El domingo pasado, Juan Sutil y Evelyn Matthei se reunieron en un café a las 16 horas para darle forma a la jugada que se hizo pública el lunes: ese día, el empresario y expresidente de la CPC asumió como encargado de estrategia de la presidenciable de Chile Vamos, a 105 días de la inscripción de su candidatura para la elección del 16 de noviembre. Con él, otro anuncio: la llegada del senador Juan Antonio Coloma como jefe político del comando.
El aterrizaje de ambos pesos pesados tuvo doble lectura. Sutil salió a declarar que su llegada era parte de una nueva etapa de la campaña, mientras que el coronel pondría foco en el relato para los tres meses que quedan. Se enfatizó que quedan más de tres meses para la primera vuelta y que eso, en política, es una eternidad. Y que no se venía a corregir errores, sino a “reforzar” al comando.
Pero lo cierto es que en Chile Vamos hay preocupación por la caída de Matthei en las encuestas, y que este “nuevo cambio” se leyó también como un último intento desesperado por repuntar.
Las encuestas
Hasta mayo, Evelyn Matthei se mantuvo en los sondeos como líder indiscutida de la oposición. Pero en la primera semana de junio, en Cadem, Kast la superó por primera vez, marcando 17% versus el 16% de ella. De ahí en adelante la tendencia solo creció y, en la última encuesta, del 3 de agosto, Matthei quedó desplazada al cuarto lugar, con 8 puntos de preferencia en mención espontánea (y 11% en lista cerrada), superada por Jeannette Jara, José Antonio Kast y Franco Parisi.
Aunque menos dramática, en las otras encuestas la tendencia es parecida: en Criteria, Kast fue subiendo en mención espontánea en junio —y Matthei bajando— hasta que la alcanzó en la segunda quincena de ese mes. En julio pasó al segundo lugar frente a Kast. Y en la encuesta de agosto, dada a conocer esta semana, el republicano marcó 26% (-1) y Matthei 15% (-1), en mención espontánea.
En Panel Ciudadano UDD, la candidata de Chile Vamos y Amarillos pasó de 22 puntos en mayo (cuando Kast marcaba 17%) a 19 puntos en junio, quedando segunda frente a JAK, quien subió a 23%. En julio, Kast escaló hasta 29% y Matthei cayó a 14%. Pero en la última encuesta, publicada este sábado, Matthei logró un pequeño repunte de 1 punto (15%), mientras que JAK bajó 1, marcando 28%.
En el comando dicen que manejan encuestas propias en las que la caída de la candidata se detuvo hace cuatro semanas. En ellas, comentan, Matthei marca 16 puntos, seis menos que José Antonio Kast, por lo que “quitándole” 3 puntos al republicano lograrían un empate. “Algo que no parece tan difícil”, dicen. Otro miembro del comando agrega un dato: en agosto de 2021, Sebastián Sichel lideraba los sondeos con 20 puntos, seguido por Gabriel Boric con 14 y, en tercer lugar, estaba el republicano con 10%. Recién en octubre —un mes antes de la elección— JAK superó al candidato independiente que apoyaba Chile Vamos. Y un mes después pasó a segunda vuelta.
Hay una pregunta habitual en el comando y entre quienes rodean a Evelyn Matthei: ¿en qué minuto una carrera que parecía ganada se transformó en una probable derrota? Si bien puede haber múltiples factores que influyen en este desenlace —algunos muy profundos, que tienen que ver con la polarización de la sociedad y el poco entusiasmo que generan las ideas de centro—, en el comando de Matthei, en privado, también reconocen errores de diseño de campaña y funcionamiento de sus equipos, que han ido minando su desempeño. Y una serie de traspiés de la propia candidata.
Los errores
Hay cinco hitos claros. Y ocurrieron todos seguidos. El 14 de abril, Matthei, junto al alcalde de Ñuñoa, Sebastián Sichel, visitaron el Estadio Nacional, a raíz del incidente en el que murieron dos hinchas de Colo-Colo. En la pauta, Matthei criticó la falta de cámaras, situación que fue captada por una de las cámaras que estaban en el entorno del estadio. El asunto dio vueltas en las redes sociales.
Esa misma semana, dio una entrevista de dos horas a Checho Hirane en Radio Agricultura. Ahí habló del golpe de Estado de 1973 y dijo que “probablemente, al principio, en 1973 y 1974, era bien inevitable que hubiese muertos, porque estábamos en una guerra civil”. Esa semana, la candidata perdió 3 puntos en Cadem.
