Las autoridades estadounidenses están a punto de presentar
el esperado plan de rescate sobre las tres grandes de Detroit, General Motors,
Ford y Chrysler. A corto plazo, las ayudas alcanzarían los US$ 15.000 millones, dentro de un plan que podría ser votado esta misma semana.
Los analistas ya habían advertido que un colapso de la
industria automovilística estadounidense tendría efectos devastadores para el
conjunto de la economía, y de los mercados. Y las propias autoridades
estadounidenses habían reconocido que compañías como General Motors, aunque no
fueran entidades financieras, eran demasiado grandes como para permitir su
quiebra.
El resultado final será un plan de rescate para el conjunto
del sector. Según adelantan las agencias internacionales, los primeros detalles
de este plan podrían ser avanzandos hoy mismo, y la votación para su luz verde
definitiva se celebraría esta misma semana, incluso mañana mismo.
La recta final del proceso de conversaciones ha tenido lugar
con la resaca del peor dato de empleo en Estados Unidos desde el año 1973. El
pasado viernes se conoció la destrucción de 533.000 puestos de trabajo en
noviembre.
Sólo la crisis que alcanza, sobre todo, a General Motors y
Chrysler pone en peligro cerca de 350.000 empleos directos, a los que habría
que sumar los de empresas de componentes auxiliares para la automoción.
Las ayudas se efectuarían a través de la concesión de
préstamos. En las últimas fechas, General Motors y Chrysler, las más acuciadas
por la crisis, habían manifestado que necesitaban al menos 14.000 millones de
dólares para seguir siendo operativos hasta finales de marzo.