DF Constitucional

Diputado Diego Schalper: “Para mí no fue un sorpresa que los días posteriores al acuerdo los indicadores de riesgo del país hayan bajado”

El también secretario general de RN le puso todo su respaldo, y sigue haciéndolo, al nuevo proceso constituyente, sin ningún complejo del diálogo sostenido para ello con la oposición.

Por: Claudia Rivas A. | Publicado: Jueves 12 de enero de 2023 a las 12:52 hrs.
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El parlamentario y dirigente político Diego Schalper (37) jugó un rol clave no solo en las conversaciones entre la oposición y el oficialismo para conseguir el acuerdo que sirvió de base para el nuevo proceso constituyente, sino que lo defendió a brazo partido en la Comisión de Constitución de la Cámara, custodiando con firmeza que no se cambiara ni una coma de lo aprobado por el Senado de manera de asegurar que esta semana se fue a ley, tal como sucedió.

En esta entrevista con Diario Financiero, Schalper profundiza en las razones que lo llevaron a tomar esta postura, expresando que “siento que nosotros hemos tenido la audacia, quizás, de darnos cuenta que el acuerdo es el único camino viable para recuperar la estabilidad en Chile” y está convencido de que el pilar fundamental de este proceso constitucional va a ser el diálogo franco de cara a la ciudadanía.

Recorriendo lo realizado estos últimos meses, el dirigente opositor argumenta que “formo parte de una generación que cree que, entendiendo que hay diferencia profundas, tenemos que poner en común aquello que podamos acordar y, a partir de ahí, generar un marco de estabilidad”.

Y advierte que era necesario un nuevo proceso constituyente porque “nadie invierte en un país que no es capaz de procesar sus diferencias por la vía del diálogo”.

-¿Cómo llega a la convicción de que el acuerdo constitucional era necesario?

-Hay una coyuntural y una de fondo. El día viernes 9 el tema público internacional era el conflicto que se estaba suscitando en Perú, básicamente porque las fuerzas políticas no fueron capaces de ponerse de acuerdo termina en lo que vimos. Y cuando el viernes fracasa la conversación me voy muy frustrado, pero al mismo tiempo muy claro de que para hacer que Chile sea distinto al concierto latinoamericano, tenemos que recuperar la capacidad de ponernos de acuerdo incluso en los momentos más difíciles. Y yo creo que también hay una fuerte impronta generacional…

-¿Cómo así?

-Porque desde el año 2011, que es cuando varios de nosotros entramos a la vida política, inicia en Chile un ciclo de polarización con la crítica por la provisión de los derechos sociales, educación pública gratuita y de calidad… El gobierno de la presidenta (Michelle) Bachelet trata de administrarlo como puede, pero entramos en una espiral de polarización cuya máxima expresión fue una segunda vuelta electoral donde se enfrentan los dos polos más radicales del espectro político, representados en José Antonio Kast  y Gabriel Boric. Entonces, ese es el clima de este ciclo de polarización, que encuentra su punto más álgido en el estallido social, pero que fue germinando sobre la base de la idea, de la izquierda radical, de que ponerse de acuerdo es sinónimo de transaccionismo. Y yo siento que mi generación está muy marcada por un clima de polarización y, por lo tanto, lo coyuntural es Perú, pero lo profundo es un anhelo muy modesto, de alguien a sus 37 años, de heredarle a las futuras generaciones un Chile con estabilidad, sin confrontación.

-¿Por qué es tan importante eso?

-Porque lo que uno observa en las democracias que han sido exitosas –Chile estuvo a punto de ser parte del grupo de los países en vías de desarrollo y desarrollados- es que hay que tener estabilidad y la estabilidad no se logra cuando las fuerzas políticas se mantienen en constante confrontación. Por lo tanto, parecía ser importantísimo generar un marco de conversación que volviera a hacer que Chile se condujera no desde la confrontación de los polos radicales, sino del encuentro de los polos moderados.

-¿Cómo se refleja esa mirada en el acuerdo?

-Si usted se fija, todo el acuerdo constitucional descansa en esta premisa: bases institucionales que fijan un marco construido de común acuerdo entre las fuerzas moderadas; un árbitro que se elige en su composición siete y siete, son 14 personas; después, la Comisión Experta se elige en listas que tienen que alcanzar los 4/7, por lo tanto, no solo será importante quién escoge Renovación Nacional, la UDI y Evópoli, sino que también va a ser importante que no genere un conflicto con aquellos que sean escogidos por las otras fuerzas políticas. O sea, usted va a estar “obligado” a elegir a gente dialogante. Y, por último, el clímax de esto es que la Comisión Experta, en la víspera, del fin del proceso, puede hacerle observaciones al texto del Consejo y en caso de discrepancias no hay un choque de trenes, no hay un choque de quórums, porque lo que hay es una comisión mixta; porque el pilar fundamental de este proceso constitucional va a ser el diálogo franco de cara a la ciudadanía. Es decir, más que ver cuántos votos sumo yo para imponer lo que yo creo, porque no los voy a tener; es cómo entro en dialogo franco de cara a la ciudadanía para buscar lo mejor para Chile. ¡Es un cambio de paradigma total! Toda la filosofía detrás de esto es totalmente opuesta a la anterior, porque yo creo que Chile tiene una última oportunidad… o salimos de esto por la vía del acuerdo o, en definitiva, tristemente vamos a terminar como lo que estamos viendo en Brasil y en Perú, con las fuerzas políticas enfrentadas en algunos casos de manera violenta en otros de manera verbal, pero sin capacidad de procesar sus diferencias por la vía del diálogo.

