Por Chris Bryant
, Frankfurt
Hackear a un automóvil, el tipo de cosas que uno lee en novelas de espías y ciencia ficción, se está convirtiendo rápidamente en una seria amenaza, forzando la industria a considerar cómo proteger a los vehículos en contra de los ciberataques.
“Los autos se están convirtiendo en artefactos conectados”, aseguró Ralf Lamberti, jefe de telemática y de información y entretenimiento en Daimler.
“Estamos protegiendo a los vehículos con (equipos) de última generación para asegurar que no ocurran ataques”, agregó.
El auto moderno es un computador móvil sofisticado, en el cual el software y la electrónica representan un 50% de su valor.
Los vehículos están diseñados con una gran longitud de cables, varios cientos de megabytes de software y múltiples redes.
Los fabricantes de autos han respondido a la demanda de los consumidores de constante conectividad instalando WiFi, y conexiones de celular y Bluetooth.
Cada nueva conexión y aparato electrónico agrega un blanco o medios potenciales para el ataque de un hacker.
“El riesgo de un ciber ataque a un auto es bastante bajo... ya que los sistemas de TI de los autos siguen siendo muy heterogéneos, lo que requiere ataques individuales costosos”, afirmó Marko Wolf, de Escrypt, una consultora de seguridad.
“Sin embargo, una prueba de concepto exitosa de ataques demostró que los riesgos para seguridad y privacidad de los datos son reales y aumentarán a medida que crezca la conectividad externa de los autos modernos”.
En una investigación de la Universidad de California San Diego y la Universidad de Washington, un auto avanza por un aeropuerto en desuso a 64 kilómetros por hora.
Detrás de él, un ciberatacante en un vehículo libera una bomba digital desde un computador. De pronto, el sistema electrónico de frenos de la parte delantera del auto colapsa, dejando al conductor inhabilitado de frenar.