El gobierno británico de coalición
conservador-liberaldemócrata presentará el martes un presupuesto de
emergencia que incluirá recortes radicales en el gasto público y la
subida o introducción de nuevos impuestos, ha adelantado el ministro
de Economía, George Osborne.
Osborne dijo el fin de semana que la
ejecución de estas medidas
de ahorro es fundamental para evitar que el Reino Unido vaya "camino
a la ruina", y se comprometió a ponerlas en práctica para asegurar
la "prosperidad para todos", según la prensa británica.
Entre las
iniciativas que se incluirán en el presupuesto,
aprobado el viernes por la coalición, está un nuevo impuesto para
los bancos y el incremento de la tasa sobre los beneficios del
capital no empresarial, lo que afectará a las personas que tengan,
por ejemplo, segundas residencias.
Se da por hecho un alza desde el 17,5 al 20%, del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), lo que, según los analistas,
tendría el efecto de reducir el consumo y afectaría sobre todo a las
personas con menos recursos, que gastan una mayor proporción de sus
ingresos en tasas indirectas.
El primer ministro británico, David
Cameron, ha dado a entender
además que se tocará el sueldo de los funcionarios, pero aún no se
sabe si se congelará a corto o a largo plazo.
Lo que sí ha
confirmado Osborne es que se instaurará una Comisión
independiente de pensiones -encabezada, para sorpresa general, por
un laborista, el ex ministro John Hutton- que deberá examinar cómo
se pueden reducir las pensiones del sector público.
No se
descarta tampoco una congelación de las prestaciones
sociales, lo que lógicamente afectaría sobre todo a los desempleados
y a las personas en situación de precariedad.
Entre las "buenas
noticias", hay una congelación del impuesto
local sobre la vivienda y, para la empresa, la anulación del incremento previsto por el anterior gobierno laborista de la cotización
a la seguridad social.
También se prevé que el Ejecutivo exima
parcialmente del pago de
esa cotización a las nuevas empresas que se formen fuera del sudeste
de Inglaterra, la región donde se encuentra Londres y la más rica
del país.
Osborne
mantiene que los recortes son "inevitables", ya que, sin
ellos, Gran Bretaña, con un déficit que asciende a 155.000 millones
de libras (US$ 230.000 millones), afronta "tipos de interés más altos,
aumento del desempleo y un declive de la calidad de vida".