La primera de la gran cita de la jornada con los bancos
centrales se salda sin sorpresas. El Banco de Inglaterra, totalmente dividido
en las votaciones en su última reunión, se ajustó a lo esperado al dejar los
tipos de interés en el 5%, presionado por la amenaza de recesión en la economía
británica, y a pesar de sufrir sus mayores tensiones inflacionistas en más de
una década.
Habrá que esperar a la publicación de las actas para
confirmar si la división reinante en el seno del Banco de Inglaterra se ha
repetido en la votización de hoy.
En su última reunión, la celebrada el pasado 10 de julio,
llegaron a apoyar todas las opciones posibles sobre los tipos de interés. De
los nueve consejeros, siete optaron por mantenerlos sin cambio, en el 5%, uno
votó a favor de una subida, y otro abogó por un recorte.
A diferencia de hace un mes, los temores de una entrada en
recesión de la economía británica se han visto claramente reforzados. En julio,
los índices de actividad en servicios, industria y construcción compartieron en
los tres casos una contracción. Las últimas previsiones de entidades
financieras como HBOS contemplan una caída media anual en el precio de la
vivienda del 8,8%, una situación insólita en más de un cuarto de siglo.
Este freno en el crecimiento se produce además en paralelo a
la escalada en los precios. En junio, la inflación se aceleró en Reino Unido
hasta el 3,8%, su mayor porcentaje desde el año 1997. El reciente pinchazo en
el precio del petróleo podría en cambio aliviar estas tensiones inflacionistas.