No fue inesperado, pero tampoco suponían los abogados Luis y Juan Pablo Hermosilla que en tres días morirían su padre -el penalista Nurieldín Hermosilla (93)- y su madre, Luz Elena Osorio (92).
Luis Hermosilla cumple arresto domiciliario desde el 6 de junio en su casa en Vitacura. Llegó allí primero el 20 de marzo, cuando se le revocó la pena, tras 205 días recluido en prisión preventiva en Capitán Yáber; pero el 31 de ese mes le revocaron la cautelar y regresó al penal por otros 67 días. Esto, tras su formalización por el Caso Audio, donde fue acusado de soborno, delitos tributarios y lavado de activos.
El caso explotó hace casi dos años —en noviembre de 2023— cuando Ciper publicó la grabación de una conversación entre el penalista, Leonarda Villalobos y Daniel Sauer, que desembocó en una investigación con diversas artistas y que terminó salpicando a políticos, empresarios y al poder judicial tras la apertura de los Whatsapp de Hermosilla.
Por la muerte de su padre el 3 de octubre, el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago lo autorizó a salir durante el proceso fúnebre. Así el penalista pudo salir de su domicilio entre el viernes y el domingo de la semana pasada.
Quienes conocen a Luis y estuvieron con él en el funeral -que se llevó a cabo en el Parque del Recuerdo- comentan que el abogado estaba “muy afectado” y que lo acompañaban, además de su señora, sus nietos de 12 y 10 años. Su hija Daniela, PhD en Historia del Arte, vive en Berlín y su hijo, el sociólogo Juan Cristóbal, estaba de viaje fuera de Chile.
Nurieldín y Luis Hermosilla tenían una relación especial, “eran muy cómplices”, comenta una persona que los conoció en profundidad. El hijo no sólo siguió la profesión del padre. Militó como él -aunque a destiempo, cuando el progenitor ya estaba en contra de la UP- en el Partido Comunista. Solían hablar de política, de actualidad, de derecho, y de temas sentimentales. Cuentan que Nurieldín le decía al hijo que lo consideraba conservador.
Durante los 272 días que Luis Hermosilla estuvo recluido en Capitán Yaber no vio a su padre. Desde hace unos tres años que el penalista estaba con problemas de salud y hace un mes tuvo un infarto.
Sin embargo, cuentan en su entorno, una semana antes de morir, se apersonó en la casa de su primogénito, vistiendo un elegante pantalón y chaqueta, acompañado de su enfermera. En la conversación -comentan personas que hablaron con Luis-, el padre le dijo que estaba de acuerdo con la estrategia de defensa que estaba llevando a cabo. Y le recomendó tener paciencia. No apurarse.
Además, a través de una videollamada, se comunicaron con Daniela Hermosilla, quien estaba acompañada de su hija, y luego hicieron lo mismo con Juan Cristóbal. Padre e hijo quedaron de verse a la semana siguiente. Sin embargo, a las 10:30 am del viernes Nurieldin murió.
Cuando aún procesaba la muerte del padre, el lunes lo llamó su hermano Juan Pablo para decirle que su madre había muerto. Con ella, el abogado había estado un par de veces tras su salida del penal -la última hacía un mes- y otra vez en Capitán Yáber. Según cuentan testigos, terminada la visita al penal, no quería irse y se quedó hasta quedarse dormida en su silla de ruedas.
La relación de Luis Hermosilla con su madre era “de puro afecto”, describe un cercano. Con ella no hablaba de política, ni de contingencia, sino de temas personales.
El Cuarto Juzgado volvió a aprobar el levantamiento del castigo por otros tres días: entre el lunes y el miércoles de esta semana. Sin embargo, el abogado ocupó el permiso sólo hasta el martes, día en el que se llevaron a cabo los funerales de su madre en el cinerario del Parque del Recuerdo. Luz Elena es la única católica del clan -Nurieldín, Luis, Juan Pablo y Nuriluz son agnósticos-, por lo que fue despedida con una misa en la Parroquia de la Natividad del Señor, en La Reina.
Cercanos al penalista comentan que a la muerte de sus padres se le sumó la de Jorge Tocornal, de quien fue muy cercano, ya que lo representó en su caso por violación y abuso sexual de sus hijos. “Fueron tres pérdidas duras para él”, dice un amigo.
Entre quienes han acompañado al abogado en estos dos últimos años, tras el estallido del Caso Audio, están sus antiguos amigos del Instituto Nacional y los de Derecho en la Universidad Católica. Además, viejos compañeros del Partido Comunista, como Sergio Muñoz Riveros y Estela Ortiz. También ha estado en permanente contacto con el exsubsecretario Manuel Monsalve, de quien se hizo muy cercano en Capitán Yaber. Su mujer, de hecho, viajó por el día desde Viña del Mar -donde vive con Monsalve, quien también se encuentra con arresto domiciliario- para asistir al funeral de Nurieldín.
En el entorno de Hermosilla cuentan que por estos días, además de leer mucho, está en una etapa de procesar y reflexionar lo vivido. Que durante el primer periodo simplemente tuvo que seguir adelante y que recién está en un proceso de introspección y de conversación con muchas personas que lo visitan. Y que está estudiando en profundidad la carpeta de su caso. Agregan que no descarta -una vez que le cambien la cautelar a reclusión nocturna, lo que solicitará en las próximas semanas- volver a trabajar en una oficina.