El domingo pasado más de 13 millones de personas acudieron a las urnas para elegir al próximo Presidente/a de Chile y a quienes llegarán al Parlamento en marzo de 2026. Cerca de las 19:00 horas, el Servel dio a conocer los resultados preliminares. Tal como habían anticipado las principales encuestas nacionales a partir de mediciones realizadas durante las semanas previas a las elecciones -algunas en veda electoral-, los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta fueron Jeannette Jara (26,85%) y José Antonio Kast (23,92%).
La verdadera sorpresa, sin embargo, vino con el tercer lugar: con más de 2,5 millones de votos, equialente al 19,7%, el candidato del PDG, Franco Parisi, se impuso por sobre los dos nombres que -según anticipaban la mayoría de los sondeos- iban a disputar un tercer puesto ese mismo domingo: Johannes Kaiser (13,94%) y Evelyn Matthei (12,46%).
En Chile, las encuestas de mayor circulación son Panel Ciudadano UDD, Plaza Pública (Cadem), Pulso Ciudadano (Activa Research), Agenda Criteria, Feedback, Black & White, Data Influye (de Tú Influyes), La Cosa Nostra y la elaborada por el Centro de Estudios Públicos (CEP).
A excepción de esta última (por su metodología), hoy todas son consideradas por Radar Electoral, plataforma creada por el Instituto Res Pública que siguiendo el modelo de los principales “trackers” de encuestas en EEUU, como Real Clear Politics y Princeton Election Consortium, desde julio pasado pondera los sondeos más relevantes a nivel nacional e internacional. Desde su debut, según consignó DF MAS a fines de octubre, la plataforma ha sido visitada por más de 30.000 usuarios.
¿Quién se acercó más? En el caso de la votación de Parisi, la encuesta que estuvo más cerca fue Pulso Ciudadano, de Activa Research -empresa de investigación fundada en 2009 por Ramón Cavieres, Patricio Rojas, Rodrigo de la Riva y Eduardo Viveros-, que le dio un 16,6%.
En tanto, Panel Ciudadano UDD le anticipó un 14% de preferencias; Cadem, un 13%, Black & White un 11%, Agenda Criteria un 10%, el CEP un 11,25%; Data Influye un 10% y Feedback un 6,3%.
El caso que más llamó la atención fue el de La Cosa Nostra, sondeo fundado en 2020 por el sociólogo y excandidato presidencial en las primarias de 2017 por el Frente Amplio, Alberto Mayol. En su última medición, la encuesta situó a Franco Parisi en un lejano quinto lugar, detrás de Matthei y Kaiser, con un 5,5% de las preferencias.
¿Qué pasó? Mayol responde: “Nosotros habíamos tenido problemas con (los electores de) Parisi las elecciones pasadas porque hacer encuestas en el norte tiene dificultades que se resuelven no sólo con metodología, sino también con inversión”.
Y explica: “Tal como la mayor parte de las empresas que estamos en esto, nosotros trabajamos con bases de datos que vienen de los estudios de mercado y que, por lo mismo, tenemos más probabilidad de representar a quienes están en el mercado formal que a los que están en el mercado informal o en un mercado que funciona en otras lógicas. Tenemos esa dificultad. Y normalmente, en muchas épocas con ciertas estructuras, esa dificultad no es tan relevante porque es una especie de desviación respecto al resto. Pero hoy día, cuando tú vas a la zona, a los campamentos, que son muchos, o a los barrios que no se puede entrar, tienes allí una economía fuerte, totalmente irregular. No es la parte de abajo de la pirámide, es otra pirámide donde hay ricos, clase media, pobres, y que son personas que no tienen reconocimiento político, son personas que no quieren participar en una encuesta. No es fácil”.
"El electorado de Parisi es antisistema, le carga la política y responde menos a las encuestas. Esto es un problema difícil, pero estamos trabajando en corregir este efecto", dice Paola Assael, fundadora de Black & White
No es el core business
Los sondeos de opinión pública en Chile no son un negocio per se. De hecho, la mayor parte de este tipo de encuestas -como Plaza Pública, Pulso Ciudadano, Data Influye, Agenda Criteria, B&W y Feedback- son realizadas por empresas cuya principal línea de negocio está en la investigación de mercado y marketing para clientes privados o a la elaboración de estudios para el mundo público, realizadas a través de licitaciones. De ahí, generalmente, las empresas obtienen el financiamiento para realizar sus propios sondeos de política.
“Los estudios de opinión pública no son nuestro core business”, dice Ramón Cavieres, director ejecutivo de Activa Research (Pulso Ciudadano). Sobre las razones para entrar en este mercado, asegura que los sondeos de opinión pública -y particularmente pronósticos electorales- “son el único momento en el que nosotros como investigadores podemos contrastar una estimación con el dato real del universo. En todos los estudios de marketing o de experiencia de cliente no está esa instancia de contrastar con la realidad. Uno sólo proyecta”.
Otro motivo por el cual resulta atractivo entrar a este mercado es la exposición y validación. Paola Assael, fundadora de la consultora y la encuesta Black & White, asegura que hoy “perdemos plata con las encuestas políticas”, pero que las mantienen porque “nos da visibilidad’”.
