Economía

Creciente deuda de China pone en riesgo la esquiva recuperación global

Tomando en cuenta que China será responsable de más de un tercio del crecimiento mundial este año, cualquier shock en el sector corporativo y financiero del país arrastraría a la economía de todo el orbe.

Por: Isabel Ramos Jeldres | Publicado: Jueves 2 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Antes se decía que cuando Estados Unidos estornudaba, el mundo se resfriaba. Pero quien muestra señales de catarro hoy no es la primera economía mundial, sino la segunda. China está intentando contener los estornudos justo en momentos en que el mundo se ilusiona con una recuperación que ha parecido esquiva. Si bien la producción china sigue creciendo a un ritmo que ha logrado duplicar el Producto Interno Bruto en cada década, el problema es que ese crecimiento ha sido impulsado en gran parte por una gran acumulación de crédito.

Para fines de 2016 el endeudamiento total había crecido a cerca de un 260% de la economía, en comparación con un 162% en 2008, y llegará a cerca de 320% en 2021, según estimaciones de Bloomberg Intelligence. Los niveles de deuda respecto de toda la economía se encaminan a ubicarse entre “los más altos del mundo”, según Tom Orlik, economista jefe de Bloomberg Intelligence para Asia.

Es probable que esta trayectoria haya sido lo que lo que llevó al gobernador saliente del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, a advertir sobre el riesgo de un derrumbe del valor de los activos producto del exceso de endeudamiento, o un “Momento Minsky”, en la antesala del congreso del Partido Comunista Chino.

Esa declaración hizo subir los rendimientos de los bonos, poniendo en aprietos a las empresas más débiles del país. El rendimiento promedio de los títulos corporativos con calificación AA registró un salto de 16 puntos base este mes, llegando a su mayor alza desde mayo, según datos de Chinabond.

Ante el alza de los rendimientos, las empresas han comenzado a incumplir sus pagos: ya son 20 los bonos que han caído en default este año, en comparación con 21 en el mismo período de 2016, según datos recopilados por Bloomberg.

Esta semana se sumó la empresa Dandong Port Group, que cayó en impago de un bono local el lunes, según un comunicado en el sitio web Chinamoney que citaba la “gran carga de deuda” de la compañía.

La firma, que no cotiza en bolsa, tiene base en Dandong, una ciudad industrial en la frontera con Corea del Norte que ha quedado en medio de las sanciones de Naciones Unidas en contra del régimen de Kim Jong-Un.

“Los crecientes costos de los préstamos han erosionado las ganancias de las compañías y han hecho más difícil refinanciar la deuda existente”, escribieron Xu Hanfei y Li Yuze, analistas de China Merchants Securities, en una nota a clientes.

Amenaza global

El aumento del endeudamiento no es un fenómeno exclusivo de China. De acuerdo con un informe del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, su sigla en inglés), la deuda en todo mundo subió a un récord de US$ 226 billones (millones de millones), lo que equivale a un 324% del PIB global anual.

Pero el avance ha sido impulsado principalmente por el país asiático. Según el IIF, el alza en el endeudamiento se explica por un aumento de US$ 3 billones en los niveles de deuda en el mundo en desarrollo, que ahora tiene una deuda que suma US$ 59 billones. Y China representó US$ 2 billones de ese incremento. La nación tiene un nivel de deuda actual de US$ 35 billones.

Es China, justamente, uno de los países que representa más riesgos, con una deuda corporativa que subió en US$ 660 mil millones el año pasado. Según el reporte, la tasa de acumulación de deuda de China ha sido mucho más rápida que en EEUU en la víspera de la crisis financiera de 2008 o de Japón en la antesala de la crisis bancaria de 1991.

Tomando en cuenta que China será responsable de más de un tercio del crecimiento mundial este año, de acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional, cualquier shock en el sector corporativo y financiero del país arrastraría a toda la economía global.

