No es usual que una empresa chilena que maneja un tercio del mercado occidental de molibdeno y otro 25% del renio en EEUU, con operaciones en México y Europa, sea tan bajo perfil. Pero en Molymet es casi un mantra.
La firma, donde participan las familias Anastassiou Mustakis, Gianoli y Matte, además de la empresa austriaca Plansee, hizo noticia estos días por dar el salto definitivo al mercado de Estados Unidos, al comprar Rhenium Alloys, una firma con base en Ohio y que dentro de sus clientes tiene a la Nasa y el Departamento de Seguridad de EEUU, con una inversión inicial de US$ 40 millones. No es la primera vez que Molymet busca conquistar ese mercado, ya tuvo un truncado intento con Molycorp hace 10 años, pero ahora la compra significa desembarcar definitivamente en los materiales críticos en el país de Donald Trump y su política de proteger a las empresas estadounidenses: ahora Molymet es un jugador local.
“Con respecto a temas arancelarios, hace un mes visitamos junto a Sofofa la Casa Blanca, planteando que los productos de Molymet son críticos para Estados Unidos. Nuestras ventas representan el 25% de lo que consume ese país. Sin duda los aranceles nos han desafiado. Creemos que aún queda camino por recorrer”, dijeron en la empresa.
El deal con Rhenium Alloys fue rápido. Ellos querían vender y Molymet quería crecer. Por lo mismo, tras varios viajes a las instalaciones y reuniones de alto nivel, asesorados por el estudio legal Simpson Thacher, las conversaciones comenzaron en marzo de 2025.
“Rhenium Alloys (RAI) fue elegida porque posee capacidades únicas que complementan la experiencia de Molymet y potencian su estrategia de avanzar en la cadena de valor, abriendo la posibilidad de ingresar a nuevas industrias, como la de semiconductores, la médica y la aeroespacial”, responden desde Molymet.
El foco de la empresa con esta compra es aumentar el valor de sus productos y entrar de lleno al sector de tecnología crítica. “Rhenium Alloys no produce semiconductores, pero sí fabrica componentes esenciales que se utilizan en los equipos y sistemas destinados a su fabricación, lo que nos acerca a industrias de alta tecnología y nos posiciona como un socio relevante en el ecosistema de materiales críticos”.
Fundada en 1966 en la ciudad de Elyria, Ohio, cerca de Cleveland, Rhenium Alloys es una empresa reconocida en el mercado estadounidense. De hecho, varias de sus innovaciones han contado con apoyo del gobierno de EEUU, uno de sus principales clientes, y figuran en sendos estudios académicos.
La empresa posee varias patentes para polvos esféricos de renio y productos en polvo aleados y fabrica productos especiales con aplicaciones de alta tecnología, incluidos algunos para los programas de transbordadores espaciales de la NASA. “Rhenium Alloys fabrica componentes que se utilizan en instrumentos de medición de temperatura, sistemas de guía de misiles, sistemas de propulsión de misiles, tubos de electrones de alta energía, motores a reacción, tubos de rayos X de larga duración y equipos para evaluar y datar formaciones geológicas. La empresa también suministra productos para la fabricación de productos petroquímicos y semiconductores”, se lee en sitios especializados.
Está inscrita en el Registro Central de Contratistas (CCR) del Departamento de Defensa y es un proveedor gubernamental acreditado.
En todo caso, asumen desde Molymet, esta compra podría no ser la última. “Siempre hemos estado mirando oportunidades, y pensamos que EEUU es una excelente plataforma para seguir creciendo. No descartamos nuevos M&A, ya sea en América del Norte u otros mercados. Se evaluará cada oportunidad en función de la estrategia de crecimiento definida por la compañía”.
Cambios internos
La historia de Molymet se inició en 1936, cuando el italiano Antonio Gianoli y el griego George Mustakis llegaron a Chile, se hicieron amigos y decidieron emprender en la Región de Valparaíso. Su primera incursión empresarial fue en el comercio de frutos secos, pero pronto diversificaron sus esfuerzos hacia la construcción de una pequeña central hidroeléctrica.
Fue buscando nuevos negocios que exploraron yacimientos de cal en la zona de Los Andes, donde identificaron el potencial de producir carburo de calcio, un derivado utilizado en aquella época como combustible para artefactos de iluminación. Este descubrimiento los llevó a fundar la Fábrica Nacional de Carburos, precursora de lo que hoy es Molymet.
Luego siguieron ampliando su negocio hacia la fabricación de llantas y ejes de ferrocarril y se cambiaron desde Los Andes a San Bernardo, en la Región Metropolitana. Para entonces, la segunda generación de las familias había tomado el mando de la empresa, con Ciro Gianoli y Constantino Mustakis a la cabeza.
Actualmente, las familias fundadoras no participan directamente en el directorio ni en la administración. La mesa la preside el empresario Eduardo Guilisasti, y suma miembros reconocidos del mundo corporativo como Juan Benavides, Enrique Ostalé o Felipe Cerón. El año pasado salieron del directorio Nicolás Anastassiou Rojas y José Miguel Barriga Gianoli, ligados a las familias accionistas.
