El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, calificó hoy de "indignante" el pago de bonificaciones por valor de US$ 165 millones de la aseguradora AIG a los
directivos que casi hundieron la firma.
En una declaración en la Casa Blanca al presentar un plan de US$ 730
millones para facilitar el crédito a las pequeñas
empresas, Obama afirmó que esos bonos, concedidos después de que AIG
tuviera que pedir ayuda al Gobierno para sobrevivir, "subrayan la
necesidad de una reforma exhaustiva del sistema regulador
financiero".
AIG, declaró el presidente, es "una empresa que se encuentra
inmersa en problemas económicos debido a su avaricia y su
temeridad".
"Es difícil entender que los operadores de derivados en AIG se
merezcan la más mínima bonificación, mucho menos pagas extras de US$ 165
millones. ¿Cómo justifican este escándalo a los
contribuyentes que mantienen a flote esta compañía?".
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ya busca modos para
bloquear esos pagos, afirmó el presidente estadounidense. Cómo podrá
hacerlo está menos claro, ya que esas pagas extras están estipuladas
en los contratos de los ejecutivos de AIG.
Según Obama, su objeción a esas bonificaciones "no es una
cuestión de dólares y centavos, estamos hablando de nuestros valores
fundamentales".
"Lo que esta situación subraya es la necesidad de una reforma
exhaustiva del sistema regulador financiero, para que no nos
volvamos a encontrar en esta posición".
Asimismo, reclamó "algún tipo de mecanismo de resolución en casos
de instituciones financieras con problemas, para que tengamos mayor
autoridad a la hora de proteger al contribuyente estadounidense y
nuestro sistema financiero en casos como este".
El Gobierno de George W. Bush se vio obligado a adquirir, en
septiembre pasado, casi el 80% de las acciones de AIG para
evitar que el colapso arrastrara consigo al resto del sistema
financiero.
La noticia de las bonificaciones motivó una llamada de protesta
el miércoles del secretario del Tesoro, al principal ejecutivo de
AIG, Edward Liddy.