El último sondeo de B&W (en veda electoral) proyectó que Franco Parisi obtendría un 11% de las preferencias, ante lo que Assael responde: “Todavía estamos analizando el sesgo, pero hemos encontrado varias cosas que nos hubieran acercado al resultado real”.
Y menciona: “Debimos haber usado más estratos. Cuando hay candidatos que tienen bolsones de votos más específicos, como lo es el caso de Parisi en regiones del norte, jóvenes y estratos más bajos, se hace necesario hacer estratos más específicos que capturen ese electorado, ya que se diluyen en las agregaciones (que miden regiones). También, el electorado de Parisi es antisistema, le carga la política y responde menos a las encuestas. Esto es un problema difícil, pero estamos trabajando en corregir este efecto”, afirma la ejecutiva.
$ 10.000 a $ 10 millones
Las metodologías que utilizan los sondeos varían y, por tanto, los precios también. La encuesta Plaza Pública, por ejemplo, realizada por Cadem (empresa fundada en 1974 y que hoy tiene como dueños a 11 socios, entre ellos, Roberto Izikson, Jorge Steiner, Andrés Costas y Víctor Solervicens), se realiza de manera telefónica con una base de datos propia de la compañía de más de 18 millones de números de teléfono.
Semanalmente, fuera del periodo de elecciones, Plaza Pública encuesta a cerca de 700 personas. En época electoral, los casos se duplican. “Cada unidad cuesta cerca de $ 10 mil. Si estás hablando de una encuesta de 1.500 casos, son $ 15 millones”, explica Izikson.
En el caso de Pulso Ciudadano, la encuesta trabaja de la mano de Opinando, empresa dedicada a generar y fidelizar paneles de encuestas fundada por tres de los cuatro socios de Activa Research. Desde ahí, Pulso Ciudadano tiene acceso a un panel de 200 mil personas provenientes de todo Chile, de las cuales se seleccionan 1.000 de forma aleatoria para contestar cada encuesta ya sea por correo electrónico, WhatsApp o una app.
“Nosotros captamos alrededor de 150 personas (nuevas) diarias. Eso nos permite darle dispersión a la encuesta. Diría que esa es una de las razones clave de por qué pudimos representar a este segmento de Parisi que es bien particular y no tiene afinidad política”, afirma Ramón Cavieres. El precio total por cada edición de Pulso Ciudadano, estima su director ejecutivo, rodea los $ 10 millones.
"La encuesta no es un censo. La encuesta no es una elección, es una proyección que considera márgenes de error", afirma Roberto Izikson
La metodología más costosa es la de encuestas cara a cara. El Centro de Estudios Públicos (CEP) -fundación privada sin fines de lucro de carácter académico- realiza dos sondeos de opinión pública anuales, que en años electorales tiende a subir a tres, en las que cerca de 90 entrevistadores viajan por todo Chile a tocar puertas. El valor por estudio bajo esta metodología, calcula Sandra Quijada, coordinadora Opinión Pública en el CEP, rodea los 1.800 UF (unos $ 71 millones).
Los recursos, precisa, los reciben a través de aportes de personas naturales y jurídicas. En el caso de su último sondeo -que situó a Parisi en el quinto lugar, con un 11,25%-, Quijada explica que éste fue realizado durante 26 días entre septiembre y octubre (cuando recién comenzó la franja). Ahí se entrevistó a 1.217 hogares de 100 comunas. “Nuestra foto fue de ese momento”, afirma.
La Cosa Nostra, desde su vereda, tiene su propio modelo de financiamiento. Para acceder a los resultados, hay que pagar $ 10.000, lo que incluye asistir a una clase en donde se explican, desglosan y analizan los resultados emitidos por el sondeo. Cerca de 200 personas pagan por estos sondeos. Mayol afirma que “se han ido 10 personas esta semana. No fue algo relevante. La gente que se va normalmente es más bien por temas políticos, porque no le gusta el resultado”.
¿La solución? Más recursos
“La encuesta no es un censo. La encuesta no es una elección, es una proyección que considera márgenes de error”, afirma Izikson, gerente general de Cadem. En su último sondeo -en periodo de veda- la encuesta Plaza Pública situó a Parisi con un 14% en un quinto lugar. “¿Nos sorprende el tercer lugar de Parisi? No. Lo que sorprende es el delta, la cantidad de votos que obtuvo”, afirma Izikson. Sobre cómo no se logró anticipar la magnitud de ese votante, “mi hipótesis es más fome, y es que las encuestas no miden correctamente al votante obligado”, afirma Izikson.
Además, explica, cuando se trata de un candidato que tiene popularidad y, por tanto, es sobrepresentado en ciertas comunas y sectores específicos del país (como en el norte, por ejemplo), el margen de error de una encuesta aumenta.
¿Cómo se resolvería esto? “Haciendo muchas más encuestas. Para ver reflejado de manera adecuada a Franco Parisi, deberíamos haber tenido al menos 10.000 casos. La pregunta es: ¿vale la pena el esfuerzo que significa financiar 10.000 casos por tres puntos? Bueno, dependerá del riesgo que quiera correr cada empresa de investigación o un cliente en particular”, afirma.