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Ecuador presenta su nuevo rostro más amable

Lenín Boltaire Moreno llega al poder en tiempos de una polarización política en Ecuador, en el que el desencanto con la desacelerada economía y el estilo de mano dura de Correa desataron una campaña electoral divisiva.

Por: Andrés Schipani, Financial Times | Publicado: Martes 11 de abril de 2017 a las 04:00 hrs.
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Lenín Boltaire Moreno está dispuesto a reafirmar que él es su propio hombre. El presidente electo de Ecuador logró la victoria la semana pasada beneficiándose en parte de Rafael Correa, el volátil líder que lo nombró como su sucesor. Pero él insiste: “yo seré quien tomará las decisiones en el próximo gobierno. Aplicaré mi estilo, que es diferente”.

“La gente me conoce como una persona a la que le gusta humor, le gusta el diálogo, le gusta escuchar”, añadió en una entrevista con varios medios internacionales, incluido Financial Times, en Quito.

Tras una década en el poder, Correa adquirió una reputación entre los opositores como un amedrentador de piel delgada que usó los medios como un chivo expiatorio. El exvicepresidente del hombre fuerte de la izquierda promete un enfoque diferente. “Tengo algunas diferencias con él en cuanto a la libertad de expresión”, aseguró. “El presidente tiene que estar dispuesto a ser más tolerante que cualquier otro ciudadano”, apuntó.

Moreno –quien tiene una inclinación para hacer bromas y condimentó la entrevista con referencias a Tolstoi, Gramsci, Newton y la física cuántica– es visto desde hace tiempo como cortado por una diferente tijera que la de su exjefe.

Luego de que Correa anunciara a Moreno como su compañero de fórmula para las elecciones de 2007, un cable de la embajada estadounidense lo describió como “un orador motivacional y promotor de la ‘risoterapia’ para los discapacitados, (quien) proviene de la región amazónica y está limitado a una silla de ruedas”.

En persona, el exoficial de la ONU de 64 años, quien ha estado en una silla de rueda desde que recibió un disparo en un intento de robo hace casi dos décadas, es más simpático y afable que el explosivo Correa. Entre los líderes de izquierda de la región, podría ser considerado más cercano en estilo a la izquierdista moderada de Chile, Michelle Bachelet, a quien él mismo llama “su gran amiga”.

Moreno llega al poder en tiempos de una polarización política en Ecuador, en el que el desencanto con la desacelerada economía y el estilo de mano dura de Correa desataron una campaña electoral divisiva entre el presidente electo y su rival conservador Guillermo Lasso.

Las tensiones llegaron al límite la semana pasada cuando Lasso impugno los resultados de las elecciones y pidió un recuento.

Con algunos seguidores de Lasso aún en las calles, Moreno está consciente de su responsabilidad en restablecer la armonía. “Estoy a cargo de lograr la unidad que ahora está un poco fracturada, un poco fisurada”, dijo.

Sin embargo, el nuevo líder no tendrá el mismo margen de maniobra que disfrutó su predecesor por más de una década en el poder.

Respaldado por los altos precios del petróleo, Correa encabezó un proceso que llevó a duplicar el tamaño de la economía y una gran caída en los índices de pobreza.

Desatando un auge de gasto público, “invirtió al menos tres plan Marshal –más de US$ 330.000 millones– en sus diez años en el poder” en un país de 16 millones de personas, según el banco de inversiones con sede en Quito, Analytica Securities.

Ahora, la economía de Ecuador está tambaleándose por una recesión que lo llevó a contraerse 2% el año pasado, aunque Moreno espera un crecimiento de 1,4% este año. Pero los críticos desestiman a Moreno, consideran que no entiende sobre economía y temen que la sombra de Correa –quien ha dicho que irá a Bélgica, el país de su esposa, cuando salga del poder– perdurará por los próximos cuatro años. Algunos sugieren que incluso podría intentar un regreso al estilo del presidente ruso, Vladimir Putin.

Además, Moreno ha prometido que continuará con los proyectos sociales de Correa. Menospreciando las preocupaciones de los economistas de que el déficit presupuestario de Ecuador –que estiman entre 5% y 6% del Producto Interno Bruto y Moreno lo coloca ligeramente por debajo en entre 4% y 5%– podría ser un obstáculo, él planea construir 190.000 viviendas gratuitas para los pobres y pedir prestado US$ 2.000 millones al año para los programas sociales. Para ello está viendo a China, uno de los principales prestamistas de Ecuador, como fuente de financiamiento.

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