La primera gran cita del día de los bancos centrales
europeos se ha saldado sin sorpresas. El Banco de Inglaterra mantuvo las tasas
sin cambio, en 5%, después de adoptar tres recortes desde diciembre.
Los analistas no tenían dudas en esta ocasión sobre la
decisión que tomaría el Banco de Inglaterra en su reunión de hoy. Las tres
bajadas acordadas desde el pasado mes de diciembre habían dejado los tipos al
5%.
A pesar de las últimas bajadas, Reino Unido sigue teniendo
los tipos de interés más altos dentro del G-7, y contrastan especialmente con
el 4% establecido para la zona euro, y con el 2% fijado por la Fed en Estados
Unidos.
La próxima reunión, la de junio, podría deparar un nuevo
recorte, de acuerdo con las estimaciones que barajan los expertos, siguiendo un
ciclo de bajadas alternas.
Las presiones inflacionistas no impedirían esta nueva
flexibilización en la política monetaria. La crisis crediticia y el
debilitamiento económico han frenado el ritmo de crecimiento del Reino Unido.
Las últimas previsiones del FMI cifran en un 1,6% el aumento del PIB británico
para el presente año.
Esta desaceleración está siendo especialmente acusada en el
mercado inmobiliario. El precio de las viviendas en el mercado británico habría
registrado en abril su primer descenso interanual en más de una década, según
los datos de la
financiera HBOS.