Un marcado aumento registró ayer la demanda por los papeles de corto plazo nominales que licitó el Banco Central: las órdenes para comprar los bonos a dos años en pesos del instituto emisor superaron en más de seis veces la cantidad emitida de $ 15.500 millones.
A su vez, la licitación de bonos en UF -por 1.550.000 de éstas- tuvo una sobredemanda de 2,7 veces.
Esto se explicaría, según el subgerente de economía y renta fija de BCI Inversiones, Felipe Alarcón, por la aversión al riesgo que muestran los compradores. “Dada la situación de incertidumbre afuera, los compradores se van a los activos más seguros, como los papeles sin riesgo del Central independientemente si están en UF o en pesos”, dijo Alarcón.
Según el analista de BCI Inversiones, en el caso de los bonos en pesos se conjugan dos fuerzas que empujan a la demanda: la inflación en retirada, que se evidencia en las tasas de estos papeles; y la fragilidad económica de mercados internacionales.
Con respecto a la composición de la demanda, los papeles en UF fueron adquiridos, según datos del Banco Central, en su gran mayoría (94,8%) por AFP y compañías de seguros. Los bonos nominales fueron comprados por la banca, por completo en el caso de los papeles a 5 años y 75% de los bonos a 2 años.
Pese a esta alta demanda, ésta podría suplirse en parte por la oferta coincidente entre el Banco Central y la Tesorería. Hoy se espera un remate de instrumentos tanto en pesos como en UF, en tramos entre cinco y 30 años, por un total de $ 267.358 millones.