Economía y Política

Cristóbal Bellolio: “La Presidenta tiene que decretar el fin del bullying a la DC si quiere salvar su coalición”

“Las reformas en curso atacan el corazón del Chile aspiracional”, además de generar incertidumbre, pero el gobierno debe lidiar con eso, dice.

Por: Claudia Rivas Arenas | Publicado: Lunes 10 de noviembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Está de paso por Chile promocionando su libro de título sugerente en el marco de los debates que se están dando en el país: "Ateos fuera del Clóset". Y en ese contexto, el cientista Cristóbal Bellolio, considerado un irreverente en el mundo político, se dio un tiempo para hablar de la contingencia con DF.

-¿A qué atribuye la caída de la aprobación ciudadana de la presidenta Bachelet?
-Se suman varios factores. La desaceleración económica puede ser uno, la gente percibe que la cosa no anda tan bien. He visto que también aumentó el clima de inseguridad ciudadana a partir de los bombazos y los índices de victimización. Cuestiones más puntuales como el transporte público, especialmente en Santiago, siguen siendo dolores de cabeza. Finalmente, un clima de incertidumbre general por el resultado de las reformas estructurales promovidas desde el gobierno.
-¿A su juicio, las reformas han sido relevantes en la baja de Bachelet?
-Toda gran reforma provoca incertidumbre. Eso es normal. Lo que los gobiernos deben hacer es lidiar con eso y conducir el proceso transmitiendo algo de seguridad, certeza y protección a la población. No basta con decir que la "gente no está entendiendo" las reformas.
-¿Le habrá pasado la cuenta a la Presidenta apostar su capital político para sacar adelante las reformas?
-No le veía otra opción. Si seguía escondida en la torre de cristal como en la administración anterior, no estaría ocurriendo nada. Ahora, por lo menos, hay movimiento y tensión. Aunque le duela a la Nueva Mayoría, los electores la eligieron a ella más que al programa. Ella es la que puede darle espíritu a la letra.
-¿Será que la gente no entiende el sentido de las reformas o que los chilenos no quieren cambios?
-Hay algo de paternalismo condescendiente en la primera opción. Por supuesto que encontrarás disonancias discursivas en una marcha de la Confepa tal como las encontrarías en una marcha de la Confech. En general, los emprendedores que se rebelaron contra la reforma tributaria y los padres que se rebelan contra la educacional están en desacuerdo con la dirección de las reformas. Los apoderados que sostienen que prefieren elegir el ambiente escolar de sus hijos, captan que el proyecto del gobierno los obliga a mezclarse socioeconómicamente hablando. O pueden estar aterrados que el colegio pase a particular pagado y ya no puedan costear la matrícula. Quizás sean razones insuficientes para oponerse, pero son razones de las cuales hay que hacerse cargo.
-¿Por qué la oposición no ha capitalizado la baja del gobierno?
-La oposición es Chernóbil después del accidente. Con la salvedad que aquí no hubo solamente un accidente sino un minucioso –aunque involuntario- proceso de deterioro político. Hoy no le queda más remedio que repetir el guión de la Concertación en tiempos de Piñera: mirar como los movimientos sociales levantan demandas auténticamente conectadas con la ciudadanía y tratar de sacar provecho de ello. Si antes fue Camila Vallejo e Iván Fuentes, hoy es Juan Pablo Sweet y Érika Muñoz. Y la Iglesia, por cierto, que no sólo patalea por la reforma educacional sino también funciona como dique de contención de la agenda valórica de la Nueva Mayoría.

"Veremos más divergencias"


-¿Cómo ve los conflictos que se han producido al interior de la Nueva Mayoría?
-La Concertación siempre fue diversa pero entendía bien que las cosas que los unían eran más fuertes que aquellas que los dividían. El factor Pinochet fue fundamental. La Nueva Mayoría tiene más problemas para lidiar con ese pluralismo interno porque varias de las discusiones versan sobre el futuro y no sobre el pasado. La DC, por ejemplo, se siente orgullosa del Chile aspiracional que tiene a sus hijos en la educación particular subvencionada. Pero las reformas en curso atacan el corazón de ese Chile. Es entendible la divergencia y veremos mucho más de ella. Lo relevante es contar con mecanismos para salvar las dificultades y canalizar el conflicto antes que la sangre llegue al río. Para eso hay que trabajar los afectos y las confianzas. La Presidenta tiene que decretar el fin del bullying a la DC si quiere salvar su coalición.
-En este escenario ¿cree viable la continuidad de la Nueva Mayoría?
-El poder es un adhesivo potente. Si hay posibilidades de seguir ostentándolo, la zona de confort está dentro y no afuera. Salvo que se provoque un cambio en el sistema electoral que permita jugar con un libreto distinto.
-¿Qué tendría que pasar para que el oficialismo asegure su continuidad?
-En regímenes altamente presidencialistas como el nuestro la figura aglutinante es fundamental. Una de las deudas políticas de Bachelet en su período pasado fue su incapacidad de parir un liderazgo de continuidad que naciera del seno de su gobierno. Ella prefirió abstenerse de esa contienda y la Concertación tuvo que ir a buscar candidato al baúl de los recuerdos. Esta vez tiene que abandonar la pasividad e incentivar una carrera presidencial en su gabinete. Que Marco Enríquez y Andrés Velasco sean los mejor posicionados del mundo de la centroizquierda habla de la necesidad de invertir fuerte en figuras al interior de la Nueva Mayoría.
-¿A qué atribuye que a sólo ocho meses de gobierno esté prácticamente desatada la carrera presidencial?
-No la veo desatada. Llevo mucho tiempo fuera, pero no percibo eso. No más que otras veces. Lo que pasa es que esta vez no existe la calma del período anterior, donde la Concertación no hizo ningún esfuerzo serio porque sabía que Bachelet estaba disponible y era imbatible. Esta vez tendrán que hacer ese esfuerzo. Si eso implica adelantar la carrera, es el costo que hay que pagar para socializar con tiempo al delfín.

