En pleno desierto de Arabia Saudita, construyeron una ciudad para unos 10 mil trabajadores y sus familias. Uno de ellos, es el ingeniero chileno Italo Montecinos, quien llegó a trabajar al proyecto NEOM a través de una invitación a postular en LinkedIn y hoy es Operational Technologies Manager en ENOWA Water, con una misión nada fácil: desalar agua y evitar que se desperdicie hasta que vuelva a ser reutilizada. Todo, en un lugar donde lluvia y ríos casi no hay.
Al otro lado de la cámara, Montecinos cuenta que lleva cuatro años trabajando en el proyecto, que cuando fue anunciado en 2017 se estimó una inversión de casi US$ 500.000 millones y que tiene varios desarrollos como Oxagon, Trojena y The Line para generar un nuevo polo de desarrollo equiparable al tamaño de Bélgica.
En concreto, el ingeniero civil de la Universidad del Bío-Bío y que pasó por la sanitaria Essbio, trabaja en la planta desalinizadora de la gran ciudad a orillas del Mar Rojo. En esta primera fase, el proyecto está sentando las bases de su desarrollo sanitario, electricidad y luego vendrá la comercialización.
Montecinos cuenta que el nivel de tecnología que están aplicando es altísimo. Por ejemplo, otro equipo está trabajando en cómo utilizar la salmuera que se filtra del mar al potabilizar el agua. Algunos desarrollos avanzan hacia utilizarlo como asfalto o materia prima para impresoras 3D.
Y en el agua potable, Montecinos cuenta que están trabajando para utilizar toda el agua residual una vez que ya fue consumida por las personas, para que sea utilizada en irrigación de tierra. El objetivo es que la pérdida de agua potable no supere el 3%. En países como Chile, ese valor puede llegar a 30%. Para eso, cuentan con una completa red de sensores en toda la red para evitar cualquier fuga o desperdicio.