Reforma financiera en España: un año para sanear a la banca
La mayor novedad es que requisitos de provisiones por 50 mil millones de euros incluyen también activos no problemáticos.
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El ministro de Economía, Luis de Guindos, presentó ayer la esperada reforma financiera que busca devolver a los inversionistas la confianza en la solvencia de la banca española.
La iniciativa, que debe ser aprobada hoy, ordena el proceso de fusiones entre las distintas entidades y obliga a la industria a recaudar 50.000 millones de euros (US$ 65.900 millones) en fondos adicionales para amortizar los activos inmobiliarios que quedaron de la burbuja que reventó en 2008.
La medida, que exige incrementar las provisiones de los activos problemáticos a 80%, debe cumplirse antes de diciembre de 2012.
En cuanto a las entidades que decidan participar en fusiones, tendrán dos años para adaptarse al nuevo marco de aumento de capital, siempre y cuando presenten antes del 30 de mayo un plan de viabilidad para aumentar su tamaño en 20%. Los bancos que quieran fusionarse podrán pedir un préstamo al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) el que, para poder prestar, aumentará su capital de 9.000 millones de euros a 15.000 millones de euros gracias a un aporte del Tesoro Público (mediante emisión de deuda). Los bancos tendrán que vender sus bonos convertibles contingentes, (conocidos como CoCos), al mismo FROB. De Guindos insistió que no habrá recursos públicos involucrados en el plan por lo que no afectará el déficit presupuestario.
Activos problemáticos
Para los activos problemáticos, el incremento en el ratio de reservas se traduce en requisitos de adicionales por 25.000 millones de euros. Estas provisiones deberán hacerse con cargo a los resultados. Los bancos deben separar además un capital equivalente a 20% del valor libro de los terrenos no desarrollados y 15% de los proyectos sin terminar. Eso representará una suma cercana a 15.000 millones de euros que pueden venir de las utilidades o de ampliaciones de capital y bonos convertibles.
Una de las mayores novedades del plan es que las provisiones afectarán también a los activos no problemáticos. En este caso, se exigirán reservas equivalente a 7% del total, lo que supondrá otros 10.000 millones de euros.
En el caso de los terrenos los requisitos de elevan de 31% a 80%.
Bajo el garrote
Aunque los bancos efectivamente necesitan recuperar la confianza de los inversionistas, el plan del gobierno de derecha fue calificado por algunos observadores como excesivamente duro. “A mi me parece demasiados garrotes y muy pocas zanahorias”, comentó a Bloomber Ricardo Wehrhahn, de la consultora Roland Berger en Madrid. “El riesgo es que los bancos se busquen fusiones sólo para ganar tiempo y no por razones económicas sólidas”.