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El pesimismo en Chile se convierte en una profecía autocumplida

Socava la capacidad de Chile para capear las condiciones tormentosas en la economía global sobre la base de un manejo económico sólido.

Por: Benedict Mander, Financial Times | Publicado: Martes 20 de octubre de 2015 a las 04:00 hrs.
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En las salas de directorio de todo Santiago existe un creciente temor a que las reformas de izquierda impulsadas por la presidenta chilena Michelle Bachelet amenacen el modelo de libre mercado que ha producido lo que es posiblemente la economía más exitosa de América Latina.

Esto es a pesar del hecho de que Chile está capeando una caída en las materias primas que está golpeando al resto de una América Latina rica en recursos y contribuyendo a una estampida de los inversionistas desde los mercados emergentes. “Chile sigue estando entre los líderes de la clase en Sudamérica”, dijo a FT el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.

Pero la confianza del gobierno convence a pocos en la comunidad empresarial. Su crisis de confianza se está convirtiendo en una profecía autocumplida, lo que socava la capacidad de Chile para capear las condiciones tormentosas en la economía global sobre la base de un manejo económico sólido.

“Si parece que las reglas del juego van a cambiar, uno espera hasta que lo hagan. Eso es natural. Y si las reformas mismas son malas también, como las reformas laborales y fiscales, eso sólo amplía el pesimismo”, dice Axel Christensen, jefe de estrategias de inversión de BlackRock.

Las reformas laborales en discusión en el Congreso que aumentarían el poder de los sindicatos han causado una profunda inquietud entre las empresas. Las empresas también han criticado la complicada reforma tributaria que se aprobó el año pasado, que aumentó el impuesto corporativo de 20% a 25%. El gobierno ha aceptado modificar y simplificar las reformas tributarias.

El pesimismo ha agravado una caída de la inversión en el sector minero provocada por la caída de los precios del cobre, lo que se ha traducido en una disminución general de la inversión de 25,5% del PIB en 2012 a 21,5% este año, según cifras del Banco Central.

Aunque la caída ha sido compensada por una mayor inversión en el sector energético, que se espera reduzca los altos costos de la energía de Chile en 30% en los próximos dos años, el crecimiento económico está sufriendo. El gran temor es que Chile no pueda recuperar su dinamismo, con el crecimiento cayendo a 1,9% el año pasado tras promediar 5,3% en las últimas tres décadas.

Un problema es que existe una capacidad limitada para estímulos fiscales debido a la caída del precio del cobre, mientras que la política monetaria está limitada por la inflación que ha alcanzado 5%, muy por sobre el rango meta de 2% a 4% del banco central alimentada por un tipo de cambio más débil.

Esteban Jadresic, economista jefe de Moneda Asset Management, argumenta que, si bien la depreciación del peso ha hecho a Chile, en teoría, más competitivo, se ha producido un fallo en la reasignación de recursos desde la minería a otros sectores exportadores, como la silvicultura, la fruta, el salmón, el software y los servicios. Con el banco central esperando que las exportaciones de bienes y servicios permanezcan planas por segundo año consecutivo, Jadresic argumenta que las reformas laborales pendientes que aumentarán las rigideces harán que el problema empeore. “Nuestra principal fuente de crecimiento está bloqueado”, dice.

El gobierno rechaza estos temores y destaca el desempeño de Chile en capear el fin del auge de los commodities. Valdés dice que Chile ha superado dos “pruebas” importantes al adaptarse a un contexto mundial más desafiante. Primero, Chile supera al resto de la región en eliminar su déficit de cuenta corriente, que se ha reducido a 0,7%, desde 3,7% de 2013, en parte gracias al pesimismo que impregna al sector privado, donde la inversión ha colapsado debido a la incertidumbre generada por el programa de reformas de Bachelet.

Y segundo, pese a una depreciación de 33% de la moneda chilena, las finanzas de las empresas apenas se han visto afectadas, a diferencia de devaluaciones anteriores. Esto ha permitido al mayor productor mundial de cobre hacer un ajuste relativamente indoloro a los términos de intercambio causado por el derrumbe de los precios US$ 2,2 la libra desde US$ 4,4 de 2011.

Además, un sector financiero grande y diversificado con alto ahorro interno ofrece una red de seguridad muy útil.

“Estamos acostumbrados a los ciclos de precios de los commodities. Pero la situación local es mucho más complicada. No había sido tan mala en más de 30 años”, dijo Diego Hernández, director ejecutivo de Antofagasta Minerals.

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