Velasco y Penta


-¿Lo que está sucediendo con el llamado caso Penta perjudica las opciones de Andrés Velasco?
-A primera vista, sí. Velasco hizo campaña acusando malas prácticas de la clase política tradicional y ahora se ve envuelto en un episodio de esa naturaleza. Esto opera independientemente de que Velasco sea inocente de lo que se le imputa. La opinión pública hace sus propios juicios y no siempre van asociados al rigor judicial ni a la estricta veracidad. Sin embargo, nada de esto es fatal. Falta mucho tiempo y Velasco es una persona recta e inteligente que buscará las formas de transmitir eso a la población. Mirando el vaso medio lleno, este episodio pudo servir para que Velasco cortara los lazos que todavía lo ataban a la Nueva Mayoría. Creo que tiene más futuro como candidato liberal de centro que corre por fuera de esa coalición.
-¿Cómo ve una nueva aventura presidencial de ME-O?
-Marco no puede parar hasta ser presidente. No se trata de una aventura más. Se trata del guión completo de su biografía política: el suyo es un proyecto esencialmente presidencial. Y yo creo que lo va a lograr algún día. Tiene talento. Sólo le falta la ventana de oportunidad apropiada. Sin ir más lejos, hoy me parece un digno heredero del programa de transformaciones estructurales que propone la Nueva Mayoría. Isabel Allende, Carola Tohá y Lagos Weber son figuras interesantes también.
-Desde el extranjero, ¿cómo se percibe el ambiente que hay en Chile? El Wall Street Journal hace unos días hizo una dura columna sobre las reformas que promueve el gobierno.
-A nadie le importa mucho lo que pasa en Chile. Esas columnas nos importan más a nosotros que andamos pendientes de lo que dicen afuera. Percibo una atmósfera de convivencia política algo amarga. Hay un juego de beatería maniquea poco sano.

"para sebastián Piñera el mejor escenario es que a Bachelet le vaya mal"

-¿Faltan liderazgos claros en la oposición?
-No creo que los haya en ninguna parte. La UDI parece ser la más golpeada por la escasez. Como se dice en el fútbol, agotó todos sus cambios en la vuelta pasada. Fundió a su generación dorada. Que Moreira levante su nombre da una idea del panorama. RN tiene a Allamand y a Ossandón, pero ambos son liderazgos autodestructivos.
-¿Cómo ha visto el desempeño de los presidentes de RN y la UDI?
-De Ernesto Silva no esperaba otra cosa. Al asumir fue muy claro: la UDI dirá que NO una y otra vez sin arrugarse. Le ha tocado jodido: Penta, Labbé y O´Reilly afectan al entorno económico, político y social del gremialismo. No recuerdo otro momento peor en lo anímico-cultural para ese partido. Cristián Monckeberg me ha decepcionado un poco. Mucha cuña superflua e innecesariamente beligerante. Pero perro que ladra no muerde. Más que tratar de emular a Carlos Larraín en esa faceta, debería concentrarse en modernizar ideológicamente a su partido, antes de que se prolongue la sangría hacia movimientos más centristas como Amplitud, o jóvenes como Evopoli. Aquí hablo desde la ignorancia porque quizás lo está haciendo subterráneamente y no lo vemos.
-¿Debería ser Piñera el líder natural de la Alianza dada su calidad de ex presidente?
-Piñera está fuera de juego en el debate actual. No le resulta cómoda la cancha de la discusión normativa. Él considera que debatir sobre libertad, igualdad y justicia es trasnochado, porque no genera crecimiento ni eficiencia. Nunca le gustaron los meta-relatos, sino los números. Ahora ha tratado de confrontar las reformas del gobierno desde la narrativa de la libertad, pero deja mucho que desear en ese papel. Le basta a la UDI, claro. Pero para Piñera el mejor escenario es que a Bachelet le vaya mal y que la economía entre en crisis. Así regresa a la cancha que más le acomoda y donde tiene pergaminos que mostrar.
-¿Por qué cree que el ex mandatario no se ha impuesto como líder de su sector?
-No sé si Piñera ha decidido seguir liderando a su sector con miras a un próximo período. Cuando tome esa decisión lo sabremos. Y si se impone, será a la Piñera: a pura resiliencia, resistencia y voracidad.

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