Internacional

El impacto disparejo del alza en los precios

Cuando los precios de los alimentos aumentan más rápido que la inflación en general, le quitan ingresos reales a los pobres.

Por: | Publicado: Miércoles 24 de noviembre de 2010 a las 05:00 hrs.
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A veces se define la palabra inflación diciendo que es un aumento universal de precios en toda una economía. Sin embargo, los efectos de la inflación pocas veces son universales. En el mundo emergente, por ejemplo, es causa de preocupación en creciente. Los controles de capital, y las perspectivas de políticas de ajuste o, incluso, de controles sobre los precios, inquietan a los inversionistas.

Pero el mundo, como totalidad, no corre riesgo de sufrir inflación. En la eurozona, Japón y Estados Unidos –que conjunto representan más de la mitad de la economía mundial– el nivel general de precios tiene dificultades para subir aunque sea mínimamente. Los precios de muchos sectores individuales están cayendo. En EE.UU., los precios al consumidor excluyendo energía y alimentos treparon apenas 0,6% en el último año –la tasa más baja en los 53 años en que se hace esta medición. Los precios también siguen declinando en Japón. Sólo en la eurozona hay alzas, aunque siguen bajo el 2%.

Las experiencias contrastantes de las naciones ricas y las emergentes tienen una causa común: el estímulo monetario de las economías ricas rezagadas cuyos sistemas bancarios están quebrados. Las compuertas de liquidez de los bancos centrales, que siguen totalmente abiertas, bajan las tasas para aquellos con acceso al crédito, pero no para aquellos que son mantenidos a distancia por bancos ansiosos por mantener su proceso de desapalancamiento. Cuando los que tienen dinero tienen más de lo que necesitan, y los que no tienen no pueden acceder a él, no es sorprendente que esa liquidez encuentre la forma de llegar a otras partes del mundo.

Pero algunos de los que se quejan diciendo que lo único que EE.UU. exporta en estos tiempos es inflación, deben mirar sus propias acciones. Beijing, en particular, no puede señalar a los demás. A diferencia de la mayoría de los países emergentes, China no ha liberalizado su cuenta de capitales y puede aislarse de los flujos de dinero extranjero. Pero su estímulo impulsado por el crédito compite en pie de igualdad con el de la Reserva Federal.

A los países ricos les vendría bien un poco más de inflación; a los pobres, les vendría bien un poco menos. En cualquier caso, el índice no es aún ni tan bajo ni tan alto como para ser desestabilizante. Pero sí lo puede ser su composición: los alimentos se están volviendo más caros a un ritmo peligrosamente rápido. Cuando los precios de los alimentos aumentan más rápido que la inflación en general, le quitan ingresos reales a los pobres. En las economías ricas deprimidas, esta es una carga más para los que ya sufren por la pérdida de empleo o los recortes en el gasto público. En los países pobres, sus efectos pueden ser de vida o muerte - para la gente y también para el orden social.

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