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Escobar y tributos: “Dudo que esta pueda ser la gran reforma que nos deje tranquilos por 10 años”

Abogado crítica el sistema heredado desde el proyecto del 2014, asegurando que podría transformarse en un “Puente Cau Cau tributario”.

Por: Sebastián Valdenegro | Publicado: Lunes 14 de octubre de 2019 a las 04:00 hrs.
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Foto: Rodolfo Jara
Foto: Rodolfo Jara

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Ricardo Escobar ve con inquietud lo que está ocurriendo en el país. El socio del estudio Bofill Escobar Silva no solo se refiere al tema tributario -donde radica su expertise-, sino también a aquellos más de “a pie”, como por ejemplo lo que ocurre en la Facultad de Derecho de la U. de Chile -donde hace clases- luego de que el Centro de Estudiantes aprobara un estatuto que lo declara “anticapitalista, antiespecista y antiimperialista”.

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“También se podría haber declarado musulmán y adorador de alguna otra cosa, pero al final lo que hizo fue poner ciertas creencias como el centro de lo que debe representar el centro de alumnos de una escuela de derecho. Esto no debería tener nada que ver con una creencia política, religiosa o lo que sea, menos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile”, asegura el exdirector del Servicio de Impuestos Internos (SII).

El abogado analiza el escenario que enfrenta el proyecto tributario, luego del fuego amigo que recibió el gobierno la semana pasada cuando senadores oficialistas solicitaron negociar la integración del sistema. “Me parece que sería una suma de malas decisiones de política tributaria. El efecto al cabo de cinco años y tres reformas sería el aumento de la Primera Categoría de 20% a 27%, la baja general del Impuesto Global Complementario a 35%, y el cobro de 9,45% sobre algunas rentas empresariales, distribuidas en la mayor parte para gente de menores ingresos y un poco menos para las personas de más altos ingresos”, advierte.

Al mismo tiempo, destaca que en el Senado ha habido más tiempo para considerar ideas y datos que lo visto en la Cámara de Diputados. “Bien” por el primero, dice, pero “mal” por la segunda.

- ¿Ha visto a los senadores más dispuestos a dejarse convencer?

- Por lo menos, están considerando con seriedad los argumentos técnicos, y no simplemente como da la sensación en la Cámara de que invitan a las personas para cumplir. En la Cámara vi que había una decisión tomada sin siquiera haber leído las normas. Hay que reconocer que hubo mejoras durante el proceso en la Cámara, pero ahora habrá una mucha mejor tramitación en el Senado.

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- ¿Ha faltado rigor técnico?

- Más bien, hoy estamos lidiando con las consecuencias de la falta de rigor técnico de 2014, tanto en la técnica legislativa como en el diseño en su conjunto. Encuentro que la reforma de 2014 fue en ese sentido un fracaso, un retroceso porque nos ha obligado a perder mucho tiempo sin haber logrado objetivos importantes de recaudación, que era el tema más relevante que se planteó. Claro, si se sube el Impuesto de Primera Categoría eso va a recaudar, pero eso no requería toda la discusión que se hizo.

La semi integración, el tema central que se planteó y que obligó a generar toda esta complejidad, es una herramienta que ha demostrado ser muy poco eficaz. Ya tenemos dos años de operación de eso y mi apuesta es que tiene una muy baja recaudación, mucho menos que la estimada en el 2014 y menos creo de la que estimó el gobierno a propósito del cálculo del costo que tiene volver a la integración total.

La recaudación efectiva imputable al nuevo sistema de integración en lo que se refiere al Impuesto Global Complementario ha tenido un impacto muy inferior al presupuestado. Yo le aposté a los senadores que en 2018 se habían recaudado producto del semi integrado menos de US$ 50 millones y que este año dudo que llegara a US$ 150 millones. Si tengo razón, la semi integración no solo no recauda lo que se pensó, sino que por lo mismo reversarla cuesta mucho menos que lo que pensó el gobierno.

- ¿Cuánto menos cuesta la integración entonces?

- Si uno calcula que por año se iba a recaudar del orden de US$ 200 millones, si se reversaba la semi integración el 2019 y daba US$ 800 millones de costo en cuatro años en régimen, estamos hablando de que esto puede costar a lo sumo US$ 600 millones o incluso US$ 500 millones.

Básicamente, el problema es que la estimación en régimen de la semi integración es el día en que solo se estén retirando por los contribuyentes que están en el Global Complementario rentas de empresas cuando ya no quede FUT, que no quede utilidad tributable antigua que tiene derecho al 100% de crédito. Había más de US$ 200.000 millones en utilidades retenidas en el sistema antes de que terminase el FUT. Para que el sistema quede en régimen no me atrevería a decir cuánto falta, pero deben ser muchos años.

