A su juicio, el problema es estructural: la generación de plazas de trabajo no se traduce en puestos de calidad ni en estabilidad para la ciudadanía.
Entre las causas mencionan la falta de proyectos estratégicos de envergadura, como el museo Chinchorro, el hospital clínico-docente y la electrificación de General Lagos, que han tardado en concretarse.
De todas formas, desde el Gobierno Regional señalan que han buscado abrir espacios de desarrollo con inversiones en empleos verdes y turismo.
En esta línea, por ejemplo, destacan el programa en la Reserva de Biósfera Lauca y la habilitación de 20 espacios comunitarios en zonas altoandinas.
La situación en el Biobío tampoco arroja señales alentadoras: se perdieron 4.620 empleos en un año, lo que significó un alza de un punto en la tasa de desempleo.
“Esto es gravísimo, porque ubica a la región con la sexta tasa de desempleo más alta del país”, expresan desde la Gobernación. Y agregan que pese al plan de fortalecimiento industrial, las cifras laborales no muestran mejora real y la situación, “lejos de estabilizarse, se ha deteriorado”.
Explican que el cierre de Huachipato se convirtió en el principal golpe al empleo, agravado por la vulnerabilidad de una economía dependiente del sector forestal (afectado por precios a la baja y nuevas cargas tributarias). A ello se le sumó un plan de fortalecimiento que, aunque incluyó medidas puntuales, señalan que no “atacaron la raíz del problema” y no fueron suficientes para mitigar la crisis laboral que dejó el cierre de la siderúrgica.
Por otro lado, advierten que la región no puede seguir dependiendo de soluciones transitorias y que se requieren medidas estructurales y de largo plazo que apunten a diversificar su matriz productiva.
El caso de la Región de La Araucanía resulta más alentador.
Desde la Seremi del Trabajo y Previsión Social explican que ha aumentado el número de personas ocupadas respecto al año anterior, potenciado por el sector formal. Los rubros que más incrementaron su nivel de empleo fueron el silvoagropecuario (9.028), comercio (6.445), industria manufacturera (3.996) y enseñanza (2.681), según los estudios permanentes del Observatorio Laboral de La Araucanía.
Este análisis destaca la reducción de la informalidad en las personas que trabajan de manera independiente, tasas que dicen relación con la implementación de la Ley de Cumplimiento Tributario.
“Visualizamos un escenario donde se mantiene la estructura económica, con poco dinamismo en la instalación de empresas, lo que es un desafío a nivel regional, sobre todo cuando pensamos en los territorios de menor desarrollo económico”, detallan.