Julio Dittborn: "Creo que al gobierno lo perjudica un presidente omnipresente"
Con el pragmatismo que lo caracteriza plantea que hasta ahora no se ha visto el ideario de la derecha en las decisiones del gobierno. Dice que es fundamental ponerse a trabajar con rapidez, pensando en la reelección.
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Julio Dittborn regresa definitivamente a Chile el próximo mes, después de un año sabático en EE.UU. Descontaminado de la política ha visto la evolución del gobierno, de su propio partido y de la Concertación desde las graderías, sin ver los foul y los detalles de las jugadas. Ahora se apresta a entrar en la cancha y meter los goles necesarios para pasar a la segunda ronda. Cordial como siempre, se allana a conversar desde Nueva York, aún sorprendido de entrar nuevamente al juego político.
- ¿Cómo recibes este inesperado retorno a la primera línea política?
- Espero ser útil a la UDI y al gobierno desde esta nueva responsabilidad. Me siento honrado que el Consejo Directivo Ampliado haya estimado que los ex Presidentes podíamos ser útiles en este momento político.
- ¿Hubo sondeos previos, o fue una decisión que surgió espontáneamente en el Consejo?
- Me comuniqué con Juan Antonio Coloma durante el desarrollo del Consejo y acepté la responsabilidad.
- ¿Compartes el diagnóstico de la UDI sobre la falta de relato y conducción política?
- No tengo dudas sobre la capacidad técnica del gabinete. Se trata de un muy selecto grupo, con alto nivel educacional. Sin embargo, no sé si han sido personas que han dedicado su vida al servicio público, a conocer al país de norte a sur y a haber participado en el proceso de negociación política. Me parece que la pregunta es: ¿un buen profesional es necesariamente un buen político? Y me parece que la respuesta es no. Del mismo modo como un buen político no es necesariamente un buen profesional. De lo que no tengo dudas es que todo buen político requiere la asesoría de buenos profesionales.
- ¿En qué ámbitos tiene que rectificar el gobierno para asegurar su proyección?
- Creo que el gobierno tiene que tener la certeza de que en su gabinete tiene a los mejores políticos rodeados de los mejores profesionales.
- ¿Cuánto perjudica al gobierno un presidente omnipresente?
- Creo que lo perjudica. La omnipresencia hace que finalmente la gente sienta que siempre el Presidente sea el que falló cuando no se logra el objetivo. Y eso es injusto, pues el Presidente no puede estar en todas. Los ministros dejan de ser fusibles y eso perjudica la eficacia del gobierno.
“No he visto un ideario claro”
- Visto desde fuera, ¿cuál es tu mirada global sobre el gobierno de Piñera?
- He estado fuera durante casi un año y solo sigo la política desde los medios escritos. Creo que lo bueno ha estado en las mejoras económicas -crecimiento, empleo- y en ciertas reformas sociales de gran importancia como eliminación gradual del 7% de salud para los adultos mayores y el post natal de seis meses. Lo malo y lo feo han sido la baja en el apoyo al gobierno y al Presidente y los numerosos paros y huelgas en distintos sectores que han alterado la vida ciudadana.
- ¿Por qué los éxitos económicos no se reflejan en un mayor apoyo ciudadano?
- Porque no hay una relación causa-efecto entre uno y otro. Y nunca la ha habido, creo yo. El apoyo político depende de factores mucho más inmateriales. Aspectos como la confianza en un futuro mejor, la certeza de que las autoridades están actuando en forma imparcial y justa, que no son corruptas, que las prioridades del gobierno cuadran con las de la ciudadanía, que sientan como propios los problemas de la gente, etc. Todos estos factores – y muchos otros – son determinantes a la hora de apoyar o no a un gobierno.
- Después de más de un año en el poder, ¿crees que el gobierno ha desplegado una agenda que la centroderecha pueda considerar suya?
- Creo que no lo ha hecho, pero no lo culpo de ello. Vivimos una época en que las ideologías están muy desacreditadas como caminos de acción política. La gente reclama más pragmatismo y resultados que ideología, y por lo tanto no lo culpo de no haber tenido mayor claridad ideológica. Es una consecuencia de los tiempos que vivimos.
- ¿Ni siquiera en el ámbito económico?
- No he visto un ideario claro de las cosas en que nosotros creemos, de privatizar, de entregarle al mercado más responsabilidades, con las regulaciones razonables cuando corresponda, no veo eso. El aumento en el crecimiento y en el empleo se debe más bien a una cuestión de confianza. En todo caso, yo tengo una sensibilidad más política, tenemos que asegurar cuatro años más y no creo que debamos ponernos en punta con nuestros votantes en temas sensibles como estos que generan mucha discusión.