Tengo la impresión de que la gente de izquierda defiende el trabajo legislativo de la reforma tributaria 2014 como si hubiese sido una obra monumental. Y si resulta que estuvo mal diseñada y mal calculada, nos podemos encontrar con un Puente Cau Cau tributario, una cosa que no funcionará.

“Oportunidad para mejoras”

- ¿Esta reforma tributaria resuelve los problemas estructurales del sistema?

- Resuelve los problemas básicos que traía de la reforma de 2014, no es una reforma que se haga cargo de los otros temas que generan tensión política y que no están bien resueltos.

- ¿Qué cosas no le gustan de la reforma?

- Hay varias propuestas del gobierno que fueron mejoradas en la Cámara, como por ejemplo las normas relativas al gasto necesario para la renta. Hay algunas cosas que echo de menos, como por ejemplo la norma que venía de la reforma del 2014 sobre información de las inversiones que las personas tienen directa o indirectamente en el extranjero. No entiendo por qué esa norma se eliminó.

En general, hay oportunidades para hacerle mejoras a este proyecto pero dudo que en los tiempos políticos que tiene pueda convertirse en la gran reforma tributaria de manera que nos quedemos tranquilos por diez años sin grandes cambios.

- ¿Cómo se puede desenredar la reforma?

- Creo que lo que está proponiendo el gobierno, en el sentido de volver a otorgar el 100% de crédito, es razonable. No tiene sentido mantener el sistema semi integrado con lo que está recaudando y el costo que tiene para las personas de menores ingresos. Eso no requiere tanto análisis.

Lo que está pendiente es una discusión más profunda sobre si podemos convenir algunos cambios al sistema tributario que lo hagan un poco más solidario, en el sentido de que no existan distorsiones que faciliten que algunas personas tengan demasiado ahorro y ganancias de capital con una tributación distinta de otros a quienes lograr un ahorro equivalente o una ganancia equivalente tenga que ser con muchos más impuestos.

- ¿Es de la idea que hay que seguir adelante con la integración?

- La semi integración fue un error, porque no recauda lo esperado y, además, porque para recaudar US$ 220 millones de los más ricos le cobra US$ 240 millones a los más pobres; esas son las cifras que hemos visto.

Se decía que esta era la norma que subía los impuestos a los ricos, pero en la reforma pasada había varias normas que le redujeron los impuestos a los más ricos: la rebaja del 40% al 35% del Global Complementario, el 32% de impuesto sustitutivo a las utilidades en el FUT, y el impuesto del 8% al registro de capitales, que le dieron recaudación al gobierno anterior pero la rebajaron para los gobiernos que siguen.

Este no es un problema doctrinario ni teórico, este es un problema de mal diseño y si está malo hay que arreglarlo, así de fácil, y da lo mismo qué gobierno lo haya hecho. Si alguien aprobó una legislación o propuso una legislación que no funciona, lo que le corresponde a quienes cometieron el error no es continuar con el error, es arreglarlo.

Pugna Suprema-TC: "Da pena ver la discusión que se ha planteado"

- ¿Cuán grave es la disputa entre el Tribunal Constitucional y la Corte Suprema?
- Da pena ver la discusión planteada, porque refleja el problema que ocurre cuando los jueces resuelven mirando más un interés político que al derecho. Un juez siempre debe fundar sus fallos y en eso pueden ser más o menos creativos. Pero de allí a sostener que el TC es un tribunal que sólo lee formalmente la Constitución y las leyes, pero que los jueces deben "interpretar" las leyes y la Constitución y, por lo tanto, son libres de resolver algo diferente en casos particulares...creo que se pasa la raya de la lógica.
Toda lectura de la ley requiere interpretar lo leído. Leer es interpretar signos, como decía Violeta Parra. Y la Constitución ha reservado para el TC la última lectura, la última interpretación en materia de la Constitución. Esto no se contradice con la protección de los derechos fundamentales que tienen los demás tribunales, al contrario.
La ordenación política de un país descansa en la repartición de facultades establecida en la Constitución. Es natural que los que están en el poder quieran expandirlo y cruzar sus fronteras, normalmente iluminados por las buenas intenciones de hacer lo que sus preferencias les indican. Bueno, precisamente para contener esas ganas políticas se necesitan las fronteras constitucionales. Si no, termina uno en Venezuela o Turquía.

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