Tras controlar la galopante inflación de Argentina y obtener una gran victoria en las elecciones a la mitad de su mandato, el presidente Javier Milei se enfrenta a dos de los problemas económicos más difíciles del país: la reforma del rígido mercado laboral y el laberíntico sistema fiscal.
Milei, cuyo partido libertario obtuvo una sorprendente victoria en las elecciones legislativas de esta semana, quiere utilizar su mandato para reformar las políticas estatistas que han convertido a Argentina en uno de los países con mayor presión fiscal de América Latina y han empujado al 42 % de los trabajadores al empleo informal.
El mandatario afirma que sus reformas generarán un “crecimiento económico sin precedentes” y cientos de miles de puestos de trabajo para 2027, en un país donde el número de empleos formales en el sector privado se ha mantenido prácticamente estable desde 2011.
“Estamos hablando nada menos que de un cambio de paradigma en la economía argentina”, afirmó este mes. “Dejaremos atrás los últimos 15 años de nuestra historia de una vez por todas”.
Muchos economistas afirman que las reformas son esenciales para generar un crecimiento duradero, después de que la austeridad de Milei enfriara la inflación de tres dígitos, pero frenara la actividad en los últimos meses. La inversión extranjera sigue siendo insignificante y la preocupación por el tipo de cambio controlado por Milei ha provocado episodios perjudiciales de agitación en los mercados.
Sin embargo, aprobar los proyectos de ley no será fácil. El trabajo y los impuestos son temas delicados para los poderosos sindicatos argentinos y los 23 gobiernos provinciales, respectivamente. Los últimos presidentes de derecha han tenido dificultades para llevar a cabo cambios significativos.
El belicoso libertario tendrá que forjar alianzas con partidos centristas para aprobar la legislación, que tiene previsto presentar a finales de año. Aunque el partido La Libertad Avanza de Milei y sus principales aliados ampliaron considerablemente su bloque parlamentario en las elecciones, hasta alcanzar 104 de los 257 escaños de la Cámara Baja y 24 de los 72 del Senado, siguen sin alcanzar la mayoría en ambas cámaras.
“Milei ha salido de las elecciones en una posición de poder, y esto podría suponer un nuevo periodo de luna de miel para su Gobierno”, afirmó Marcelo García, director para América de la consultora Horizon Engage. “Tiene que actuar con rapidez para aprovecharlo”.
Atrapada en un ciclo de crisis repetidas, la economía argentina no es mayor que hace una década. Si bien la inflación crónica y los estrictos controles monetarios han lastrado la actividad, los economistas afirman que los problemas estructurales también tienen la culpa.
Los impuestos superpuestos y las rígidas leyes laborales, defendidas como importantes protecciones para los trabajadores por los gobiernos peronistas de izquierdas, han desalentado la contratación formal. Hay menos de 6,5 millones de puestos de trabajo formales en el sector privado en un país de 46 millones de habitantes.
Milei ha afirmado que su proyecto de ley laboral flexibilizará las normas de negociación colectiva de los salarios, que siguen dictando las remuneraciones en la mayoría de los sectores y pueden obligar a las pequeñas empresas a pagar los mismos sueldos que sus rivales mucho más grandes. También quiere frenar las demandas laborales y las indemnizaciones por despido, que, según las empresas, han empoderado a los empleados descontentos para hundir a las empresas con reclamaciones exorbitantes.
Los sindicatos argentinos, en su mayoría properonistas, sostienen que las normas vigentes han sido cruciales para proteger a los trabajadores de la extrema volatilidad económica de Argentina. Héctor Daer, cosecretario general de la confederación general del trabajo del país, afirmó que el grupo intentará bloquear cualquier proyecto de ley que “suponga un retroceso” en los derechos de los trabajadores.
Con tantos argentinos trabajando en negro, los gobiernos locales y nacionales han aumentado los impuestos a la pequeña economía formal para obtener fondos para los servicios públicos. El lobby industrial del país afirma que la carga fiscal sobre la economía formal es del 50,7 %, una de las más altas de la región.
Milei ha prometido eliminar unos 20 impuestos, reducir el impuesto sobre la renta y rediseñar la forma en que se reparten el IVA y otros gravámenes entre las provincias y la nación.
La reducción de los costos empresariales se ha vuelto cada vez más urgente, ya que los recientes recortes de Milei en los aranceles y las restricciones a la importación abren la economía proteccionista a la competencia extranjera. Las industrias menos competitivas de Argentina, como la manufacturera, han perdido decenas de miles de puestos de trabajo.
“A medida que hacemos la transición de una economía cerrada, en la que la competitividad no importaba mucho, es esencial avanzar en estas reformas o muchas empresas fracasarán”, afirmó Sebastián Menescaldi, director de la consultora económica EcoGo.
Las reformas fiscales y laborales podrían “aumentar el crecimiento del PIB de Argentina hasta en dos puntos al año”, afirmó Jorge Vasconcelos, investigador jefe del think tank Ieral, señalando que las reformas laborales y fiscales habían contribuido a que el crecimiento del PIB de Brasil superara con creces al de Argentina en los últimos años.
Sin embargo, los economistas advierten que las reformas sólo tendrán éxito si se mantiene intacta la estabilidad macroeconómica que Milei ha logrado con tanto esfuerzo. Muchos le han pedido que revise su política de control del tipo de cambio, que ayudó a frenar la inflación pero agotó las reservas del Banco Central, lo que contribuyó a una peligrosa fuga del peso el mes pasado.
“El Gobierno necesita una estrategia sólida para reconstruir las reservas, lo que creo que es incompatible con la política actual”, afirmó Martín Rapetti, director ejecutivo de la consultora Equilibra. “Sin reservas, Argentina siempre será vulnerable a las crisis”.
El Gobierno ha insistido en que no dejará flotar la moneda a corto plazo, y la presión sobre el peso ha disminuido desde las elecciones.
Pero Milei, que el año pasado insultó a sus posibles aliados moderados calificándolos de “degenerados fiscales”, ha dado señales de que está cambiando su enfoque hacia la oposición. El jueves se reunirá con influyentes gobernadores provinciales para recabar su apoyo a las reformas, y ha dicho que considerará la posibilidad de incorporar a políticos no libertarios a su gabinete este año.
“Tengo que conseguir los votos que necesito para promulgar estas reformas de segunda fase que son muy importantes para los argentinos”, afirmó. “Haré lo que sea necesario para obtener resultados”.