Los ministros del Interior de la Unión Europea instaron ayer a Grecia a reforzar los controles fronterizos y algunos amenazaron al país con excluirlo de la zona de libre circulación del bloque, en una crisis que genera cada vez más división entre las naciones del continente.
Grecia fue el principal punto de entrada a Europa para más de 1 millón de refugiados e inmigrantes que llegaron a la UE el año pasado y ha sido criticada por no haber controlado el número de arribos, que ha mostrado pocas señales de disminución en los meses de invierno (boreal).
Abrumadas por el número de arribos, a menudo las autoridades griegas han permitido el avance de los inmigrantes a otras naciones de Europa en lugar de mantenerlos en territorio griego para registrarlos apropiadamente, el primer paso requerido en la UE antes de poder viajar a otro país del bloque.
Atenas sostiene que el flujo es imposible de manejar y culpa a los otros 27 Estados de la UE por no ofrecerle ayuda real. La crisis ha dejado al borde del colapso a la zona Schengen, considerada por las autoridades del bloque como el mayor logro de la integración europea. “Si no podemos proteger la frontera externa de la UE, la frontera griego-turca, entonces la frontera externa Schengen tendrá que moverse hacia el centro de Europa”, dijo la ministra del Interior de Austria, Johanna Mikl-Leitner, durante conversaciones en Amsterdam.
“Si un país no cumple con sus obligaciones, tendremos que restringir su conexión al área Schengen”, dijo a Reuters el ministro del Interior de Suecia, Anders Ygeman.