Una verdad incómoda para Bloomberg
Es una verdad incómoda para el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
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Por Chris Ip
Es una verdad incómoda para el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.
El multimillonario viajó a Hong Kong en diciembre para ser coronado presidente de C40, la red global de cambio climático, pero se las arregló para representar 8% de la huella de carbono del evento de cuatro días con 1.679 delegados internacionales. Y eso, porque fue el único asistente que insistió en volar en su avión privado.
El vuelo de 16 horas de Bloomberg generó 106.366 kilos de dióxido de carbono, un 8,17% de la huella de carbono total del Diálogo Climático C40 2010, según una auditoría de uso de carbono de Reset Carbon.
Para poner esa cifra en perspectiva, eso es suficiente carbono como para que toda la conferencia se hubiera extendido por otros dos días y terminado con la misma huella.
El informe da cuenta de sólo un delegado llegando en el avión privado. Reset Carbon dijo que otros podrían haber llegado en la nave, pero no declararon su modo de transporte a los auditores. La oficina del alcalde no confirmó cuántos (si es que hubo alguno) delegados viajaron con Bloomberg.
Que los vuelos representen el grueso de las emisiones de carbono no es una sorpresa: los viajes internacionales representaron 94,87% de la auditoría. Hubo 670 vuelos únicos hechos hacia y desde la conferencia.
En nombre del ambientalismo, las emisiones de carbono de Bloomberg están siendo compensadas por la Hong Kong Airport Authority. Para eso, pagará unos 10.400 dólares hongkoneses (unos
US$ 1.300) al proyecto de gas del vertedero Suzhou, operado por South Pole Carbon Asset Management. Además de su posición como presidente del C40, Bloomberg menciona periódicamente su apoyo por una vida baja en carbono y resalta que usa el metro en Nueva York. Pero según una investigación del New York Times en 2007, lo hace después de recorrer 22 cuadras en un SUV para llegar a la estación.