Ayer, a primera hora, Herman Chadwick Larraín asumió como síndico de la quebrada distribuidora Rabié. Como primer paso a seguir, el abogado debe ordenar las acreencias y tiene que resolver la fórmula de una eventual enajenación de activos de la firma.
El síndico habló con Diario Financiero y estimó que la primera junta de acreedores no será este mes, y se concretaría recién en septiembre.
En cualquier caso, fuentes conocedoras del proceso han puesto en duda la continuidad del giro de la empresa que cuenta con más de mil trabajadores. “La firma no sólo no tiene liquidez sino que además casi todos sus activos están como garantía de otras operaciones financieras”, aseguraron. Mismas fuentes comentan que la continuidad del giro depende de que BCI inyecte recursos frescos para capital trabajo.
A pesar de lo anterior, Chadwick señaló que inicialmente estará enfocado en intentar la continuidad de giro de la empresa. “Esta semana incautaremos activos – la bodega en Santiago- y también viajaré a Chillán para desvincular y a su vez recontratar a 1.200 trabajadores”, dijo el abogado.
Acreedores
La empresa de Chillán se declaró en quiebra la semana pasada tras una larga crisis financiera.
Según BCI, la deuda de Rabié asciende a unos US$ 150 millones. De ese monto, sólo el 20% corresponde a deudas del grupo con la entidad financiera. Otros acreedores importantes son el banco Santander, Banco de Chile, Scotiabank y BICE, además de varios proveedores, entre ellos las firmas de consumo y alimentos, Unilever, Carozzi, Iansa,Tresmontes Luchetti y CMPC.