Cuentan quienes conocen bien la empresa que entre los dueños se llevan muy bien y el gobierno corporativo ha funcionado para poner a todos de acuerdo. Incluso en los momentos aciagos. La empresa no tiene controlador. “Los accionistas mayoritarios conforman un grupo empresarial en razón a la relación de parentesco que existe entre los socios principales de las personas jurídicas indicadas (...) y pueden designar, a lo menos, un miembro de la administración de la sociedad”, se lee en su memoria.
Al cierre de 2024 Plansee tenía el 22% de las acciones, otro 28% está en manos del distintas ramas de la familia Gianoli en Chile. Los Anastassiou Mustakis tienen 17% y los Matte 9,9%. Otros accionistas tienen 19,4%.
Otro de los cambios que se hizo a fines de 2023 fue el nombramiento de Edgar Pape como presidente ejecutivo, quien reemplazó a John Graell, quien había asumido la gerencia en 1992. Pape, que llevaba 20 años trabajando en la empresa en distintas áreas, es el cuarto gerente general de la empresa en toda su historia.
“2025 ha sido un año de consolidación. Logramos resultados al primer semestre que proyectan utilidades sobre los US$ 80 millones, tras un 2024 de recuperación con ganancias de US$ 65 millones. Además, hemos avanzado en eficiencia operacional, refinanciado la estructura de deuda y reorganizado operaciones para enfrentar un mercado más competitivo”, explicaron desde la empresa.
Las familias principales tienen sus negocios paralelos, siempre bajo perfil. Por ejemplo, los Pirola Gianoli son dueños de la cadena de hoteles boutique Noi. Y los Anastassiou Mustakis tienen una reconocida fundación, Fundación Gabriel y Gary Mustakis, donde en su directorio está la emprendedora Alejandra Mustakis Sabal.
La mala experiencia de Molycorp
El ingreso a EEUU era un viejo anhelo de Molymet. Una de sus incursiones más serias que habían hecho antes de Rhenium Alloys fue ingresando a la propiedad de Molycorp, una empresa que a inicios de los 2010 prometía competir seriamente con China en tierras raras en medio del boom de esos minerales, y con la promesa de operar una mina en EEUU. Cuando abrió a bolsa, la capitalización bursátil de esa empresa se disparó a los US$ 4.000 millones. La caída fue estrepitosa y en 2015 la firma se acogió a quiebra.
Según reportes de la época, Molymet llegó a invertir casi US$ 600 millones. Según un reportaje de Bloomberg, la primera vez que Molymet entró a Molycorp fue en 2012, cuando compraron el 13% de la empresa por cerca de US$ 390 millones y luego creció vía aumentos de capital. En 2013 Molymet informó que contaba con el 21% de la propiedad y que era el accionista principal de la compañía.
En la memoria 2015 de Molymet sinceraron el problema cuando ya habían castigado la inversión. “En relación a nuestra presencia en la industria de las tierras raras, a través de Molycorp, en EEUU, al 31 de diciembre de 2015 la inversión contable alcanza a US$ 1,07 millones y el efecto en el estado de resultados por esta inversión fue una pérdida de US$ 17,25 millones”. Y agregaron que “a fines de 2014 la empresa castigó el 97% de su inversión”.
El 31 de agosto de 2016 fue cancelada la totalidad de la participación accionaria de Molymet en Molycorp Inc, dando por cerrado ese capítulo.
En China también tuvieron un paso, también en medio del boom de las tierras raras. En 2009 llegaron a un acuerdo con la estatal China Molybdenum Co. Ltd., a la que le compraron el 50% de la empresa de productos de molibdeno metálico local, Luomo High-Tech. En mayo de 2019 salieron de esa inversión, con la venta de la totalidad de las acciones y participación indirecta en la sociedad china por un monto de US$ 17 millones que vendieron a China Molybdenum.
Molymet también trató de entrar al mercado del litio. En 2019 fueron uno de los ganadores de la licitación de Corfo de un porcentaje de la producción local de Albemarle en el Salar de Atacama a precios preferenciales y prometieron inversiones de US$ 360 millones para levantar una fábrica de cátodos de litio, pero ese proceso no prosperó.
Sobre eso, la empresa dice que “Molymet ha decidido enfocarse en el molibdeno, sus subproductos y las aleaciones avanzadas. Si bien el litio sigue siendo un metal estratégico que observamos con interés, hoy no está en nuestra agenda de inversiones. Nuestro foco es claro: fortalecer el liderazgo en molibdeno y expandirnos hacia aplicaciones tecnológicas de alto valor”.
Por eso que la compra en EEUU y otras inversiones que vengan en ese mismo camino es el foco actual de la empresa, y en el mercado apuestan a que Molymet, bajo perfil y todo, va a seguir dando que hablar.