Monte dei Paschi: el último escándalo financiero italiano que involucra al presidente del BCE
Mario Draghi en el centro de la polémica.
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El jueves, la policía italiana detuvo a Gianluca Baldassarri, ex jefe financiero de Monte dei Paschi, acusado de obstrucción a la justicia por ocultar un documento relacionado con una investigación criminal que están llevando a cabo las autoridades de la península.
Baldassarri es el primer sospechoso en ser arrestado en el último escándalo que sacude a Italia, que involucra al banco más antiguo del mundo y que se remonta a 2006, cuando Monte dei Paschi di Siena realizó una transacción de derivados con JPMorgan denominada Nota Italia. Al año siguiente, la entidad pagó 9 mil millones de euros para comprar el banco Antonveneta, que meses antes había sido adquirido por el banco español Santander en 6.600 millones de euros.
Como una forma de apuntalar una base de capital que había sido severamente debilitada por la compra de Antonveneta, Monte Paschi llevó a cabo operaciones de derivados con Deutsche Bank en 2008 y con Nomura en 2009, llamadas Santorini y Alexandria, respectivamente.
El descubrimiento de las pérdidas ocasionadas por estas polémicas transacciones -que ascienden a 730 millones de euros (US$ 987 millones), según informó el banco hace unos días- se produjo recién en octubre del año pasado, luego de que la nueva administración se hiciera cargo de la institución.
El rol de Draghi
Si bien Mario Draghi no era uno de los ejecutivos de Monte Paschi, su figura ha sido implicada en la polémica, porque entre 2006 y 2011 -justamente el período en que desencadenaron estos hechos- el economista era el jefe del banco central de Italia.
La primera vez que el Banco de Italia se mostró preocupado por el estado financiero de Monte Paschi fue en 2008, cuando revisó la compra de Antonveneta. Eso llevó a dos inspecciones completas que comenzaron en 2010. La inquietud del ente emisor llegó a tal punto que en marzo de 2012 le notificó a la justicia sobre las irregularidades.
En mayo del año pasado, la fiscalía inició investigaciones criminales para determinar si es que el banco -el tercer mayor prestamista de Italia por activos- pagó sobornos para adquirir Antonveneta y si es que manipuló sus cuentas para ocultar las pérdidas.
El senador opositor Elio Lannutti, afirmó al periódico británico Financial Times que el Banco de Italia quería mantener en secreto sus descubrimientos para no perjudicar el ascenso de su entonces gobernador Draghi a la presidencia del BCE.
Draghi se ha defendido de las críticas por su rol como supervisor bancario diciendo que “el Banco de Italia ha hecho todo lo que debería” hacer y mencionando que la institución no tenía los poderes suficientes para remover a los administradores o para perseguir delitos criminales.
Si Mario Draghi no hubiese asumido como presidente del Banco Central Europeo en 2011, es probable que el caso hubiera quedado confinado al territorio italiano. Sin embargo, como máxima autoridad financiera de Europa, la polémica ha tenido implicancias continentales, especialmente si se considera que Draghi será el encargado de asumir el rol de supervisor de toda la banca europea en 2014.