El
ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, quien seguirá en el cargo
en el Gobierno de la presidenta electa, Dilma Rousseff, reafirmó hoy
que 2011 será "un año de ajuste" para la economía del país, pero con
"crecimiento fuerte".
Mantega reiteró a periodistas que la
intención de Rousseff, quien recibirá la presidencia brasileña de manos
de Luiz Inácio Lula da Silva el próximo 1 de enero, es "contener el
gasto" público, pero sin que eso afecte a los programas sociales
implantados en el país desde hace ocho años.
El ministro
admitió que existe cierta preocupación con la tasa de inflación, que
este año se calcula que cerrará en 5,9%, dentro de la meta trazada por
el Gobierno del 4,5%, con un margen de dos puntos porcentuales por
encima o por abajo.
No obstante, sostuvo que el aumento de la
inflación en los meses pasados responde a alzas puntuales de los precios
de los alimentos y no supone un "problema estructural de la economía"
brasileña.
"El problema está muy bien detectado", dijo el
ministro, quien atribuyó a los aumentos de precios de las materias
primas el repunte que la tasa de inflación ha tenido en Brasil.
"Cuando bajen los precios de los alimentos y de las materias primas, bajará también la tasa de inflación", aseguró.
Asimismo, reiteró sus cálculos de que la economía del país tendrá
este año un crecimiento cercano al 8% y que el ritmo decrecerá algo
durante 2011, para cuando previó una expansión del 5%.
Según
Mantega, 2011 "será un buen año" para Brasil y el Gobierno de Dilma
Rousseff "seguirá haciendo lo mismo que se está haciendo" actualmente,
porque la economía "está bien encarrilada".