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Consumidores de economías emergentes están sufriendo la peor parte del alza en los precios de los alimentos

El alza de los alimentos combinada con la de la energía tiene el potencial de poner en peligro el sustento económico de millones de personas, justo cuando el mundo emerge de la pandemia.

Por: Financial Times, traducido por Bernardita Herrera | Publicado: Viernes 5 de noviembre de 2021 a las 12:54 hrs.
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V. Romei en Londres, P. Wells en Nueva York, A. Gross en Paris y C. Pulice en Sao Paulo.

En I Fresh Market en Sunset Park de Nueva York, un vecindario de clase trabajadora en Brooklyn, Lily Leong tomó un paquete de cebollines, inspeccionó la etiqueta y volvió a dejarlas.

“Estos solían ser tres por US$ 1”, dijo, dejándolos caer de nuevo en el contenedor de frutas y verduras donde un letrero los valoraba en US$ 1,99. En cuanto a la carne de vacuno: “Dios mío”, exclamó, “todo es muy caro”. 

La experiencia de Leong coincide cada vez más con la de los compradores de alimentos de todo el mundo, ya sea en Brasil, Francia, Rusia o en la Eighth Avenue de Brooklyn, donde hay cajas y cestas de productos frescos frente a las hileras de tiendas.

La razón de la consternación es simple: los precios mundiales de los alimentos se han disparado debido al mal tiempo, como las sequías en América del Norte y del Sur y las fuertes lluvias en Europa, y los problemas de la cadena de suministro que surgieron con la flexibilización de las restricciones por el coronavirus.

El índice de precios de los alimentos de la FAO aumentó a una asombrosa tasa anual del 31% en octubre. El índice de productos básicos de alimentos y bebidas del FMI subió a un ritmo similar. En términos reales, después de tener en cuenta la inflación, los precios mundiales de los productos alimenticios son ahora más altos que sus máximos de 2008 y 2011justo antes de las protestas de la primavera árabe que fueron causadas, en parte, por el alza de los costos de los alimentos.

El ministro de Agricultura de Polonia fue uno de los que advirtió recientemente sobre una "crisis de precios de los alimentos". En el peor de los casos, el aumento de los costos de los alimentos combinado con el aumento de los precios de la energía tiene el potencial de poner en peligro el sustento económico de millones de personas en todo el mundo, justo cuando el mundo emerge de lo peor de la pandemia.

Aun así, los datos muestran que una crisis de precios de los alimentos al estilo de la década de 1970, que coincidió con la hambruna en algunos países más pobres, aún no ha llegado. Aunque en algunos países, especialmente en el mundo emergente, los precios de los alimentos están aumentando a tasas de dos dígitos, en otros –especialmente en Europa y partes de Asia– el dinero que los compradores pagan en la caja ha estado disminuyendo.

En el supermercado Franprix en el barrio de Belleville de París, por ejemplo, el vendedor Ayyoub Ben Belkacem se ha acostumbrado a que los clientes “se quejen de que los alimentos se volvieron inasequibles”. Sin embargo, aunque productos como los tomates y los plátanos son "realmente caros ahora", el precio de la pasta y los pasteles ha caído recientemente, explicó.

La razón principal por la que las facturas de comestibles de los consumidores no aumentan al mismo ritmo que sugieren los índices es que este último captura el precio mayorista pagado a los productores, y esto solo representa una fracción de lo que los compradores realmente pagan en caja. 

De cada dólar que los consumidores estadounidenses pagan por comestibles, por ejemplo, solo 15 centavos se destinan a alimentos. El resto se destina a otros costos como procesamiento, comercialización y distribución, dijo Marion Jansen, directora de la Dirección de Comercio y Agricultura de la OCDE.

La inflación de los precios de los alimentos al consumidor es del 4,5% en las 30 naciones de la OCDE, en su mayoría ricas. Eso es tres veces más de lo que era en mayo. Aún así, este aumento es mucho "menos agudo" que el de los precios al por mayor de los commodities hasta ahora, dijo Jansen.

De hecho, en las economías desarrolladas, incluidas Francia y Japón, los precios que pagan los compradores aumentaron solo alrededor del 1% en septiembre, mientras que los precios de los alimentos al consumidor en realidad cayeron en China, Suiza y Bélgica.

Esto no ayuda a los compradores de otros países emergentes, como Argentina, Brasil, Colombia, Rusia o Turquía. Allí, la inflación de los precios de los alimentos, que supera el 10%, se ha visto aumentada por el hecho de que sus monedas se han deslizado frente al dólar.

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"Dado que los commodities se negocian y pagan normalmente en dólares estadounidenses, esto aumenta la inflación nacional de los alimentos", dijo Christian Bogmans, economista del FMI.

En Rusia, el alza de los costos de los alimentos se ha convertido en un gran problema político, y la caída de los ingresos reales ha llevado a los índices de aprobación del partido gobernante Rusia Unida a un mínimo histórico. En Brasil, el índice de precios al consumidor de alimentos y bebidas aumentó a una tasa anual del 12% en septiembre.

Vilma de Souza es solo una brasileña entre muchas que ahora se pregunta si todavía puede pagar filetes para el tradicional asado de fin de semana de su familia. 

"Ya no compro carne roja, es demasiado cara", dijo la empleada doméstica de Ubatuba, una ciudad costera en el estado de São Paulo. Al escuchar la conversación, un carnicero local intervino: “Muchos están comprando pollo porque es más barato. Es difícil para todos".

Aunque el aumentos de los precios de los alimentos es más bajo en el mundo desarrollado, los compradores siguen sintiendo la presión, especialmente aquellos con presupuestos más ajustados. Los precios de los alimentos han subido casi un 2% en la eurozona, subiendo a más del 4% en Estados Unidos.

De vuelta en Brooklyn, una pareja joven que compra fruta en un pequeño puesto en la esquina de 8th Ave y 53rd St, también está sintiendo los efectos. "Todo está subiendo", dijo Nancy, mientras su compañero Vincent asintió con la cabeza.

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La pareja dice que están "bien" y pueden manejar los aumentos de precios por ahora. Pero por cuánto tiempo más los consumidores del mundo desarrollado podrán comprar los alimentos a los que están acostumbrados; podría ser discutible si los costos de los insumos, como la energía, continúan aumentando.

Fiona Boal, directora de materias primas de S&P Dow Jones Indices, dijo que eventualmente "las preocupaciones por la inflación se trasladarán de la energía a otros sectores de la economía, incluida la industria alimentaria".

 

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