La presentación del emprendedor chileno Ignacio Canals partió con una diapositiva titulada: “Takeaways de un emprendedor”. Durante los siguientes 20 minutos, el fundador de la legaltech Lemontech -vendida en 2019 al fondo de inversión norteamericano, Accel-KKR- hizo un recorrido por sus pasos en el universo del emprendimiento.
Relató que partió cuando “ser compuntín no era cool” y ser emprendedor era sinónimo de “ser vago”. Una de las primeras imágenes que mostró fue cuando, junto a Juan Pablo Cuevas, en 2003 construyeron una oficina en Torremolinos 70, Las Condes. Ahí sentaron las bases de Lemontech, compañía que partió vendiendo software a los abogados. “Yo no tenía nada que ver con los abogados, no me interesaban, pero había algo que me llamaba mucho la atención de lo que estábamos haciendo, que era hacer un modelo en el cual nosotros íbamos a vender y distribuir a través de internet. Y esa venta por internet no tenía fronteras”, comentó. Dicha startup llegó a estar en 19 países.
Tras vender la compañía, Canals no se detuvo. Por ese tiempo apareció Diego Fleischmann “y me propone hacer algo juntos”. Partieron con Migrante que, rápidamente, se convirtió en Galgo, una fintech que, a través de un marketplace propio, vende, financia y asegura motocicletas en Latinoamérica, principalmente en Colombia y México. “Y lo más probable es que ahora entremos a Brasil el próximo año”, adelantó.
El ingeniero también hizo un repaso por las empresas en las que ha invertido. Contó cómo empezó a apoyar en 2013 al entonces Dentalink -hoy Healthatom- “y me di cuenta de que esta compañía era muy parecida a lo que había hecho con Lemontech”. Vio potencial, les ofreció ayuda y terminó entrando en la compañía como inversionista. Lo que siguió fue crecer en cuanto a equipo y poner banderas en diferentes países.
Luego, replicó ese mismo modelo y se asoció con Sosafe, red social de seguridad que utiliza más de 1 millón de usuarios. Nuevamente, el modelo funcionó. Y siguió: con dos socios fundó Instagantt, Saas usado por más de 7.000 compañías sin ningún empleado full time; invirtió en Kame, startup adquirida por la compañía colombiana Siigo; y después en Toteat, software de restaurantes chileno que hoy sigue en crecimiento.
Pero Canals quiso hacerlo a mayor escala. Tocó las puertas y entró a Endeavor; empezó a participar en comités de fondos de Venture Capital a ayudarlos a seleccionar y evaluar a las startups, “que me di cuenta que era algo que me encantaba hacer”, comentó.
Luego hizo un repaso por otras startups a las que entró como inversionista ángel: Xepelin, Buydepa, Vambe, Wift y Genomawork. Su conclusión fue una frase de Endeavor: “More than Scale, Multiply”. Y explicó que en Chile existe una primera generación de emprendedores que hoy ya están cerrando sus ciclos y están entrando a ayudar a otros emprendedores. “Y muchas compañías van naciendo y han sido apoyadas por estos primeros emprendedores de forma tal que esto empiece a crecer como que fuera una maleza y no tiene vuelta atrás”. Y concluyó: “Estamos en el mejor momento para emprender de la historia”.