“Generar un marco de estabilidad”

-A algunos les asalta la duda acerca de cuánto hay de convicción en la defensa que la derecha hace del acuerdo y particularmente usted, que fue quien lo defendió en la Comisión de Constitución desde su sector, lo que incluso le provocó un mal rato con el diputado Gonzalo de la Carrera…

-¿Sabe qué pasa? Es que no hay una derecha, esa es la verdad. Creo que el episodio de ayer, guardando las proporciones, refleja bastante bien dos almas que hoy día hay en el mundo de la derecha. Hay un alma que cree que el proceso político se desarrolla sobre la base de imponer por la fuerza de la funa, de la confrontación, de la imposición, lo que se estima correcto; otros más bien creemos que los distintos no son nuestros enemigos. Estos episodios reflejan muy bien dos maneras de como entendemos el proceso político, yo no creo que Chile tenga que devenir, en los próximos 20 años, en un enfrentamiento de polos que se sacan en cara cosas, se graban, insultan y se funan a través de las redes sociales, eso no es lo que Chile necesita. Yo formo parte de una generación que cree que, entendiendo que hay diferencia profundas, tenemos que poner en común aquello que podamos acordar y, a partir de ahí, generar un marco de estabilidad.

¿Siente que el acuerdo cambió algo en este ámbito?

-Para mí no fue un sorpresa, lo comentamos en su minuto con algunos gremios empresariales, que los días posteriores al acuerdo los indicadores de riesgo del país hayan bajado, que haya mayor interés de algunos inversionistas por invertir. Algunos me dicen ‘por qué se preocupan de lo constitucional y no de la situación económica’… Es que, momentito, no están tan separadas, porque para la inversión en Chile la estabilidad del país es fundamental, porque nadie invierte en un país que no es capaz de procesar sus diferencias por la vía del diálogo. Por lo tanto, yo tengo la impresión de que si hacemos esto bien, y por eso agradezco que algunos gremios lo apoyen, como la CPC, la SNA… la SNA, con todo lo que significa; si, digamos las cosas como son, en el proceso anterior se puso en riesgo la estabilidad de los derechos de agua y para cualquiera que conozca la agricultura era gravísimo, pero pese a eso la SNA se da cuenta que este proceso con estabilidad es lo que Chile necesita. Porque no haber hecho nada, haber dicho ‘mire acá ganó el Rechazo, así es que les vaya bien’, era precisamente lo que querían los sectores radicales de izquierda para volver en tres años más y decirnos ¿ven, este marco constitucional es el que nos impide avanzar; por lo tanto, la derecha chilena mintió y lo único que queda es la refundación del país’…

-Y su sector reacciona a eso…

-Siento que nosotros hemos tenido la audacia, quizás, de darnos cuenta que el acuerdo es el único camino viable para recuperar la estabilidad en Chile y si no recuperamos la estabilidad, pensar en mayor inversión, mayor desarrollo económico y social, la verdad, es que es una muy bonita expectativa.

-Sin ánimo de hacerlo pelear con nadie, en ese sentido, ¿los José Antonio Kast le hacen mal al país?

-Lo que pasa es que para mí es una sorpresa, porque ¿cuál José Antonio Kast, el de primera o segunda vuelta? Porque el de primera vuelta, si usted se acuerda, en su programa de gobierno tenía varios planteamientos que después tuvo que dejar de lado. Yo creo que, en general, todos los liderazgos se ven en esta disyuntiva acerca de si dejarse capturar por aquellos nichos vociferantes, muy agresivos, o más bien entender que la política no consiste en verse capturado por ciertos nichos agresivos, sino en tratar de concitar mayorías en pos de soluciones para el país. Yo creo que no solo José Antonio Kast, sino que los republicanos tiene que hacerse esas preguntas: si van a ser una especie de versión de derecha del Frente Amplio o van a entender que su contribución, desde sus ideales, es entrando al diálogo democrático, defendiendo con fuerza sus ideas, pero entendiendo que en la democracia no se confronta agresivamente a los distintos, sino que se construye con ellos

 

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