Tarea difícil

La tarea que enfrentan las autoridades chinas para controlar la expansión del endeudamiento no es fácil. Hasta ahora, Beijing ha intentado reducir el riesgo en los mercados financieros con varias medidas, que van desde reprender a los financistas corruptos hasta endurecer la regulación a las prácticas de entrega de créditos.

Según analistas, los funcionarios enfrentan dos grandes desafíos al tratar de restringir los créditos. El primero es eliminar las apuestas a los precios de las propiedades.

“Las viviendas son para vivir, no para especular”, dijo el presidente Xi Jinping en su discurso de inauguración del congreso del Partido Comunista Chino el mes pasado. Los datos más recientes muestran que en algunas zonas, los precios todavía siguen subiendo en muchas ciudades pese a una serie de medidas tendientes a dificultar que los inversionistas compren bienes raíces con dinero prestado.

Por ejemplo en Xi’an, la antigua capital de China, los precios de las casas subieron casi 15% en septiembre respecto del año anterior.

El segundo desafío clave es avanzar de manera que los costos de endeudamiento coincidan con la capacidad de los deudores de repagar los préstamos, no con su relación con el Estado y la capacidad de este de respaldarlos.

El sistema financiero chino permitió durante largo tiempo que las empresas estatales, y a las que se considera como implementadoras de las iniciativas estatales, obtuvieran financiamiento más barato que otras. Esto se debe a que asume que el gobierno va a intervenir si hay necesidad de respaldarlas.

Para conseguir que el capital se movilice en forma más eficiente -y evitar que las empresas que sean efectivamente insolventes sigan funcionando gracias a un financiamiento continuo-, los funcionarios de gobierno han comenzado a retirar gradualmente el apoyo implícito.

Shanghai Chaori Solar Energy Science & Technology, un fabricante de paneles solares, fue la primera firma china que entró en cesación de pagos de un bono corporativo local en 2014. Desde entonces, se ha permitido que incluso empresas estatales incumplan sus compromisos.

Manejar este proceso de desapalancamiento no será fácil. Y su resultado no tendrá sólo impacto nacional, sino que mundial.


Banco central intenta calmar a un nervioso mercado de bonos

El banco central de China intentó poner paños fríos al nerviosismo del mercado de bonos esta semana con nuevas inyecciones de liquidez, ayudando a contener los rendimientos a diez años.

El mercado ha experimentado una creciente ansiedad por una renovada ofensiva de las autoridades en contra de los préstamos más riesgosos, a pesar de que la economía mostró algunas señales de desaceleración y el crecimiento, hasta ahora, ha sido impulsado por el endeudamiento.

La inquietud en el mercado de deuda también ha golpeado a las acciones, con el índice Shangai Compuesto experimentando el lunes su mayor caída en once semanas.

"Parece que los mercados están ansiosos o están esperando que los reguladores aprieten los tornillos aún más en los próximos meses", dijo Louis Kuijs, jefe de economía asiática de Oxford Economics. Altos funcionarios chinos dijeron en el congreso del Partido Comunista que los esfuerzos por contener la toma de riesgos excesiva en el sistema financiero se mantendrían el próximo año, dando pistas de que habrá mayores regulaciones en áreas como el endeudamiento interbancario y los productos de administración de riqueza.

Una vez finalizado el congreso, las implicancias de los controles más estrictos a la deuda riesgosa han sacudido a los inversionistas, enviando los rendimientos de los bonos del Tesoro chino a diez años a un máximo en tres años de 3,917% en un momento de la jornada del lunes, lo que fue catalogado como una venta por pánico.

Calma, por ahora

La inyección de fondos del banco central el martes, por cuarto día consecutivo, logró imprimir un grado de estabilidad al mercado.

Sin embargo, los temores de una crisis de liquidez y los esfuerzos más amplios por reducir la deuda quedaron más amplificados por una encuesta que mostró una desaceleración mayor a la esperada en el crecimiento de las fábricas chinas en octubre.

Eso se sumó a las señales de una desaceleración en la economía de China, poniendo aún mayor presión sobre las acciones.

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