Banco Central evaluó elevar la tasa de interés en su última reunión
Sin embargo, el consejo decidió por unanimidad mantenerla en 3,25%.
- T+
- T-
El Consejo del Banco Central evaluó elevar la tasa de interés en su última Reunión de Política Monetaria, correaspondiente a noviembre.
Así se desprende de las minutas entregadas hoy por el emisor, donde, sin embargo, decidieron por unanimidad mantener la tasa de interés en 3,25% en su última reunión de noviembre.
La División Estudios de la entidad consideró como relevantes para la discusión tanto la opción de mantener la TPM en 3,25% como la de subirla a 3,50%, pero estimó que los antecedentes presentados favorecían la opción de mantener la tasa en 3,25% y su sesgo al alza.
Un consejero señaló que el elemento central para optar por una u otra opción de política era el análisis relativo a si el escenario del IPoM seguía siendo válido o no, lo que, a su juicio, era así, más allá de la volatilidad de las cifras mensuales. La actividad económica continuaba creciendo de manera gradual, la inflación se mantenía elevada, reflejando el efecto de la depreciación en trimestres recientes, y el mercado laboral seguía mostrando resiliencia.
De cualquier modo, agregó, que habría que destacar que desde el punto de vista de los componentes no mineros, tanto en la actividad productiva como en la inversión, se tendía a observar un panorama algo menos apagado que el de meses y trimestres pasados. Así, en este contexto, y con un escenario del IPoM que tenía implícito una normalización gradual del estímulo monetario vigente, estimaba que era pertinente preguntarse si era apropiado continuar inmediatamente con el proceso de retiro del estímulo monetario iniciado el mes pasado o si lo conveniente era hacerlo en algún momento en meses venideros.
A su juicio, el elemento más importante en esta ocasión eran las implicancias comunicacionales de una u otra alternativa. Si se optara por subir la TPM en esa reunión, habría que ser relativamente claro respecto de la mejor oportunidad para un alza adicional de la TPM, o, más aún, respecto de la conveniencia de que ello fuera necesario. En su opinión, este era el tipo de aspectos estratégicos de conducción de política monetaria que se evaluaban al momento de realizar las proyecciones del IPoM y que difícilmente podrían comunicarse de manera simple en esa reunión, sin provocar confusión.
Por otro lado, de mantener la TPM era posible transmitir sin ambigüedades que la normalización continuaría en meses venideros, por ejemplo, con una o dos alzas más, asunto que nuevamente se podía clarificar y precisar al momento de calibrar nuestras proyecciones y comunicar en el IPoM de diciembre. Por lo anterior, se inclinaba por la opción de mantener la TPM en su nivel actual, lo mismo que el sesgo en el comunicado.
Un consejero recordó que en el IPoM se había planteado un escenario base con un retiro parcial y gradual del estímulo monetario en los trimestres venideros. Así, y considerando que el escenario subyacente se había mantenido en términos gruesos, la decisión de subir la tasa en esta reunión o en las próximas reuniones era una cuestión táctica. Dado que las expectativas de los agentes de mercado se habían acercado a la visión del IPoM y, en consecuencia, esperaban que la próxima alza ocurriera algo más adelante, le parecía preferible no sorprender, ya que ello podría provocar confusión. Por lo tanto, votaba por mantener la TPM en 3,25% en esa reunión, manteniendo un sesgo al alza en el comunicado.
Un consejero destacó que los antecedentes acumulados justificaban una trayectoria para la política monetaria en línea con lo que se había anticipado algunos meses antes. Esto significaba principalmente que la política monetaria debía continuar siendo expansiva hacia adelante; y que se requerían ajustes graduales de la TPM en los próximos trimestres. Esto podría traducirse en un incremento en el corto plazo de la TPM, mientras que otros movimientos adicionales podrían ser necesarios ya entrado el año 2016.
La preparación del próximo IPoM permitiría profundizar este análisis, pero a su juicio, con los antecedentes con que se contaba no creía que las implicancias de política monetaria en el nuevo IPoM fueran sustancialmente distintas de las actuales. Por lo tanto, la decisión de esta reunión se enmarcaba en ese mismo contexto.
De este modo, en su opinión, la decisión no era sobre la necesidad o no de un incremento adicional de la TPM, sino que sobre el momento apropiado para ello, y la coherencia con la comunicación que el Banco había tenido con el mercado en los últimos meses. Se podría justificar subir la TPM en esta oportunidad por cuanto aunque el escenario base del IPoM de septiembre se había cumplido en lo grueso, los riesgos al alza en la inflación en el corto plazo seguían plenamente vigentes. Sin embargo, en esta ocasión, privilegiaba mantener una comunicación que manifestara una necesidad de aumentar gradualmente la TPM en el escenario base. De hecho, consideró que un aumento en esta ocasión podría ser interpretado como una señal de aumento de tasa más agresivo que lo deseable. Por lo anterior, se inclinaba por mantener la TPM en su nivel actual, manteniendo un sesgo al alza.