Por Hugh Carnegy
París
Como si no tuviera suficientes problemas con una economía débil y bajos índices de aprobación, el presidente francés François Hollande se vio obligado a reaccionar el viernes públicamente ante las acusaciones de que estaba teniendo un romance con una actriz.
Hollande, el presidente más impopular de la postguerra, está cargado de problemas, desde el desempleo al despliegue de tropas francesas en la República Centroafricana. El supuesto romance será una inoportuna distracción cuando se enfrente a los medios en una rueda de prensa mañana, la que tiene la intención de persuadir al público de que está transformando la economía.
Pero no hay certeza de que la noticia puede dañar aún más su imagen. Los presidentes franceses siempre han sido conocidos por sus agitadas vidas amorosas, sin costo alguno para su popularidad. Las inclinaciones de Jacques Chirac le valieron un apodo colorido y despectivo. Valéry Giscard d’ Estaing una vez se estrelló con su coche contra un camión de la leche en la madrugada en una visita a un amante. François Mitterrand tuvo una hija con una amante de muchos años.
Hollande emitió su declaración después de que una revista de chismes llamada Closer publicó un informe que alegaba que el presidente estaba teniendo una aventura con Julie Gayet, una actriz de cine.