El 28 de abril, Matthei anunció una estrategia que consideraba 11 voceros de campaña, integrada por los alcaldes Jaime Bellolio (UDI), Mario Desbordes (RN), Sebastián Sichel (ind.), Felipe Alessandri (RN) y Carol Bown (UDI); las senadoras Luz Ebensperger (UDI) y Paulina Núñez (RN); los diputados Diego Schalper (RN), Jorge Alessandri (UDI) y Francisco Undurraga (Evópoli); y la exseremi Francesca Parodi (Evópoli). Pero, lejos de ser una buena estrategia, tuvo que corregirse dos meses después luego de varias descoordinaciones, como cuando Paulina Núñez dijo: “Trabajamos para llegar a un Socialismo Democrático que hoy se siente huérfano”, lo que molestó en la UDI.
El 2 de junio era un día importante: Matthei concurriría al Servel e inscribiría su campaña para así comenzar a recibir fondos. Pero el foco de atención fue otro. En medio del punto de prensa, la candidata le quitó el micrófono a su generalísimo, Diego Paulsen, para contestar y, literalmente, “hacer callar” a la vocera (s) Aisén Etcheverry. El impasse fue muy mal evaluado internamente.
El último problema fue el de los bots: el 17 de julio, la candidata acusó una “campaña asquerosa” en su contra por parte de Republicanos. Si bien Paulsen salió a contener internamente el tema, para desescalar una pelea en la oposición —a pesar de que cuatro días antes había dicho en una entrevista que el “adversario electoral es José Antonio Kast”—, Matthei fue más allá y el lunes de la semana pasada aseguró que se querellaría contra quienes resulten responsables por la campaña de desinformación en su contra. La estrategia, si bien le devolvió protagonismo, fue cuestionada al interior del comando. En privado, Paulsen le hizo saber que no era bueno judicializar la campaña; lo mismo hicieron Paula Daza y Juan Sutil, quien, aunque no tenía aún un cargo formal, había estado muy cerca de ella durante todo el período.
Hay quienes agregan un sexto error: el tuit que Matthei publicó el 15 de abril en su cuenta en X: “He pedido a los parlamentarios de Chile Vamos que soliciten toda la información respecto del acuerdo SQM-Codelco, con el objeto de revisar la conveniencia para el país de dicho pacto y el desarrollo futuro de esa industria en Chile”. Aunque hasta ahora nadie en el comando entiende por qué escribió esto ni quién estuvo detrás, en el equipo no lo ven como un desacierto. “El tiempo le dio la razón”, explican, dado que hoy el deal está cuestionado e incluso la Cámara pidió dejarlo sin efecto.
Los municipales
Uno de los aspectos que suelen revelar el carácter de Matthei es que no cuenta con personas de confianza que la hayan acompañado durante toda su vida política: no tiene un círculo de hierro —como los “samurái” de Lavín—, pese a haber sido diputada, senadora, ministra y alcaldesa en 30 años de carrera política.
Desde que comenzó la campaña, tras las elecciones municipales en enero de este año, su verdadero equipo de confianza, aquellos que la acompañan y están en todas, son los llamados “municipales”, personas que trabajaron con ella en Providencia. El primero en tener un rol más activo fue el periodista Cristián Torres, quien entró a trabajar con la candidata como jefe de gabinete. A comienzos de junio, tras la salida de Carla Munizaga —quien adujo razones personales—, Torres pasó a ocupar la jefatura de prensa. Con este enroque, la exadministradora municipal de Providencia y parvularia de profesión, Carol Vargas, pasó a ser la jefa de gabinete.
Torres y Vargas son, según varios en el comando, las personas de más confianza de Matthei. Algunos los critican porque no dan espacio para que otros se acerquen a la candidata o porque no la contradicen. Otros, en cambio, valoran que son ellos quienes más la contienen.
Los orejeros
Matthei suele escuchar a distintas personas. Y siempre, en su cuaderno, anota todo lo que le van diciendo. Son “asesores informales” con quienes ha conversado en ciertas circunstancias. En su círculo mencionan reuniones con personas como la expresidenta de TVN Anita Holuigue; Hugo Herrera —autor de la idea del viaje de la candidata a Alemania—; Juan José Santa Cruz; Juan Pablo Swett; Gerardo Varela, y Pablo Halpern. Este último estaría contratado como asesor personal de Matthei.
Paulsen, como jefe de campaña —cargo al que llegó el 23 de abril—, es el encargado de armar la agenda de Matthei y prepararle las minutas. Pero no siempre la candidata las cumple: repetidamente se sale del libreto, y ahí es cuando suceden imprevistos o directamente errores. Es además el puente con el área programática, que lidera Juan Luis Ossa y que integran cerca de 380 personas. Ese grupo, alegan fuentes del comando, hasta ahora había tenido muy poca relación con Matthei. Similar a lo que pasó con los 40 economistas: expertos que dieron su apoyo a la candidata, pero que en el día a día no han jugado ningún rol.
