El libro que recoge las mejores frases de Warren Buffett, el "Oráculo de Omaha"
"Regla número uno: nunca pierdas dinero. Regla número dos: nunca olvides la regla número uno",
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"Regla número uno: nunca pierdas dinero. Regla número dos: nunca olvides la regla número uno". Quizá ésta sea la lección más conocida de Warren Buffett, al menos es la que más repiten los libros de gestión que sobre él se han escrito. Y como no podía ser de otra manera está incluida en el libro The Oracle Speaks. Warren Buffett in His Own Words (El oráculo habla. Warren Buffett en sus propias palabras), escrito por David Andrews.
El texto, que salió a la venta en septiembre en EEUU, es un compendio de algunas de sus mejores frases.
En él se recogen las opiniones de este gurú de los negocios en distintas intervenciones públicas. Cuando él habla, todos callan. Por eso y por su habilidad para los negocios le llaman el Oráculo de Omaha. Actualmente es el tercer hombre más rico del mundo y, aunque en los últimos años, ha caído en el ránking (en 2008 era el primero), siempre ha estado entre los hombres de negocios más respetado.
Algunos de los aspectos que más interesan al autor están relacionados con esta capacidad para hacer oro todo lo que toca. Su fortuna está valorada en 46 mil millones de dólares y la compañía de la que es máximo accionista y CEO, Berkshire Hathaway, ha aumentado sus inversiones a un ritmo del 22% cada año. Compra y vende acciones e invierte en empresas, sectores o negocios. Y, aunque no tiene una bola de cristal desde la que es capaz de decir qué negocios son rentables, mueve el mercado como ningún otro inversor.
Buffett, que cumplió en agosto 82 años, es uno de los hombres de negocios más respetados por la sociedad norteamericana, pero no sólo por su olfato para los negocios (predijo la caída de las empresas puntocom y la crisis financiera). Su compromiso social le ha llevado a manifestarse partidario de subir los impuestos a los ricos (ayer volvió a reclamárselo a Obama), a anunciar que donará más del 90% de su fortuna a distintas ONG y fundaciones antes de morir y a ser uno de los que más dinero invierte en causas sociales.
Pero Buffett también puede presumir de austeridad. Sigue viviendo en la misma casa que compró en 1958 cuando no era uno de los más ricos de Estados Unidos y tiene uno de los sueldos más bajos entre los directivos. Y es que el tiempo -que Buffett define como "un amigo de los negocios fabuloso y un enemigo de los mediocres"-, le termina dando siempre o casi siempre la razón. En el libro también se recoge alguna frase en la que reconoce inversiones erróneas. Pero las pruebas demuestran que han sido pocas.