Por María Ignacia Alvear C.
La crisis de deuda griega ha golpeado también a las grandes firmas europeas. Muchas de ellas, al igual que a los gobiernos, han recibido recortes en sus notas por parte de las agencias calificadoras debido a su estado financiero. Sin embargo, han encontrado en los mercados emergentes una alternativa para reforzar sus balances ya que países como los ubicados en América Latina se han transformado en el pilar de sus resultados gracias a la menor volatilidad de sus mercados.
La preocupación de las compañías quedó de manifiesto la semana pasada durante la reunión del G20, donde los empresarios hicieron su propio “B20”. Los ejecutivos temen que la crisis continúe afectando la confianza del consumidor y golpee la exposición de capital.
Pero las empresas hace algún tiempo ya que registran golpes. La española Telefónica en agosto sufrió con la rebaja de su calificación hecha por S&P, la que justificó su decisión por las dudas que generaba la española en su capacidad de crecer mientras recorta su deuda y costos, a medida que la competencia se incrementa tanto en España como en el extranjero.
“La rebaja de calificación le costará dinero a Telefónica”, dijo a Bloomberg el analista de Sanford C. Bernstein, Robin Bienenstock. “Después de diez años de ser la preferida de la industria, está en una situación muy difícil. Telefónica está muy endeudada y no puede aumentar su inversión, lo que impulsaría su crecimiento”, agregó. A junio de 2011, su deuda financiera neta era de 56.420 millones de euros
(US$ 77.840 millones).
La semana pasada, el encargado de las operaciones europeas, José María Álvarez-Pallete, informó que no está considerado vender, fusionar ningún activo en Europa ya que ahora la firma está enfocada en sus actuales negocios y reconoció que la situación en España continúa siendo “complicada”. Por otra parte, en la presentación semestral del estado financiero, el presidente de Telefónica, César Alierta, señaló que la positiva evolución de su negocio en Brasil está permitiendo consolidar el liderazgo en ese país, el que pronto se convertirá en la principal fuente de ingresos de la compañía.
Otra firma que sufrió una rebaja en su nota fue la italiana Enel, la mayor empresa de electricidad de ese país. Después de los recortes aplicados por Fitch, Standard & Poor’s y Moody’s a Italia, muchas firmas estatales o controladas por el Estado corrieron la misma suerte. Mientras Moody’s rebajó la calificación de Enel, S&P afirmó su nota diciendo que su vinculación con la deuda soberana era “limitada”.
Enel se convirtió en la compañía de electricidad más endeudada de Europa después de que compró Endesa en 2007 y se ha comprometido ha recortar su deuda a 36.500 millones de euros en 2015 desde los actuales 46.100 millones de euros. Una tarea que se le hará más difícil después de que el gobierno de Silvio Berlusconi elevara los impuestos a las ganancias de los proveedores de electricidad en 4 puntos porcentuales, con el fin de mejorar las finanzas del país.
Con su filial verde, Enel Green Power, la compañía está aumentando sus inversiones en países emergentes. En Latinoamérica, el monto llega a US$ 2.100 millones. “Hemos podido seguir invirtiendo en proyectos sin sufrir el impacto de la volatilidad de los mercados (…). Estamos dispuestos a aumentar nuestros recursos, sobre todo en Chile, México y Brasil”, comentó el director y CEO de la filial, Francesco Starace.
Falta de estabilidad
La compañía francesa de energía y transporte Alstom anunció planes de recortar 1.380 puestos de trabajo en marzo en su unidad de transportes en Alemania, España e Italia debido a una baja demanda del mercado ferroviario producto del ambiente económicamente inestable que se vive en el continente.
“En nuestro sector, necesitamos dos cosas: estabilidad y visibilidad”, indicó el director ejecutivo de la empresa, Patrick Kron. “Sinceramente, lo que está sucediendo (en Europa) no nos está ayudando. Esto está acentuando la política de ‘ver y esperar’ de un gran número de actores económicos”.
Con una deuda financiera que ronda los 4.518 millones de euros al 30 de septiembre de 2011, las inciertas perspectivas sobre el continente europeo han hecho que la compañía se concentre en los mercados emergentes donde las oportunidades han sido más prometedoras. “La actividad es mucho más boyante en los emergentes. Debemos adaptar nuestra capacidad para una menor demanda y mejorar la competitividad en los mercados avanzados”, aclaró Kron.
Mantener el modelo
El banco Santander, por su parte, afirmó en la presentación de su plan estratégico 2011-2013 que el actual modelo de negocio que estaban utilizando era el correcto para enfrentar la crisis financiera.
Durante una presentación ante inversionistas, el director ejecutivo de la entidad, Alfredo Sáenz, señaló que su estrategia se fundamentaba en “un crecimiento sostenible, un perfil de bajo riesgo y diversificado”.
El modelo de Santander se basa en la diversificación del negocio entre economías avanzadas y emergentes, una posición dominante en los mercados donde se encuentra, y un perfil bajo de la banca minorista y comercial.
El directivo, citado por el diario español Cinco Días, comentó que el banco tenía como meta regresar en tres años a niveles de rentabilidad sobre capital de entre 12% y 14%. El ratio actualmente se sitúa en 9%. Los planes son volver a tener en 2014 las utilidades que se obtenían en los tiempos pre-crisis. En 2007, llegó a reportar ganancias récord de 9.000 millones de euros.
Una de las metas de Santander es sacar partido de sus filiales latinoamericanas. En Chile busca incrementar la banca comercial y registrar alzas de dos dígitos en operaciones de particulares, banca personal y PYME, una idea similar a la que quiere implementar en Argentina.