Conocedores aseguran que Paulsen aceptó el desafío de liderar la campaña —hoy en triunvirato con Sutil y Coloma— con fecha tope: su idea es que, terminada la carrera, regresará a Galvarino, donde tiene negocios agrícolas (trigo, avena y raps) e inmobiliarios. Es la promesa que le hizo a su mujer y a sus tres hijos, de entre 8 y 4 años, a quienes visita los fines de semana.
Hay quienes sostienen que Paulsen ha puesto su cargo a disposición, mientras otros lo niegan tajantemente. De todas formas, hay consenso en que Matthei tuvo una fuga en los votantes del segmento C3-D, mayores de 51 años, que antes la tenían como favorita. Y eso es responsabilidad del jefe de campaña. ¿Qué pasó? Se los descuidó. Entre las explicaciones se argumenta que se puso demasiado foco en lo programático y que sus competidores tenían redes sociales orgánicas más potentes —lo que atrae principalmente al grupo joven—. Y repiten una frase: al comando de Chile Vamos se le ha exigido más que al resto.
Los rescatistas
Hace poco llegaron dos personas a apoyar el trabajo de Diego Paulsen: su exasesora legislativa, la cientista política Constanza Castillo, y el exjefe de gabinete de Cristóbal Lira en Lo Barnechea, Jorge Astudillo.
Pero se necesitaba más. Así, Juan Sutil —un viejo conocido de Paulsen: son vecinos en Galvarino y asesor informal de Matthei desde hace meses— tomó el área estratégica, y Coloma, el área política. Hay un dato que llama la atención: el senador y la presidenciable no son precisamente amigos. Cuando Coloma se enfrentó a José Antonio Kast por la presidencia de la UDI en 2008, Matthei apoyó al segundo.
Sutil ha sido enfático en señalar que viene a reforzar el comando, en una nueva etapa que parte el lunes 18 de agosto, una vez inscrita la candidatura. Su diagnóstico público es que la elección está abierta, que 100 días es mucho en política y que, con voto obligatorio, Chile Vamos y la democracia liberal tendrán mucho que decir y mostrar. Que hubo una primera etapa de creación de contenidos y que esta segunda requiere estrategia: cómo poner emoción a los mensajes, cómo presentar y difundir las más de 60 propuestas que tiene el comando para los primeros 100 días. Un cercano lo explica: cómo lo dices, dónde apuntas y en qué ecosistema.
El empresario, que tuvo un rol preponderante en la campaña del Rechazo, ha estado instalado en el comando en Enrique Foster, cargando un cuaderno lleno de apuntes y destaques en color rojo.
Entre los cambios que ya implementó la nueva dupla está la reducción del comité político. De los 27 miembros originales solo se mantienen los presidentes de los partidos, además de Juan Antonio Coloma, Luciano Cruz-Coke y Ximena Ossandón. Y se suman Paulsen, Paula Daza, Juan Luis Ossa y la propia candidata. El grupo se reunirá todos los lunes a las 20 horas en la sede de El Golf y los domingos en caso de emergencia. Antes, los encuentros se hacían martes, jueves y domingos, pero era un trabajo “más tangencial”, explican. En tanto, el comité estratégico —donde estaba, por ejemplo, el empresario César Barros— se terminó. Eso lo ven ahora Sutil, Paulsen y Matthei directamente.
Coloma, a quien le pidieron el viernes de la semana pasada que tomara un rol en la primera línea, tiene la responsabilidad política de la campaña. Su desafío es coordinar el trabajo territorial en regiones y afinar el relato que tendrá como eje central la idea de que, en un país desesperanzado y con enormes desafíos, se necesita un buen diagnóstico y la capacidad de resolver los problemas. Y eso, dicen, lo tiene Matthei.
La parlamentaria
Esta semana, Chile Vamos tuvo su primer descuelgue luego de que el senador RN Alejandro Kusanovic diera públicamente su apoyo a Kast (lo que antes hizo el también RN Carlos Larraín). El riesgo de que otros candidatos al Congreso se vean desafectados y no apoyen a Matthei está sobre la mesa del comando. Pero descartan que los mismos se saquen la foto con José Antonio Kast. No tanto por ellos, sino porque las huestes republicanas no se lo permitirían a su presidenciable.
El viernes, ese grupo —conformado por Republicanos, Libertarios y Socialcristianos— inscribió su lista parlamentaria, por lo que ya es un hecho que habrá al menos dos listas desde la derecha —si no tres— frente a una lista del oficialismo.
Según los cálculos del comando, la centroderecha sacará entre 45 y 48 diputados, y Republicanos entre 30 y 32. En el Senado esperan obtener 28 escaños, mientras que calculan 22 para el bloque Derecha Unida.
Habrá que ver.