En una estrecha votación, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, consiguió que la Cámara de Diputados aprobara finalmente las cuentas fiscales correspondiente al año 2010.
Sin embrago, la votación –que se considera un voto de confianza sobre el mandatario- dejó a Berlusconi sin la mayoría necesaria como para asegurar su permanencia en el gobierno.
Es que las finanzas públicas fueron aprobadas con un respaldo de 308 diputados y 321 abstenciones, lo que se interpreta como un voto de castigo hacia ‘il Cavaliere’.
En medio de esta clara pérdida de apoyo, el líder del Partido Demócrata (principal opositor al gobierno), Pierluigi Bersani pidió la renuncia de Berlusconi. El político pidió al primer ministro que deje al presidente de la República, Giorgio Napolitano, que busque una solución a la actual situación del país.
El líder de la oposición aseguró que Italia se enfrenta al riesgo real de perder acceso a los mercados y fue más allá pues afirmó que el país reclama su renuncia.
Según consigna Expansión, el ministro de Defensa, Ignazio La Russa, indicó que "el voto deja abierta todas las opciones para el futuro del gobierno, que decidirá qué hacer en las próximas horas". Según dijo, Berlusconi tiene intención de reunirse con Napolitano antes de decidir su próximo movimiento.