Por David Oakley y Richard Milne
El rescate de Portugal ha sido considerado una probabilidad creciente por muchos inversionistas desde fines del año pasado. Ahora que el gobierno cayó, parece inevitable.
Los políticos portugueses siguieron insistiendo el jueves en que no pedirían asistencia financiera, pero el monto de los bonos que el país debe vender en los próximos meses parece demasiado grande como para que los gestores de deuda lo manejen sin ayuda externa.
Por sí solo, Portugal no es un problema para la eurozona o los mercados financieros. El fondo de rescate tiene capital más que suficiente para apoyar a Lisboa.
El punto es lo que un rescate portugués significa para su vecino más grande, España, la cuarta economía más grande de la eurozona, lo que podría llevar la crisis de deuda a un nuevo nivel en caso de una corrida en sus mercados.
“Es como el fútbol americano: el bloqueador protege al tipo que corre tras de él, pero cuando el bloqueador cae, el corredor queda muy expuesto”, dice Marc Chandler, jefe global de estrategia de monedas en Brown Brothers Harriman. “Portugal era el bloqueador de España”.
Por el momento, España parece fuera de la zona de peligro. Sus mercados de bonos se han desacoplado de Portugal, Grecia e Irlanda.
Los inversionistas han quedado impresionados con el modo en que el país ha lidiado con los problemas de su sector bancario e introducido reformas en el mercado laboral y las pensiones.
El costo de endeudamiento para Portugal marcó un máximo desde la creación del euro el jueves para todos sus bonos y vencimientos. Los de España, en cambio, estuvieron planos. Ni siquiera la rebaja en la calificación de 30 bancos españoles por Moody’s logró sacudir su mercado.
La divergencia ha sido más marcada desde comienzos de año. Los rendimientos de los bonos portugueses de referencia a 10 años han saltado un punto porcentual completo a 7,66% desde comienzos de enero mientras que los rendimientos españoles han caído medio punto porcentual a 5,17%. La caída del gobierno luso llega también en un momento difícil para la UE - en la víspera de la reunión de jefes de estado en Bruselas. Sin embargo, con Alemania descontenta con el monto de capital que debe contribuir al fondo permanente de rescate e Irlanda negándose a aumentar los impuestos empresariales a cambio de créditos de emergencia más baratos, Portugal es sólo uno de muchos temas complejos.
Si las agencias de calificación de riesgo rebajan más a Portugal, lo que se considera probable, entonces la mayoría de los participantes del mercado dicen que se acabó el juego para Lisboa.
Las visiones sobre España están más divididas. Nick Gartside, director de inversiones para renta fija en JPMorgan Asset Management, dice: “Creo que España mismo es el cortafuego. Si uno mira a Irlanda, Portugal y España, ambos tienen enormes deudas en relación con el PIB y grandes déficit presupuestarios. España sólo tiene el gran déficit presupuestario. El problema es cuando se tienen ambos”.
Otros están menos confiados en que España está fuera de peligro. Dicen que es probable que los rendimientos portugueses suban más. Esto aumenta el riesgo de contagio, dicen.
El aumento esperado en las tasas de interés por el Banco Central Europeo el próximo mes también puede presionar a la economía hispana. Los mayores costos de endeudamiento para hogares y empresas no ayudarán a su economía frágil.
Además se piensa que los bancos españoles están muy expuestos a Portugal. Un default portugués acarrearía grandes pérdidas al sector financiero de Madrid.