El proyecto de ley de Presupuestos para 2017 dejó relativamente tranquilo a Hermann González. El economista principal de BBVA Research destaca que el erario mantuvo el apego a la regla fiscal, con un “importante” apoyo de la presidenta Michelle Bachelet a su ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés.
Sin embargo, hay otro escenario que tiene preocupado al también vicepresidente del Consejo Fiscal Asesor: el importante incremento en la deuda pública hacia futuro, lo cual -señala este economista de la UC- podría implicar una rebaja en la clasificación de riesgo de Chile o ajustes en el gasto comprometido superiores al esfuerzo realizado por Teatinos 120 el próximo año.
- ¿Con qué sensación se queda tras el Presupuesto?
- Positiva. Se da una clara señal de responsabilidad fiscal al momento de limitar el crecimiento del gasto a la situación macro de mediano plazo que tiene el país. Lo que el gobierno hizo era lo que correspondía, pero había muchos riesgos de que eso no fuera factible por las presiones políticas que enfrenta el ministro Valdés por aumentar el gasto público. Eso, afortunadamente, no ocurrió.
- El ministro de Hacienda el lunes y el director de Presupuestos el martes dieron cuenta de una situación fiscal muy estrecha a futuro. ¿Qué tan delicado es el escenario?
- Es muy complicada. Creo que hay que separar lo adecuado y la magnitud del gasto del Presupuesto 2017 de la situación de mediano plazo, que es bastante más compleja.
En primer lugar, por la dinámica de la deuda. A pesar de que el país todavía tiene espacio para seguir endeudándose, esos espacios hoy son más limitados y se están agotando rápidamente. No es que el país en algún momento deje de tener posibilidades de endeudarse, pero sí lo tendrá que hacer necesariamente a un costo mayor si se mantiene esta dinámica de deuda, la que no es sostenible.
Además, no se está reduciendo el déficit el próximo año y, en línea con eso, el nivel de endeudamiento está subiendo. Eso no se puede mantener en el tiempo, tenemos que hacer algo más allá de este Presupuesto. Lo que tendremos que hacer como país hacia futuro será un esfuerzo fiscal significativamente mayor incluso al que se hizo este año.
- Eso se ve muy complicado considerando el nivel de gasto comprometido y las fuertes presiones sociales a futuro.
- Los próximos gobiernos y, por ende, los próximos presupuestos tendrán que ser aún más estrictos que éste si queremos tener una dinámica de la deuda que sea sostenible en el tiempo. El problema está en las presiones sociales, pero además nos acostumbramos en los años del boom del precio del cobre a que el Presupuesto creciera todos los años. Quizá uno debiera preguntarse si eso tiene algún sentido o no, por ejemplo cuando se discute el crecimiento de la inversión pública. Si el Estado no tiene la capacidad para ejecutar los montos de inversión asignados hoy, ¿tiene algún sentido seguir pensando que la inversión pública tiene que crecer? Probablemente, no.
Entiendo que esto es políticamente muy difícil, pero quizá se debería generar un cambio de conciencia: no están las condiciones para que el Presupuesto siga creciendo año a año como lo ha hecho anteriormente. Se tendrán que hacer esfuerzos por recortar y hacer más eficiente el gasto público. El resto de la economía está haciendo el ajuste, no entiendo por qué el sector público no tendría que hacer lo mismo. Falta un ajuste fiscal hacia adelante.
- ¿De qué magnitud podría ser ese recorte?
- Si uno mira el Informe de Finanzas Públicas, las holguras de gasto hacia adelante son bastante preocupantes. El año pasado las holguras fiscales eran negativas en US$ 500 millones, este año lo son en US$ 1.700 millones. ¿Qué significa esto? Que solo por los gastos ya comprometidos por el gobierno, el cumplimiento de la meta de reducir 0,25 puntos el déficit estructural requerirá de un recorte de US$ 1.700 millones. Los gastos comprometidos ya exceden lo compatible con esa meta.
A eso se le agrega que los supuestos macro en los que se basan esas proyecciones son relativamente optimistas. El mercado no ve un crecimiento de 3,25% el 2018, la EEE está en 2,8%.
Eso muestra que la situación fiscal en el mediano plazo es compleja, que eventualmente no se podrá converger a una baja de 0,25 puntos en el déficit estructural hacia adelante.
- ¿Se mantiene el fantasma de una rebaja en la clasificación de Chile?
- Es una amenaza que sigue presente y que no se mitiga con este Presupuesto, porque la deuda aumentará en US$ 11.500 millones, que es algo muy significativo. La dinámica de la deuda tarde o temprano nos llevará a tener niveles de deuda pública/PIB que podrían no ser compatibles con la clasificación de riesgo que tenemos.
"La probabilidad de una recesión técnica se ha ido reduciendo"
- Tras el Imacec de julio, ustedes plantearon una alta probabilidad de una recesión técnica. Después del dato de agosto, ¿se esfuma esa posibilidad?
- Es un dato puntual que revierte lo que pasó en julio, con una cifra que fue muy negativa. La actividad está siendo muy volátil mes a mes. Con esta sorpresa, la probabilidad se ha ido reduciendo, aunque habría que esperar aún el dato de septiembre.
- ¿Cómo ven el escenario 2017? ¿Se ve tan optimista como lo planteaba el ministro?
- Nuestra visión es que el crecimiento del próximo año no será muy distinto del de este año. No estamos en esa posición de una recuperación del crecimiento que plantea el Presupuesto y que también plantea el Banco Central. Me cuesta cuestionar las proyecciones del Presupuesto para el próximo año, ya que están en la parte media del rango del Banco Central. Ahora bien, esas proyecciones se sustentan principalmente en una recuperación de la actividad minera. Nosotros tenemos dudas de que eso se pueda dar y, por lo tanto, estamos con una visión más conservadora de crecimiento hacia el próximo año. El crecimiento estará relativamente plano, pero lo seguiremos monitoreando.
- ¿El Presupuesto allana el camino para una baja de tasas por parte del Banco Central?
- Al menos, el crecimiento del gasto público no genera presiones inflacionarias y, por lo tanto, todo lo demás constante no genera un escenario que pudiera dificultar un proceso de mayor impulso monetario. Contribuye a tener condiciones más favorables que permitan el mayor dinamismo del sector privado. Al ser un crecimiento del gasto muy moderado, le quita una presión inflacionaria a la economía y, por eso, en el fondo, genera condiciones para que el estímulo monetario pueda expandirse. Seguimos pensando en una rebaja de tasas hacia fines de este año y otro durante la primera parte de 2017.