"No hay plata para hacer frente a todas las necesidades que dejó la catástrofe". Así de clara fue la respuesta privada que dieron las autoridades del gobierno a los presidentes de los partidos políticos de la Alianza y parlamentarios oficialistas que participaron en las reuniones realizadas ayer en La Moneda, para evaluar y dimensionar la magnitud del desastre económico, social, psicológico y humano que golpeó a Chile.
Y es que el tema de los recursos fue cobrando más y más importancia en las esferas de gobierno a medida que avanzaba la cuantificación de los daños y quedaba en evidencia las carencias presupuestarias, entre otras cosas, por el excesivo gasto público en el cual habría incurrido el gobierno de Michelle Bachelet en 2009 y también en 2010.
De hecho, las autoridades de la Dirección de Presupuestos están preparando un detallado estudio, que darán a conocer a la brevedad, donde explicarán cúal es la situación fiscal, incluyendo el gasto ejecutado por el anterior gobierno hasta febrero de 2010 (antes del terremoto). ¿La razón? Fuentes que tuvieron conocimiento del hecho, explicaron que habría una sobreejecución en el erario de US$ 1.000 millones, lo que obligará a subir el déficit fiscal de 2010 si se quieren cubrir las necesidades de la población en vivienda, salud y educación. "Y el problema es mayor si se considera que un alza desmedida del gasto público afectará la inflación y el dólar, poniendo un límite natural a esta vía y obligando a jerarquizar las necesidades. Vale decir, vamos a tardar varios años en solucionar todos los problemas que dejó el terremoto y tsunami", explicó una fuente.
El tema fue abordado en la primera reunión de coordinación del comité político de La Moneda con los líderes de la Alianza (que encabezó el ministro del Interior), y allí el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, les habría confirmado que el gasto ejecutado en 2009 ascendió a 17,8% del PIB y no a 14,5% que había anticipado el ex ministro de Hacienda, Andrés Velasco.
Con ello, el déficit en 2009 llegaría al 0,9% del PIB y no al 0,4% anunciado por el gobierno anterior, dejando un escenario bastante más estrecho para las finanzas públicas que ahora deberán hacerse cargo de los
US$ 30 mil millones, a los que cuales se estima que ascienden -hasta ahora- los daños del terremoto y tsunami.
Piñera explica situación
De hecho, esta última cifra estaba presente en una de las ilustraciones -incluidas en la presentación con power point- que realizó ayer el presidente Sebastián Piñera, para explicar (en otra de las reuniones de palacio) a los senadores de la Alianza la magnitud del problema al que están enfrentados.
Según fuentes presentes en esta reunión-almuerzo, el único orador de la cita fue el mandatario. Este, mostrando extremo conocimiento del desastre económico que dejó el terremoto, les explicó la delicada situación fiscal a la que están enfrentados y que los obligará a priorizar las tareas que se podrán realizar.
Recursos disponibles
Bajo este incierto panorama, el gobierno inició un proceso de readecuación presupuestaria para obtener los recursos que ayuden a enfrentar la emergencia. Según estimaciones iniciales, US$ 250 millones provendrían de reasignaciones del Presupuesto 2010, los que se sumarán a los US$ 450 millones de libre disposición dejados por la administración anterior.
Además, están en carpeta los US$ 12 mil millones que quedan en los fondos soberanos (que habían llegado a US$ 20 mil millones), más el camino del endeudamiento externo y la posibilidad de subir algunos impuestos específicos: gasolinas y tabaco, los cuales podrían reportar otros
US$ 200 millones, explicó una fuente.
Esto último encontró eco en el propio ministro de Hacienda, Felipe Larraín, quien reconoció ayer que "está considerado como una alternativa ver qué impuesto podemos aumentar. Hay una serie de alternativas (..) Podemos endeudarnos, hay una serie de cosas, pero un alza tributaria, y lo planteó el presidente en su campaña, no se ha descartado".
El mix final, no obstante, debe considerar el impacto macroeconómico respectivo, como por ejemplo en el tipo de cambio.