El presidente Barack Obama canceló las conversaciones con su homólogo ruso Vladimir Putin el próximo mes, destacando el deterioro de la relación entre los dos poderes después de la saga del informante de la Agencia de Seguridad Nacional (CIA) Edward Snowden.
La Casa Blanca dijo ayer que Obama asistiría a la cumbre del G20 en San Petersburgo en septiembre, pero que se saltaría una cumbre con Putin en Moscú, en parte por la “decisión decepcionante de Rusia” de concederle asilo temporal a Snowden la semana pasada.
La Casa Blanca detalló una serie de otras áreas donde dice que no ha habido suficiente progreso diplomático, incluyendo la defensa antimisiles, el control de armas y los derechos humanos. En una aparición en el programa Tonight de NBC el martes, Obama dijo: “ha habido momentos donde retroceden a una mentalidad de la guerra fría”.
Obama también criticó una nueva ley rusa que reprime el activismo por los derechos homosexuales, diciendo que él “no tiene paciencia con países que intentan tratar a los gays, lesbianas y personas transexuales de forma que los intimidan o son perjudiciales para ellos”.
La decisión de la administración Obama está siendo presentada como un desaire relacionado con Snowden para Putin, que podría haber obtenido beneficios políticos por la visita del presidente de EEUU.
Pero el furor por Snowden es también un golpe potencialmente duro a los planes diplomáticos de EEUU con la administración Obama, destacando la cooperación con Rusia como un elemento central en su acercamiento a Siria e Irán.
Dmitri Trenin, director del Centro Carnegie de Moscú, dijo que el único paralelo en el que él podría pensar fue cuando el líder soviético Nikita Khrushchev canceló una cumbre con Dwight Eisenhower en 1960 después del incidente con un avión espía estadounidense.