Después de siete años alejado de la renta fija local, SQM se convenció de regresar a lo grande y ofrecer el tercer bono híbrido en la historia del país, cuyo monto podría alcanzar el equivalente a US$ 420 millones.
La compañía inscribió este martes una línea de bonos por UF 10 millones en el registro de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), preparándose para colocar por primera vez desde 2018 en suelo nacional, ya que desde ese año había estado prefiriendo emisiones en dólares bajo la legislación estadounidense.
Link Capital Partners reveló que será un bono híbrido. "Estamos considerando una transacción de entre UF 7 y 10 millones", dijo a DF el socio Gonzalo Covarrubias de la boutique financiera que actuará como agente estructurador. "Estos fondos son principalmente para abordar el refinanciamiento de los próximos dos años, y también dejar un poco en caja", detalló.
Según una presentación en el marco del roadshow con inversionistas que hizo SQM para promocionar este bono, la colocación tendrá lugar el próximo jueves 4 de diciembre. Las divisiones de banca corporativa de Itaú y BTG Pactual participarán también como asesores financieros.
Optimizando el balance
En sus últimas llamadas con analistas, SQM había dejado entrever cierta incomodidad con su nivel actual de apalancamiento: el ratio de deuda financiera neta sobre Ebitda está cerca de 1,6 veces, algo por encima del target interno de 1,3 veces. La empresa ha insistido en que no tiene covenants que la obliguen a mantener ese nivel, pero mantenerse mucho tiempo por encima podría llevar a las clasificadoras a cambiar sus perspectivas.
Las agencias Fitch Ratings y Feller Rate pusieron nota "A+" con perspectiva "estable" a esta nueva línea de bonos subordinados de SQM. Según Covarrubias, "a SQM le hace sentido este bono híbrido, porque es una empresa que cuida mucho el endeudamiento, y esta modalidad implica que las clasificadoras de riesgo consideran la mitad como patrimonio".
La deuda enfrentará una fecha de prepago en siete años y se espera que con ello expire. Sin embargo, el emisor podría rechazar este prepago y así enfrentar la devolución del capital total en 2058. Esto haría que el bono pase a ser considerado 100% deuda, con ciertos ajustes al alza en los pagos de intereses, entre otras consecuencias.
La jugada llega en momentos en que las acciones de SQM rentan alrededor de 30% en el curso de noviembre -la mayor alza dentro del S&P IPSA-, después de que la compañía sorprendiera con un histórico volumen trimestral de litio y derivados. Ello se combina con el repunte de los precios internacionales del oro blanco.
Este sería el tercer bono híbrido en la historia de la renta fija chilena. Todo partió cuando Empresas CMPC abrió este mercado en agosto, y luego Arauco colocó en octubre bajo esta misma modalidad el mayor bono corporativo local. Con ello, si bien SQM lleva el formato más allá del rubro celulosa, este se mantiene en el universo de los commodities.
Otro denominador común es que son empresas con importantes planes de gasto de capital (Capex) para los próximos años y están un tiempo con las inversiones hechas, pero sin recibir aún los flujos de caja.
Covarrubias explicó que, al ser SQM un gran proveedor en negocios que son muy relevantes para sus clientes, estos miran mucho su balance, ya que quieren estar seguros de que pueda acompañarlos en el crecimiento y que nunca les vaya a causar una preocupación.
A modo de ejemplo, la división médica de General Electric que hace los ensayos de rayos X usa yodo de SQM. El caso del litio involucra a industrias en crecimiento como la de autos eléctricos y, sobre todo, la de baterías estacionarias, que es la nueva fuente de demanda de baterías de litio, profundizó.