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Arresto de reputado operador expone prácticas ilegales en el mercado del arte

Las multimillonarias transacciones se realizan a veces sin contratos escritos.

Por: Cynthia O'Murchu | Publicado: Viernes 10 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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En una mañana de febrero, Yves Bouvier llegó a la casa en Mónaco de uno de sus mejores clientes. Él esperaba a Dmitry Rybolovlev, el multimillonario ruso propietario del equipo de fútbol AS Monaco y ex dueño de la minera Uralkali, para que le pagara decenas de millones por el cuadro de Mark Rothko, N° 6 (Violet, Vert et Rouge).

Bouvier, dueño de Natural Le Coultre, una de las compañías especializadas en almacenaje y transporte de arte más grandes del mundo, le había vendido a la familia Rybolovlev en la última década. Con su ayuda, habían amasado una colección de piezas valorada en US$ 2 mil millones, incluyendo obras de Leonardo da Vinci, Amedeo Modigliani y Henri de Toulouse-Lautrec. "Es la colección más linda del tercer milenio", dijo Bouvier en una entrevista con Financial Times. Compradas con fines de inversión, las obras fueron guardadas en las amplias instalaciones libres de impuestos de Bouvier.

Pero la fructífera relación terminó ese día de febrero. Antes de que hubiera cruzado el umbral, Bouvier fue arrestado y luego acusado de fijación de precios y lavado de dinero por las autoridades en Mónaco. Se había presentado una demanda semanas antes por parte de abogados actuando en nombre del fideicomiso de la familia Rybolovlev. "Fui emboscado y colocado en un gulag", dijo Bouvier después de ser liberado tras el pago de una fianza de 10 millones de euros.

La noticia de su arresto sacudió al mundo del arte, que ha sido cautivado por una disputa que enfrenta a uno de los operadores mejor conectados de la industria con un hombre que ha logrado miles de millones en la minería de potasio. El caso entrega una luz sobre cómo se compran las obras de arte más codiciadas del mundo -a través de una serie de transacciones por medio de empresas offshore- antes de desaparecer dentro de bóvedas de máxima seguridad ubicadas en zonas libres de impuestos conocidas como puertos francos.

Generó preguntas sobre si la oscuridad de muchas transacciones, y la falta de transparencia sobre la propiedad, los compradores y los vendedores, deja al mercado vulnerable a la manipulación. La disputa muestra cómo las ventas de arte multimillonarias se realizan con poca supervisión y, según la demanda, sin contratos de venta escritos.

El ascenso de Rybolovlev como coleccionista de arte coincidió con un sorprendente auge en el mercado de arte. Las ventas anuales de arte se estiman en 47 mil millones de euros en 2013, un alza respecto de los 18 mil millones de euros en 2003, según la Fundación Europea de Bellas Artes. El crecimiento ha sido impulsado en parte por el aumento sostenido en multimillonarios recién forjados en los mercados emergentes, y también por la búsqueda de los inversionistas por activos "reales" en una era de tasas de interés ultra bajas.

A medida que las obras de arte se asemejan a otro tipo de activos -son usados como colateral para préstamos o como una forma de diversificar un portafolio- hay llamados a regularlas como a otros productos financieros. Nouriel Roubini, el economista conocido por predecir la burbuja de crédito, dijo que el mercado de arte es propenso al abuso a través de "operaciones de rutina sobre uso de información privilegiada". Afirmó que el arte se usa generalmente para evadir impuestos y para el lavado de dinero.

"Se puede comprar algo por medio millón de dólares, no mostrar un pasaporte y enviarlo. Muchas personas están usándolo para lavar dinero", declaró Roubini, un apasionado coleccionista de arte, a un panel convocado por FT en Davos en enero. Fuentes de la industria aseguran que las acusaciones de Roubini son exageradas, aunque un informe de Deloitte sobre arte y finanzas nombra a la falta de regulación y transparencia como desafíos para la industria en expansión del financiamiento de arte. La visión de Roubini es compartida por oficiales de policía que investigan casos criminales, que dicen que el arte ha sido un método de prueba del lavado de dinero o el almacenamiento de riqueza.

Fue sólo por casualidad que Rybolovlev descubrió que su familia pudo haber pagado de más por una obra de Modigliani. En un almuerzo con el asesor de arte Sandy Heller descubrió que el multimillonario Steven Cohen de SAC Capital Advisors había vendido la pieza por US$ 93,5 millones. El fideicomiso Rybolovlev pagó US$ 118 millones por la pintura.

Abogados del fideicomiso Rybolovlev acusan a Bouvier de quedarse con la diferencia y obtener ganancias similares con la venta de docenas de otros cuadros. Bouvier niega las acusaciones. Sus abogados argumentan que realizó la transacción como un operador, en lugar de un agente de parte del fideicomiso Rybolovlev. "Compré al mejor precio y fui capaz de vender al mejor precio", dijo Bouvier a FT.

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