- ¿Hacienda tiene que abrir más la billetera para más proyectos sociales?
- Chile tiene una política fiscal seria, de equilibrio estructural, que heredamos del Presidente Lagos y de la cual yo soy firme partidario. Veo en EE.UU. un tremendo déficit fiscal que ha generado una deuda pública de más de 14 trillones de dólares. Los EE.UU. jamás habrían llegado a este nivel de deuda pública con una política fiscal como la que tenemos en Chile. Uno de los grandes activos políticos de Chile ha sido mantener lo bueno que han hecho los adversarios desde el gobierno. No cambiemos esto. Por lo tanto, la política fiscal del Presidente Lagos debe mantenerse y la billetera debe abrirse manteniendo los parámetros actuales de esta política fiscal.
- ¿Se está volviendo a una política asistencialista?
- Si por política asistencialista se entiende una política social que transfiere ingresos o servicios a las personas con menos oportunidades, yo soy asistencialista. Sin embargo, si entendemos por asistencialismo el que, junto con transferir estos ingresos o servicios, le quitamos a la persona los incentivos a trabajar y a ayudarse a sí mismo, entonces no lo soy. Hay que evaluar cuidadosamente toda la ayuda social y asegurarse que estos programas no generen desincentivos al trabajo. A los adultos mayores pobres o a los inválidos se les puede transferir ingresos para siempre, pero jamás a los jóvenes física e intelectualmente capacitados. No debemos crear un ejército de personas que vivan al alero del Estado.
- ¿Cómo explicas el gran aumento de todo tipo de protestas?
- Insatisfacción de la ciudadanía en varios frentes distintos. Muchas de ellas no son nuevas, sino que vienen de hace tiempo y cada cierto número de años reviven. Tienen, en muchos casos, causas muy profundas, que van más allá de la responsabilidad del gobierno de turno en el tema.
- ¿Hubieras marchado contra HidroAysén?
- No, porque aunque me encantaría la idea que toda nuestra energía la generáramos con “energías no convencionales”, no lo veo tecnológicamente posible en el corto o mediano plazo. Son muy caras y los chilenos ya pagamos una de las más caras del mundo. En EE.UU. pago una cuenta de la luz que la mitad de la chilena, en casas parecidas. Por eso hemos aceptado generadoras carbón durante la Concertación y ahora se nos plantea una hidroeléctrica en una zona bellísima como Aysén. Veo bastante inevitable a HidroAysén, aceptando que no es lo óptimo.
- ¿Cuál es tu diagnóstico de la Concertación?
- Creo que es una coalición en crisis hace mucho tiempo. La Concertación nunca tuvo un común denominador ideológico, sino que tuvo como objetivo derrotar a Pinochet. Logrado el objetivo y con el paso de los años, ya muy poco los une. Hoy busca el poder por el poder, sin que en su interior haya consenso sobre qué hacer con él. Entonces llegaron las peleas internas y el desprestigio que los hizo perder. Hoy los une básicamente el sistema binominal.
- ¿Por qué los partidos –de uno u otro lado- han dejado de representar a la ciudadanía?
- Los partidos no son valorados hoy por la ciudadanía. Eso dicen las encuestas. Los partidos son visualizados como instrumentos de los políticos para obtener poder personal. Todo esto lo percibo como una consecuencia del descrédito de las ideologías. Creo que es una visión injusta, propia de aquellos que nunca han conocido por dentro un partido, pero no creo que podamos hacer mucho para cambiar esto en plazos cortos.
- ¿Qué reformas políticas son necesarias realizar hoy en Chile?
- Más que reformas políticas, Chile necesita mejores políticos que le hablen al país, más que a sus votantes, que se sientan responsables del éxito de su gobierno, pero también del gobierno del adversario, que no sean populistas o demagógicos en sus propuestas, sino que planteen equilibradamente los temas, con sus pro y contra, que crean que el fracaso de cualquier gobierno, es el fracaso del país. Pablo Longueira y la UDI así lo entendimos cuando apoyamos al ex Presidente Lagos a reformar el tema de los recursos humanos en la administración del Estado tras los escándalos de corrupción, o cuando apoyamos a que la DC pudiera reinscribir a sus candidatos al Parlamento luego de un error en la inscripción. Hay muy pocos de estos gestos en la política chilena, lamentablemente. Debemos reformar los espíritus en la política, más que las leyes.