A nadie le causó sorpresa que pocas horas después de que se anunciara la ratificación de la condena por corrupción a Cristina Kirchner por parte de la Corte Suprema argentina, el Partido Comunista chileno sacara una declaración a dos páginas condenando el hecho (el fallo, por supuesto, no la corrupción).
Nos hemos vuelto totalmente refractarios frente a las arremetidas constantes del PC que se solaza de estar en permanente sintonía con dictadores y malversadores. Una cosa es que no nos afecte como sociedad, pero lo preocupante es que cada una de sus invectivas es normalizada y no parece afectar su prestigio o como se llame lo que tienen.
CFK fue la última en recibir su respaldo, pero antes fue la dictadura de Maduro cuando se robó desembozadamente la última elección después de cometer todo tipo de tropelías contra su pueblo.
Nicaragua donde la pareja del terror Ortega-Murillo ha destrozado la democracia cooptando los tres poderes, sólo recibe vítores y aplausos desde el territorio nacional de la hoz y el martillo. Carecen de límites, por lo que si corresponde saludar en su onomástico a Kim Jong-Un, tempranito en la mañana -cuidando con celo la diferencia horaria- aparece la carta para el líder supremo de Corea del Norte.
Parece una exageración, pero desgraciadamente no lo es. Bueno, y –the last but not the least- la Cuba castrista, ustedes ya saben, genuflexiones van genuflexiones vienen para ese paraíso comunista en la Tierra.
Todo esto sería sólo una extravagancia digna de carcajadas si no tuviésemos a Carolina Tohá en pánico frente a lo que parece una inminente derrota en las primarias, recordándonos tardíamente con voz compungida que “donde han gobernado los países se han estancado socialmente y ha cundido la pobreza”.
Lo sabemos, Carola, pero al parecer la izquierda chilena no lo sabe o, peor aún, no le importa. Es inconcebible que un partido con ese historial de apoyos tenga hoy la primerísima opción de representar a un porcentaje muy relevante de la población chilena.
Cómo es posible que baste la simpatía personal -innegable en el caso de Jeannette Jara- para borrar de un plumazo una historia política en un partido donde la democracia es sólo un elemento instrumental y donde han llegado al poder sólo ha significado miseria y la vulneración de derechos humanos fundamentales.
“Es que ustedes ven comunistas por todas partes” es una acusación burlesca que se nos hace permanentemente a quienes nos mantenemos alerta frente a los avances del PC, la verdad es que no lo puedo negar, los veo por todos lados y Tohá, desgraciadamente, también.
La derecha sacando, como casi siempre, cálculos pequeños y de corto plazo. El triunfo de Jara aseguraría la victoria en noviembre y eso parece ser lo único que importa. El comando de Matthei se esperanza que con el avance comunista pudiera hacer negocio llegando segunda tras JAK y aspirar a ganar en segunda vuelta.
Los números no dan, pero quién es uno para hablar de cifras frente a la fe en un Deus ex machina que arregle la calamidad que es ese comando. Cálculos y calculitos, ¿y el país? Como queda un país con una candidata comunista que siendo optimista sacaría 40% y siendo pesimista nos pone al borde de una democracia distinta como con tanta gracia se refirió Jara a la dictadura cubana, no hace 20 años, no hace 10, hace un mes.