amplia de lo que es Chile”.
- ¿Y cómo definiría a este Chile que ha mirado a través de sus libros?
- En el siglo XIX, el Chile republicano era desde Copiapó hasta el Biobío. Y en un siglo fue capaz de convertirse en una espada que llega en el norte a Arica y en el sur a la Antártica. En un país que tiene la cordillera, el mar, que es telúrico, que pese a los problemas para sobrevivir en su geografía ha sido capaz de armarse. Pero los chilenos no vemos eso: la calidad de su gente, su capacidad de resiliencia, de salir adelante. Chile no es la delincuencia, no es el ladrón con corbata, no es la parte negativa. Y ahí soy crítica de los medios de comunicación, donde lo negativo es la noticia. La polarización política, lo ideológico, el miedo. A mí no me gusta estar con gente 100% polarizada, que quiere imponer una verdad; me da fastidio. La edad te da mucha sabiduría.
- ¿En qué sentido?
- Esta hubiese sido otra entrevista si me la hubieras hecho cuando yo estaba en Patria y Libertad, a mis 17, 18 años. A mis 72, he aprendido. Miro las cosas con otra perspectiva. Por eso digo que hay un Chile que queda oculto, que no vemos. Hay un pesimismo extremo. No existe una mirada histórica, ni siquiera en el mundo político, donde debiera existir con mayor fuerza. El problema en Chile es la ignorancia, el poco interés y la poca capacidad de conocer y entender la Historia. Nos quedamos en la superficie.
- ¿Qué pasa con todo eso en un año como el actual, de contienda presidencial? Se habla mucho de delincuencia, de enfrentamiento, de preocupación económica…
- A ver, hay que diferenciar sueños con realidad. La realidad, a mi juicio, es lo que te describí antes. Pero esa realidad tiene altos y bajos; y creo que estamos viviendo un período de decadencia en la historia de Chile. Desde hace mucho tiempo. No es un tema del gobierno de Boric, del gobierno de Piñera. Por el 2008 hay un momento en que Chile como que se emborracha y todavía no sale de eso. El estallido social fue la borrachera más grande. Y no hemos despertado de esa borrachera. Somos un país que ve el punto negro y no el mantel blanco, un país que se ha acostumbrado a la fealdad, a las murallas rayadas. Frente a este momento de decadencia, tenemos dos opciones: engolosinarnos con esa decadencia; o empezar, como lo hace un buen empresario, a ver esto como una oportunidad para salir adelante.
"Estamos viviendo un período de decadencia en la historia de Chile. Desde hace mucho tiempo. No es un tema del gobierno de Boric, del gobierno de Piñera. Por el 2008 hay un momento en que Chile como que se emborracha y todavía no sale de eso".
- Un cambio presidencial, ¿le da algo de esperanza?
- Es un rayito de luz, pero no un arcoíris. De todas maneras va a ganar la derecha, es un hecho. Creo que va a haber un mayor interés y una mayor pasión en los distintos actores de la sociedad. Una mayor esperanza, diría, de que se pueda avanzar un poco. Pero no seamos ilusos: esto es un cambio de gobierno, no un cambio estructural.
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“Quisiera que Evelyn diera el batatazo”
- Las elecciones de un mes más, ¿la entusiasman, la preocupan, la cansan?
- Mira, yo creo en el voto obligatorio, en el deber ciudadano. Yo soy muy liberal, y desde el punto de vista liberal político debiera estar con el voto voluntario, pero no. Creo que es muy importante que todos los chilenos y los extranjeros que viven en Chile en forma legal den a conocer su opinión. Me gusta el ambiente ciudadano que se da para las elecciones. Pero que ahora se me vaya la vida con la elección, no. No creo que sea una elección de blanco y negro, como la del 70.
- ¿Por qué no?
- Existía el Muro de Berlín en el 70. Hoy no está. Y si bien las posiciones de izquierda extrema existen, el Partido Comunista está y hay una candidata que haga lo que haga será comunista, sus posibilidades de imponer en Chile un sistema totalitario, como se ha hecho en las dictaduras de Cuba, de Corea del Norte, son imposibles. Además, mientras que en tiempos de Allende había una ola revolucionaria en Chile y en América Latina, y la defensa de identidad de la derecha era sólo defensiva, hoy la derecha tiene proyectos, tiene propuestas.
