El Royal Bank of Scotland (RBS), propiedad
del Estado británico en 70%, anunció hoy una pérdida
neta de US$1.762 millones en el primer semestre del año, 26% más que en el mismo
periodo de 2008.
En un comunicado a la Bolsa de Londres, el banco con sede en
Edimburgo precisó que tenía una deuda tóxica (impagada o de difícil
cobro) y depreciaciones de activos por valor de unos 7.520 millones
de libras (US$12.717 millones).
El presidente ejecutivo, Stephen Hester, reconoció que los
resultados semestrales, tal como habían advertido, son "pobres",
pero se mostró confiado en el futuro del banco, aunque advirtió que
"no habrá curas milagrosas".
El RBS fue uno de los bancos británicos más afectados por la
crisis crediticia, perjudicado sobre todo por la ambiciosa compra
del holandés ABN Amro en 2007.
Debido a sus problemas de liquidez, en octubre de 2008 tuvo que
recurrir a un aval del Estado, una operación que costó a las arcas
públicas unos 20.000 millones de libras (US$33.824 millones).
Su pérdida el año pasado fue de 24.137 millones de libras (US$40.820 millones), la mayor de la historia empresarial británica.