En su anuario del colegio, le preguntaron a Nicolás Castellón (27) “¿cómo te ves en 10 años más?”. Su respuesta fue clara: “Teniendo una empresa de tecnología”. Hoy, desde las oficinas de SkyDeck, con el Golden Gate de San Francisco al fondo, sonríe: “En ese momento no tenía idea de lo que era una empresa de este estilo, pero me gustaba la tecnología”.
Para entender por qué buscaba eso, hay que ir más atrás. Su padre es programador, y desde niño lo vio entre cables y pantallas. A partir de ahí, Castellón se obsesionó con los juegos en línea. Tenía un equipo de Counter Strike, aprendió a hackearlos y a los pocos meses ya sacaba ventajas a otros jugadores.
A los 15 años, un amigo de su papá le propuso hacer páginas web. A esa altura ya programaba por su cuenta. “Acepté el desafío y empecé a ganar mi propia plata”, recuerda. Una tía reforzó el mensaje: le regaló Padre rico, padre pobre, de Robert Kiyosaki, el libro que, pese a las críticas, ha vendido más de 30 millones de copias. Después de leerlo, decidió ser empresario.
Su primer negocio fue vender huevos de Pascua. Luego se convirtió en el dealer de café de su colegio: como vender estaba prohibido, entraba los termos escondidos en bolsos.
Sensores para riego
Estudió Ingeniería Civil en la Universidad del Desarrollo, atraído por su foco en emprendimiento. “Me dije: ‘tengo cuatro años para tener una empresa antes de salir de la universidad’”, cuenta.
Un día, subiendo al campus, vio los jardines regándose bajo una lluvia torrencial. “Era un desperdicio absurdo”, pensó. De ahí surgió su primera idea: un sistema de sensores que indicara cuándo regar.
Con ese proyecto ganó el Demo Day de Incuba UDD y obtuvo el primer lugar en una competencia del Hub de Providencia, lo que le permitió hacer un piloto con ellos. “Medíamos variables climáticas para decirte cuándo y cuánto regar”, explica.
El piloto funcionó técnicamente, pero descubrieron que “no era un dolor real”. No había necesidad. Tenía 20 años.
Piquero al río
El impulso no se detuvo. Poco después creó una marca de alimentos veganos -que cerró durante la pandemia- y luego una línea de implementos de gimnasio con la que vendió más de $ 50 millones.
Mientras tanto, la empresa de sensores seguía viva. Su socio, Benjamín Martínez, consiguió un piloto en un campo de Carozzi en Rengo. “Teníamos que instalar una estación climática, pero no sabíamos cómo hacerlo”, confiesa. Compraron cemento equivocado, trabajaron todo el día a pleno sol, sin bloqueador ni comida. Pero lo lograron. Con esa empresa fueron aceptados en Start-Up Chile y la llamaron City Link.
Aunque el proyecto funcionaba, vender era difícil. “Pensamos que teníamos la mejor tecnología del mundo, pero esto ya existía”, admite.
En una reunión con un asesor de una viña conocieron un nuevo problema: los agricultores no sabían medir con precisión los nutrientes que necesitaban sus plantas. Entonces crearon un sistema que analizaba muestras de suelo y recomendaba dosis de fertilizante. Cambiaron el nombre: Miido. Le vendieron un piloto a Concha y Toro, que no funcionó. “Descubrí que había gente en el mundo haciendo lo mismo con mucha más plata”. Pero Concha y Toro les pidió un software a medida para programar el uso de fertilizantes. Lo hicieron. Y eso sí funcionó.
Viaje a Suiza
A fines de 2023, Castellón escuchó sobre una aceleradora en Suiza: Start Fellowship. Su idea estaba viva, pero sin tracción. Postuló, fue aceptado y se fue a Europa seis meses. “Ahí entendimos que teníamos que pivotear”, dice.
Conversó con sus socios -Martínez y Tomás Soto, CTO- y salieron a buscar otra oportunidad. En terreno notaron algo: los operarios agrícolas eran análogos, pero todos usaban WhatsApp. En Concha y Toro los registros se hacían a mano y luego un digitador los transcribía. “Nos dijimos: antes de sofisticar, hay que digitalizar. Nadie iba a descargar otra app, pero todos usaban WhatsApp”, explica.
Hicieron videos de prueba mostrando un bot que registraba tareas agrícolas vía mensajes. Los difundieron. “Nos escribieron de Colombia, Costa Rica, Perú y Chile”, cuenta.
A mediados de 2024 fueron premiados por la división agro de la ONU y viajaron a Costa Rica a un seminario de agricultura digital. Allí conocieron a su actual asesor.
Palta y berries
Con todo ese feedback, en marzo de 2025 Miido salió oficialmente al mercado. Su producto: un bot de WhatsApp que registra la información del campo, la cruza con otras fuentes de datos y genera análisis con inteligencia artificial.
Su primer cliente fue Westfalia, una de las mayores exportadoras de paltas del mundo. Un año antes, en una rueda de contactos de Emprende Tu Mente, habían conocido a su gerenta agrícola. Luego firmaron con Driscoll’s, el mayor exportador de berries del planeta, tras un correo en frío que envió Castellón.
Hoy trabajan siete personas, tienen 14 clientes y cerrarán el año con US$ 250 mil de facturación. Su tecnología ya opera en más de 4.000 hectáreas.
El salto a California
Hace seis meses, Joaquín Tegtmeier le habló a Castellón de SkyDeck, la aceleradora de la Universidad de California Berkeley. Postularon, pero no quedaron.
Mientras buscaban levantar capital, consiguieron apoyo de ProChile y viajaron a la San Francisco Tech Week en octubre, con Imagine Lab ayudando en las reuniones con inversionistas.
El primer evento fue, justamente, en Berkeley. Mientras escuchaba una charla, Castellón vio por la ventana a la persona que los había entrevistado meses antes. Salió de la sala y fue directo a hablarle. “Le conté todo lo que habíamos avanzado”, recuerda. A pocos metros estaba uno de los evaluadores. “Nos rechazaron hace seis meses, pero me gustaría que nos evaluaran de nuevo”, le dijo. “Mándame tu deck”, fue la respuesta. Al día siguiente volvió a verla. “Me están pidiendo un memo de Miido, ¿lo puedes hacer?”, le dijeron. Una semana después, el correo llegó: Miido había sido seleccionada.
El programa invirtió US$ 200 mil a cambio del 5 % de la empresa, que se sumaron a los US$ 200 mil previos, levantados con inversionistas ángel.
Desde el lunes pasado, Castellón está instalado en San Francisco. El programa dura tres meses y termina con un Demo Day. En ese escenario, Miido buscará abrir operaciones en Estados Unidos.