Perú, una de las economías que ha venido registrando mejor desempeño en América Latina en los últimos años, fue también una de las más afectadas por los escándalos de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht, que ha arrastrado además a sus socios locales.
Pero ahora, la economía andina está enfrentando otro inesperado shock, y esta vez se trata de un fenómeno natural: el denominado “Niño Costero”.
El evento climático, el peor desde 1998, está teniendo un impacto devastador sobre la población, la infraestructura y también está recortando las perspectivas económicas. Incluso está teniendo repercusiones políticas, afectando la aprobación del gobierno. Y lo peor es que todo apunta a que la tormenta perfecta va a continuar.
Hace menos de medio año el gobierno peruano proyectaba que el crecimiento en 2017 podría llegar a 5%. Para impulsar este repunte, el presidente Pedro Pablo Kuczynski apostaba en gran medida a un masivo proyecto de inversión en obras públicas. Sin embargo, las revelaciones de corrupción en Odebrecht y la clase política paralizaron varios de los multimillonarios contratos. El impacto de los escándalos fue tan significativo que, según el propio mandatario, este puro factor restaría hasta un punto al PIB.
Ahora, a eso se suma el castigo de la naturaleza, que reduciría el crecimiento en otros dos puntos. Se estima que los daños provocados por las inundaciones y aluviones tendrán un costo de hasta US$ 5.330 millones, tras destruir casi 8.500 kilómetros de carreteras, dañar o derribar 640 puentes y estropear casi 60.000 hectáreas de terrenos para la agricultura y minería, los principales sectores económicos del país.
Golpe al corazón
Desde que El Niño comenzó a golpear las áreas costeras y centrales de Perú en diciembre, el saldo hasta el 30 de marzo era de al menos 98 muertos y más de 32.000 viviendas inhabitables.
De las 58.000 hectáreas arrasadas, más de 13.000 que estaban destinadas a la producción de arroz, fruta, maíz, algodón, resultaron completamente destruidas. Las pérdidas agrícolas solo en cuatro regiones norteñas –Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad– podrían ascender a US$ 262 millones.
Los analistas ya están advirtiendo que la escasez de alimentos impactará en la inflación. Scotiabank duplicó su estimación para el alza de precios en marzo a 1%, la cifra más alta desde el mismo mes de 2008. Sin embargo, la mayor preocupación son los agricultores, que enfrentan problemas de financiamiento. Según Yanina Cáceres, directora de negocios de la consultora de riesgos Sentinel, solo en la zona metropolitana más de 73 mil pequeños y medianos productores tendrán que refinanciar sus créditos.
En el caso de la industria pesquera, otro de los principales sectores de la economía que han sido golpeados por El Niño, el fenómeno reduciría las capturas de anchoveta en casi 25%, mientras que la producción de bivalvos caería 80%. En el área minera, una de las más emblemáticas, la destrucción de rutas está afectando las cadenas de logística.
Freno al crecimiento
El gobierno dijo que tendrá las primeras evaluaciones del impacto este mes, pero los expertos independientes ya tienen sus cálculos. Según el presidente de la consultora Maximixe, Jorge Chávez, los gastos para recuperar la infraestructura pueden llegar a US$ 5.330 millones. Según las estimaciones más conservadoras de Macroconsult, la cifra sería de US$ 3.124 millones.
Tomando en cuenta el efecto del desastre, el banco central rebajó a fines de marzo sus pronósticos de crecimiento para este año a 3,5% desde el 4,3% esperado en diciembre. El déficit fiscal, en tanto, ascendería a 2,8% del PIB comparado con 2,6% en 2016 y con la meta del gobierno de 2,5%.
Pero los analistas señalan que el gobierno no debería esperar un crecimiento de más de 3% . Según Chávez, la cifra hasta puede caer a 2,4% si El Niño se prolonga hasta mayo, algo prácticamente seguro, según el propio Comité Multisectorial encargado del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen). Sin embargo, la institución espera que las lluvias sean “moderadas”.
No obstante, la mayoría de los expertos destaca que la economía peruana tiene buenas bases que le permitirán retomar el dinamismo. “Por supuesto, no deberíamos ser demasiado pesimistas. Los sólidos fundamentos y la gestión responsable no se desvanecen, y prevemos un crecimiento anual de entre 3,5% y 4% para el resto de la década”, afirmó la analista para Latinoamérica de Maplecroft, Katie Micklethwaite, en una entrevista a Forbes.
Gobierno cuestionado
Mientras tanto, el gobierno de PPK –sumergido en los escándalos de corrupción y bajo un creciente fuego de la oposición– está enfrentando ahora nuevas críticas por su manejo de la crisis.
El jefe de Estado se ha negado a declarar el estado de emergencia nacional, argumentando que no todas las 26 regiones del país fueron afectadas y que aprobar poderes excepcionales podría generar una nueva cadena de sobornos. La medida molestó a la oposición que tomó sus declaraciones como una velada denuncia de corrupción en los gobiernos regionales.
Otro punto cuestionado es que el mandatario, que prometió primero centralizar todas tareas, luego se arrepintió, diciendo que no habrá un “zar de reconstrucción” y que las labores serán encargadas a los ministerios respectivos.
Sus detractores también está presionando al Ejecutivo para que cancele los Juegos Pan-Americanos que se celebrarán en la capital en 2019 como un gasto superfluo, y destinar los fondos a la reconstrucción. PPK se ha negado, señalando que hay suficientes recursos y que la decisión dañaría la imagen del país.
Dudas por reconstrucción
No existe claridad sobre el tiempo que tomará reconstruir. Mientas el presidente pronosticó que tardará un año, el Ministerio de Transporte cree que serán al menos tres.
Y otra duda es quién va a reconstruir, con las principales constructoras como Graña y Montero, ICCGSA, y JJC cuestionadas por los casos corrupción.

LA POLÉMICA DE LOS PUENTES "DE PAPEL"
"Los puentes que se construyeron en el siglo XVII todavía están en pie y los que se construyeron en los últimos años se caen", dijo el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, tras visitar las zonas damnificadas del país a finales de marzo. El mandatario se refería al emblemático puente peatonal Solidaridad sobre el río Rimac de Lima.
La obra, construida en 2010 utilizando tecnología moderna y que costó a la ciudad US$ 1,1 millón, se desplomó sin lograr soportar la presión del agua el 16 de marzo. En cambio, otros dos puentes –Piedra y Balta–, construidos en 1610 y 1869, respectivamente, se mantuvieron en pie.
Más polémica agrega a esta situación el hecho de que la construcción fue ordenada por el alcalde opositor, Luis Castañeda Lossio.
El parlamentario oficialista, Salvador Heresi, llamó la semana pasada a investigar al político por haber "construido puentes de papel y que han terminado haciendo el ridículo frente a construcciones del siglo XVI". Lossio, a su vez, dijo al diario El Comercio que "la ingeniería tiene un límite que siempre es superado por la naturaleza".