- Con propuestas, pero dividida en tres candidatos…
- Desde 1810 para adelante la derecha es como es ahora, no ha cambiado ni un ápice. No ha aprendido nada. No sabe lo que es la unidad. Sólo lo supo cuando estuvo en peligro de muerte, que fue en el tiempo de la Unidad Popular. Pero fuera de esa emergencia, la historia de Chile es la historia de una derecha dividida, de muchos caciques y pocos indios. No aprende que sumar es mejor que restar, para decirlo fácil. Hay mucho personalismo, es muy individualista la derecha. No conozco a nadie de derecha que me diga: “Qué bueno que vaya Kast por un lado, la Matthei por otro, Kaiser por otro”. Por eso digo que es una derecha de muchos caciques que no reflejan a la base del sector. Los argumentos para justificar sus diferencias son tan falaces, tan tontos…
"La historia de Chile es la historia de una derecha dividida, de muchos caciques y pocos indios. No aprende que sumar es mejor que restar, para decirlo fácil. Hay mucho personalismo, es muy individualista la derecha".
- ¿Matthei es su candidata?
- Sí, Evelyn es mi candidata. Quisiera que diera el batatazo y que esos votos indecisos y de la gente que no quiere contar por quién va a votar, vayan al final hacia ella. Me gustaría que ganara no sólo porque es mujer, ya que yo paso de ese feminismo, que es una tontera. Me gusta la Evelyn porque es una mujer más o menos de mi edad, con la sabiduría de la experiencia. Y porque la siento más dialogante y más moderada. Siento que puede atraer más votos de la socialdemocracia, de la centroizquierda moderada. Ella me da mucha seguridad pensando en el país, porque creo que podemos tener quizás ese sueño de juntar al centro.
- Más que con Kast, claramente…
- Sí, aunque yo creo que si José Antonio gana, que es lo que mi razón me dice que pasará, en su gobierno él va a moderarse, porque como se decía con Boric: “Otra cosa es con guitarra”. Yo no tengo ninguna animadversión contra Kast. Si él es quien pasa a una segunda vuelta, no tengo dudas de que ahí voy a votar por él.
- Y desde el otro polo, una candidata como Jeannette Jara ¿qué le parece?
- La veo poco porque no veo tele. Pero sí la veo en las redes sociales. Jeannette Jara es simpática, como era la Michelle. Pero sinceramente no le creo, no le tengo confianza política. Está buscando votos en la centroizquierda, por eso se está moderando. Pero no creo que su esencia, desde el punto de vista político, haya cambiado. Y no estoy para nada de acuerdo en sus planteamientos
- ¿Qué piensa del resto de los candidatos?
- Me gusta Kaiser también. Me gusta su pachorra. Es mucho más inteligente de lo que la gente pensaba, está preparado, tiene respuestas rápidas y tiene claridad en lo que quiere, lo cual es muy importante. Pero no es su momento. Parisi es un chiste. A ME-O le tengo cariño, ha estado comiendo en mi casa, pero políticamente conectamos cero. Artés no sé ni quién es. A Mayne-Nicholls no lo cacho, lo encuentro fome. Sinceramente creo que Evelyn sería lo mejor para el Chile de este momento, sus discursos son más esperanzadores.
- ¿Ese es el antídoto para un país que usted define en decadencia?
- Somos un país depresivo que necesita bastante Lexapro.
Todo sobre mi madre
Su proyecto más personal es un libro sobre su madre, Violeta Clavel. “Empecé en 2020, un año después que ella murió. Es un proyecto súper importante para mí. La logré entrevistar y ella me regaló todos sus diarios de vida, que es una fuente vital en una biografía. Será un libro personal y familiar, la historia de mi madre que quedó viuda a sus 42 y con 10 hijos. Ella siempre estuvo orgullosa de la tradición militar familiar; mi papá fue marino. Mi madre nos formó en la lectura, la inteligencia, la rigurosidad, el amor al otro. Diría que en su historia puedo condensar, de alguna manera, la historia de la mujer de la segunda mitad del siglo XX”.
Y agrega: “Este es mi gran proyecto. Y es además una biografía que será un poco una autobiografía, porque va a salir de mí, escrita en primera persona”.

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